5-11-13-KRADIARIO-877
EL REALISMO DE QUIEN VA A TRIUNFAR
Por Abraham Santibañez
El 11 de marzo próximo, tras su juramento en Valparaíso, Michelle Bachelet volverá a La Moneda. Las últimas encuestas apuntan a un éxito en primera vuelta, este 17 de noviembre. Pero, si no fuere así, no hay dudas de que triunfará definitivamente en el balotaje de diciembre.
El 11 de marzo próximo, tras su juramento en Valparaíso, Michelle Bachelet volverá a La Moneda. Las últimas encuestas apuntan a un éxito en primera vuelta, este 17 de noviembre. Pero, si no fuere así, no hay dudas de que triunfará definitivamente en el balotaje de diciembre.
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Desde que empezó la campaña –desde mucho antes, en realidad- la candidata de
la Nueva Mayoría ha sido atacada implacablemente desde el extremo anarquismo y
la extrema derecha. Roxana Miranda ha insistido una y otra vez en descalificar
a quienes la apoyan como “La Nueva Pillería”, chiste propio del
anonimato de las redes sociales. En un plano aparentemente muy diferente, el
comentarista Gonzalo Rojas habló ex cathedra como ya no lo hace ni siquiera el
Papa: “Ha llegado el momento de decirlo: quien vote por Bachelet
simplemente ha renunciado a su impronta cristiana, a su proyecto de vida
cristiana, a su destino cristiano”.
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Hay más, por supuesto, pero nada, hasta aquí ha afectado fundamentalmente a
la ex (y futura) Presidenta. Difícilmente podrían tener éxito otros argumentos,
aunque fueran más racionales, en las menos de dos semanas que quedan de campaña.
Michelle Bachelet no es incombustible. Es un ser humano que, como todos, ha
tenido vacilaciones y ha cometido errores, Pero tiene un innegable carisma que
la hace querible y una racionalidad que pocos ponen en duda.
Es posible que no logre cumplir su programa por completo.
Ya sabemos –pese a que en el fragor de estos días casi no se habla de ello-
que sin un apoyo mayoritario en el Congreso habrá proyectos que no se podrán
concretar. Ello explica su énfasis en ganar en primera vuelta pero, sobre todo,
lograr una contundente mayoría en ambas cámaras.
También permite entender el realismo de Ernesto Ottone (“Es el
programa de alguien que va a gobernar”) y de Genero Arriagada quien hace
ver que los críticos quisieran “un corsé de hierro”:
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“No comparto esa opinión, agregó consultado por El Mercurio. Un programa presidencial debe tener una dosis razonable de ambigüedad y eso no solo lo hace más creÍble sino que respeta la función de la política y
el rol del estadista, que eso es lo que debe ser el presidente de la República”.
Sería una pena si así fuese. No sé detrás que luna están quienes siguen pensando que la concertación/nueva mayoría va a llevar a cabo cambios sustanciales. ¿No se dan cuenta que han gobernado y pretenden seguir gobernando manteniendo el status quo del sistema socio-económico impuesto por la dictadura? ¿Por que creen que los derechos de los trabajadores quedaron atrapados en una ley laboral que de protección de derechos de los trabajadores nada tiene? ¿Por que creen que se instalaron las AFP como sistema de pensiones que lo único que ha logrado es un enriquecimiento inmoral de sus dueños dejando a nuestros viejos con pensiones inaceptables? ¿Porque se cambiaron leyes por decreto presidencial, sin consultar al parlamento, para dar paso libre a la instalación de termoeléctricas en áreas verdes de protección? ¿Porque creen que se aplica tanta violencia para silenciar las legitimas protestas y demandas de los distintos estratos de la sociedad que se han visto privados de sus derechos y ahora reclaman por ellos? ¿Que explicación me pueden dar? Y ahora, que por primera vez se presentan verdaderas alternativas, mis compatriotas, se conforman de que la cosa ya está decidida y se alegran de que volverá a gobernar el antiguo grupo, ya que la derecha lo hizo tan mal? Honestamente, encuentro que la derecha no lo hizo peor que la concertación en 20 años, no fue más mesquina. Ojalá exista una buena cantidad de personas dispuestas a dar el paso este 17N y que valla a votar por las alternativas que abren la oportunidad de un nuevo acuerdo de sociedad, un acuerdo que se puede alcanzar de manera honesta solo con una asamblea constituyente democrática, social, de participación proporcional con representación de todos los estratos de la sociedad. La "nueva pillería" no me parece ser precisamente la más indicada para esta tarea, se le sale de los poros que quiere impedir este paso. Pero yo seguiré confiando y apoyando desde afuera o donde sea que esté para que se de ese momento histórico que muchos anhelamos, un acto de máxima emancipación, en que los habitantes de un país que se identifican con esa nacionalidad común que es Chile diga por primera vez en su historia como quiere vivir, bajo que reglas, cuales acuerdos y que sistema. Y que partiendo de esa máxima expresión de soberanía se defina el ordenamiento y las instituciones, con sentido común y no discriminatorio, al servicio de los ciudadanos, bajo el principio de la solidaridad. La transformación vendrá, nadie la detiene. Entra por inercia y es una ley natural. Cuando la injusticia alcanza niveles insoportables finalmente el pueblo rompe las cadenas y se libera y lucha por su libertad. Eso está ocurriendo ahora y es muy bueno.
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