Por Gabriel Sanhueza Suárez
Piñera no deja de sorprenderme. Ahora tenemos los Ministros de Energía Renovables (MER). No es que se caractericen por impulsar la energía solar, la eólica o la geotermia, sino porque ninguno de ellos ha logrado estar en su cargo más que algunos meses.
Rodrigo Álvarez es el cuarto Ministro de Energía que renuncia en los dos años del gobierno de Piñera. Álvarez reemplazó en julio del año pasado a Fernando Echeverría, quien duró menos que un candy (*), con sólo tres días en el puesto. Tuvo que irse por conflicto de intereses. Una de sus compañías tenía un contrato de servicios con una filial de ENAP, la petrolera estatal de la que Echeverría automáticamente pasaba a ser presidente de su directorio por derecho propio, como ministro de Energía.
Otra empresa de su propiedad, “Echeverría e Izquierdo”, a través de la filial Montajes Industriales, provee de mano de obra para la construcción de montajes de calderas a empresas contratistas que prestan servicios a las eléctricas Gener y Endesa, compañías que son reguladas por la cartera.
Echeverría, había reemplazado a Laurence Golborne, quien fue reubicado en Obras Públicas, en el ajuste de gabinete que se produjo en julio.
Antes, en enero, en la primera crisis ministerial de Piñera, renunció al cargo Ricardo Rainieri, quien tampoco alcanzó a estar un año en su puesto.
El actual viceministro de Energía, Sergio del Campo no tiene posibilidad de ser el quinto, porque sólo reemplaza en forma interina a Álvarez. Este subrogante no podría asumir el cargo en propiedad porque está inhabilitado, ya que fue Gerente General de la termoeléctrica Guacolda de AES-Gener, desde donde partió al gobierno.
Ninguno de estos personajes puede ser catalogado de “no convencional” en la conducción de la política energética del país. Por el contrario, se inclinan por las centrales termoeléctricas y se oponen a la internalización de los costos ambientales que ellas generan.
Tampoco agilizan la promulgación de la llamada Ley 20/20 que pretende alcanzar que un quinto de la energía sea renovable no convencional al año 2020.
Falta promulgar y hacer los reglamentos de la Ley de Medición Neta, Net Metering, como dicen algunos siúticos, que favorecería a cualquier persona que fuese capaz de producir energía, por ejemplo, eólica o solar, a inyectar sus excedentes al sistema de generación energética más cercano.
Son tan convencionales que no se las juegan por entregar más recursos a los programas de eficiencia energética, que permitieran lograr el 12 por ciento, del que se ha hablado para el año 2020.
¿Con que ministro de energía nos sorprenderá el presidente?. ¿Quién será el quinto y -lo esperamos sinceramente- último jefe de cartera de esta administración? (**). Ojala que sea alguien que no represente tan toscamente, como sus antecesores, los intereses de las grandes generadoras eléctricas, sino que se abra a los cambios en el sistema que los chilenos desean. Y que no es otra cosa que un desarrollo eléctrico justo, limpio, seguro y sustentable.
(*) Chilenismo: Permanecer un lapso muy breve en alguna situación.
(**) El nombre propuesto por la UDI es el de Julio Dittborn.
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