El Presidente Raúl Castro recibe al Papa en La Habana |
El Papa Benedicto XVI llegó hoy a Cuba procedente de México para una visita de tres días –la segunda de un pontífice a la isla tras el histórico viaje de Juan Pablo II en 1998– en medio de una creciente expectativa por sus eventuales derivaciones políticas, potenciada por una denuncia de la disidencia, que aseguró que en los últimos días fueron detenidos más de medio centenar de opositores y Damas de Blanco, sobre todo en Santiago de Cuba, primera escala del Pontífice.
Apenas aterrizado en Santiago de Cuba, Benedicto XVI dijo creer que “todavía quedan muchos aspectos” en los que debe avanzar la relación entre la Iglesia católica y el Estado de Cuba y aseguró que lleva en su corazón “las justas aspiraciones y legítimos deseos de "todos los cubanos, dondequiera que se encuentren”.
El perfil político del viaje del Papa a Cuba se vio con claridad desde el comienzo. Por un lado, Benedicto XVI dijo al arribar al aeropuerto de Santiago, delante del presidente Raúl Castro, que Cuba “ya está mirando al mañana”, en alusión a los cambios económicos que viene implementando en los últimos años el gobierno castrista. A su vez, Castro dijo en su discurso de bienvenida que Cuba “hará los cambios que tenga que hacer”, además de criticar duramente a Estados Unidos por hostigar al régimen.
El avión de Alitalia que conduce al Papa Benedicto XVI en su gira latinoamericana que finalizará en la isla caribeña, aterrizó pasadas las dos de la tarde (hora cubana) en Santiago de Cuba, la segunda ciudad más importante de este país, situada a 765 kilómetros de La Habana. Fue recibido al pie de la escalerilla por el Presidente de Cuba, Raúl Castro. Ambos avanzaron hasta un pódium donde se pronunciaron los discursos.
El Presidente cubano dijo que “a nombre de la nación le daba la más calurosa bienvenida al Pontífice".
“En vez de solidaridad, se generaliza una crisis sistémica… Crecen los pobres, los hambrientos, los desemparados, añadió Castro. “Los indignados no soportan la injusticia”, aseguró .
En su discurso, Benedicto saludó con “todo el afecto de mi corazón a los fieles de la Iglesia católica en Cuba, a los queridos habitantes de esta hermosa isla y a todos los cubanos, allá donde se encuentren”.
También aseguró que se ha abierto una “nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y se debe avanzar”.
“Bienvenido a Cuba su Santidad Benedicto XVI” o “La Caridad nos une” son los mensajes que se leen en cientos de carteles colgados en muros, establecimientos y en muchas viviendas en la ciudad, situada a unos 950 kilómetros al este de La Habana.
Según datos de la Iglesia, se espera que unos 200 sacerdotes y 70 obispos participen en las celebraciones religiosas de esta visita, también llegados de Estados Unidos.
Benedicto XVI pasará su primera noche en Cuba en la localidad de El Cobre, donde se encuentra el Santuario de la Virgen de la Caridad, patrona del país y de cuyo descubrimiento se cumplen 400 años, motivo por el que se declaró 2012 Año Jubilar en la isla.
Paralelamente, el presidente de la opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos, Elizondo Sánchez, dijo que el número de disidentes detenidos ya llega a 150, cien más que los que había denunciado ayer. Señaló que a otros tantos se les prohibió asistir a las canciones papales, todo con el propósito de evitar eventuales protestas contra el gobierno. Pero las autoridades no acusan recibo de la denuncia, ni para confirmarla, ni para desmentirla.
Como contrapartida, el gobierno cubano no sólo viene subrayando por los medios de comunicación el carácter religioso de la visita papal, sino que también convoca a la población a asistir con ese espíritu a las celebraciones religiosas.
Si bien la visita de Benedicto XVI no parece haber despertado tanto interés como la de Juan Pablo II, la gente acudirá masivamente a sus misas. Mañana por la mañana, su santidad visitará el vecino santuario de esa advocación mariana, tras lo cual volará a La Habana. A media tarde será recibido por el presidente Raúl Castro en el Palacio de la Revolución. El miércoles en la mañana oficiará la misa en la Plaza de la Revolución y luego partirá de regreso a Roma.
El Gobierno –que invitó formalmente al Papa– desplegó un esfuerzo organizativo y un aporte de infraestructura, a la par que montó una confortable sala para los periodistas con facilidades de comunicación. Ello en sintonía con las mejores relaciones que viene cultivando con la Iglesia Católica desde la visita de Juan Pablo II. Lo que permitió, gracias a la mediación del arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, que en 2010 el gobierno liberara a más de un centenar de disidentes. Pero el mejor clima no evita que los católicos se cuiden, y mucho, de criticar al gobierno.
No obstante, la disidencia dice que el gobierno decidió tomar sus prevenciones y por eso detiene opositores. “Es para que no estén libres en el momento de la misa”, dijo en Santiago Juan Ferrer, de la opositora Unión Patriótica de Cuba.
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