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martes, 12 de noviembre de 2013

12-11-13-KRADIARIO-878

EL DUDOSO FINANCIAMIENTO DE LAS CAMPAÑAS Y EL BINOMINAL QUITAN LAS GANAS DE IR A VOTAR

Por Walter Krohne

Es difícil concurrir a las urnas para votar por uno de los candidatos a presidente o a parlamentarios sin saber a ciencia cierta quién  o quiénes  están detrás de ellos para indicarles tras las elecciones cómo deben decidir en La Moneda o votar en el Congreso a fin de  no dañar los intereses de las empresas privadas donantes de fondos para sus campañas.
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Quizá parezca un poco raro este planteamiento,  porque es sabido que en Chile siempre la democracia ha funcionado así con platas oscuras o invisibles que van de un lugar a otro, movimientos de los cuales los electores no tienen idea.

En el Servicio Electoral saben perfectamente que el gasto de algunos candidatos o candidatas  en propaganda ha sido mucho más voluminoso del que seguramente los distintos comandos van a declarar al final. Esto ya ha ocurrido varias veces antes,  sin embargo hoy la competencia es mucho mayor y se nota más con nueve postulantes a la Presidencia de la República.

Desde ya la propaganda de los candidatos aumentó en un 123% desde la última semana de septiembre hasta la primera de noviembre  (Mercurio 10.11). Se estimó que el 21 de octubre se pudo constatar el día en que más letreros hubo en las calles de Santiago, con cerca de 3.000.

Evelyn Matthei puso el grito en el cielo al decir que “para todo el mundo es absolutamente evidente que Michelle Bachelet ha tenido al menos tres veces más dinero que nosotros. Agrego que nosotros vamos a mostrar todo y espero que todos muestren todo”.

Con estupor nos enteramos este año de que la diputada independiente por Iquique Marta Isasi había recibido de la empresa Corpesca, del Grupo Angelini,  25 millones de pesos para financiar su campaña pasada en 2009 bajo la condición de que diera su voto a favor de la Ley de Pesca. Es lo que se dijo y se ventiló en la Comisión de Etica de la Cámara de Diputados. El escándalo fue mayúsculo cuando en dicha instancia se supo que la empresa autora del soborno había entregado un borrador, en el marco de las cuotas pesqueras, que la diputada debía exponer como discurso propio en la sala parlamentaria.

La misma investigación indagó un correo electrónico enviado el 17 de marzo de 2010 por la Compañía Pesquera Camanchaca, en la cual se le pide a Marta Isasi que use sus buenos oficios con la autoridad para que se adelante la cuota de jurel, ya que a la empresa sólo le quedaban en ese momento 800 toneladas. Dos días después, la subsecretaría de Pesca concede este adelanto a Camanchaca y también a Corpesca.

Lo peor de todo es que prácticamente no hay sanciones reales para este tipo de delitos, porque como dijo el diputado DC Aldo Cornejo en septiembre, la máxima sanción que se podría aplicar en este caso es la censura de la parlamentaria y la aplicación de una multa máxima del 15% de la dieta por los meses que la comisión estime pertinente. Como en todo lo que tiene que ver con el funcionamiento de nuestra “democracia a la chilena”, hay aquí también un tremendo vacío legal, porque nada impide a los parlamentarios votar con intereses creados sobre un tema que están legislando. De acuerdo a la legislación actual nadie le puede privar a un diputado del derecho de votar en la Sala y la posibilidad del derecho a inhabilitarse si quiere lo ejerce o no.

Y en el caso Isasi se trató de una suma de 25 millones de pesos. Lo que hemos sabido ahora tras escudriñar un poco más en el tema de moda, el del financiamiento de las campañas, hay miles de millones dando vueltas y que tienen origen, pero se sabe poco del destino.

Los grandes grupos económicos chilenos, como Matte, Luksic, del Río Cúneo-Solari, Angelini y Yarur, distribuyen un fondo especial electoral entre los candidatos que tiene el siguiente dato: El directorio de Endesa Chile resolvió, el 30 de agosto pasado, donar de manera reservada un millón de dólares para financiar campañas políticas en la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Como asimismo acordó mandatar al presidente de dicho directorio, Jorge Rosenblut, para distribuir el dinero según los lineamientos dados por el mismo directorio, ejecutivo que habría sido ya uno de los recaudadores de la campaña de Michelle Bachelet en 2008 tras debutar la nueva ley de financiamiento y gasto electoral. La olla de irregularidades de este financiamiento la destapó Ciper Chile en el marco de una nueva investigación periodística.  De acuerdo a ella, los aportes a campañas políticas de Endesa y Enersis sumarían US$ 3,5 millones.

La Fundación Ciudadano Inteligente realizó un estudio sobre la materia indicando que de los nueve candidatos que aspiran al sillón presidencial, sólo Marco Enríquez-Ominami, Parisi, Claude e Israel han respondido e informado públicamente sus fondos y de dónde provienen, y únicamente el primero dio a conocer claramente que sus aportes reservados ascienden a $239.873.370.

De acuerdo a Ciper, los aportes a campañas políticas de Endesa y Enersis sumarían US$ 3,5 millones. Con el fin de eludir la norma electoral que establece que una persona (natural o jurídica) no puede realizar donaciones que superen las 10.000 UF (poco más de $230 millones) a un grupo de candidatos o partidos, los  grupos económicos dividieron la donación entre distintas empresas del holding. Colbún Transmisión S.A. y Río Tranquilo S.A.– En total, las dos empresas autorizaron donaciones políticas que suman $215 millones este año.

¿Quién puede confiar entonces en los parlamentarios que reciben fondos de privados para campañas, platas que no se declaran detalladamente como debería ser?

Si un elector desea apoyar una determinada política pública decidiendo votar por el parlamentario del que cree que avanzará por el camino deseado y más correcto,  resultando luego que dicho representante del pueblo debe acceder en primer lugar a las demandas de sus financistas, estamos dentro de una democracia truncada que ira perdiendo fuerza y confianza con el tiempo de parte del electorado, si es que esto ya no ha ocurrido.

No podemos seguir, por una parte,  con un sistema electoral binominal que en la práctica nos lleva a tener Congresos empatados y, por otra, a presenciar con las manos atadas un financiamiento excesivo ilegal de campañas para que algunos diputados y senadores no defiendan nuestros intereses sino los de las empresas del gran lucro.

Hay que pensar en esto antes de ir a las urnas, porque sin duda  algo anda mal en la democracia chilena.

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