CHOQUE DE ESTRATEGIAS
No está claro si es el ex Presidente Piñera quien se aleja
de la Alianza, la fuerza que le dio su apoyo para que fuera elegido o si es al
revés. El distanciamiento se hizo más evidente que nunca después de sus
críticas en España al gobierno de Michelle Bachelet.
Pese a sus inocultables diferencias, Renovación Nacional y
la UDI y las fuerzas que se han escindido de la antigua coalición de gobierno,
han comprendido con rapidez que es mejor negociar y seguir vigentes en la vida
política que condenarse al ostracismo. Es, claramente, la lección final que
deja la derrota en las elecciones del año pasado.
Al parecer, no ocurre lo mismo con Sebastián Piñera. Una y
otra vez salta a la palestra con una actitud propia de un triunfador y no la de
un derrotado. En el mundo de los negocios, donde ha tenido tantos éxitos, esta
parece una buena estrategia. Pero no en política.
Aunque apenas unos días antes había suscrito la tradicional
doctrina de que “no es conveniente que un expresidentes hable de Chile estando
fuera de Chile”, en Madrid se dio “una vuelta de carnero” según El Mercurio. En
una polémica intervención en la capital española, planteó su convicción de que
las reformas del nuevo gobierno "van en contra de la filosofía de la
libertad". En apoyo de su negativa visión afirmó que en los tres primeros
meses del actual gobierno, el crecimiento económico "ha caído a la
mitad" y se han perdido 60.000 empleos.
El gobierno no se desentendió de la crítica. Apeló sobre
todo a lo que se ha constituido en doctrina: las críticas se formulan en casa y
no al otro lado del océano. Según el ministro secretario de gobierno, Álvaro
Elizalde, rige además un principio de prudencia: “Lo que los chilenos esperan
es que (Piñera) esté a la altura, que se comporte con la prudencia de un ex
Presidente más que con la ansiedad de un precandidato”. Agregó el portavoz de
gobierno: “Que yo recuerde, nunca un ex mandatario ha usado un foro
internacional para criticar desde fuera del país a Chile”.
Las declaraciones de Piñera, sostuvo Elizalde, “demuestran
una profunda desconexión de lo que realmente acontece en el país, porque
mientras critica la reformas del gobierno sus propios parlamentarios se suman a
la reforma tributaria”.
Este punto es, sin duda, el más revelador del creciente
abismo que separa las posturas del ex Presidente y sus ex socios políticos.
Como ha ido quedando claro en los últimos días, la oposición no ha
protagonizado una “vuelta de carnero” propia, pero se ha abierto a mayores
acuerdos.
Ello no será fácil. Dentro de la Nueva Mayoría hay quienes
quisieran revivir el eslogan de “Avanzar sin transar”: temen un retroceso en el
programa de gobierno de Michelle Bachelet y, derechamente, hablan de
“traición”.
En la vereda del frente también hay críticas. Es la crisis
de los “nuevos liderazgos” que se proclamaron en un momento.
Si se recuerda que la política es el arte de lo posible, es
evidente que el propio Piñera y una parte de la oposición juegan a potenciarse
rechazando cualquier acuerdo. Lo mismo creen algunos disidentes de la coalición
gobernante. Pero puede ser una apuesta equivocada.
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