TODOS LOS PARTIDOS GANARON, PERO LA VERDAD ES QUE REINA LA CONFUSIÓN
Por Walter Krohne
“Gracias a ti somos la primera fuerza política de México”.
Esta frase se lee desde hoy en la página web del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyos dirigentes intentan convencer al electorado de México que esta fuerza ha sido claramente la ganadora, el domingo pasado, en las elecciones de gobernadores en 12 estados mexicanos, en numerosos municipios y también en número de diputados regionales.
Sin embargo esto no es totalmente así y tampoco ningún partido mexicano puede adjudicarse hasta ahora estas elecciones como una carta de triunfo que podría servir para las presidenciales de 2012, en las que se elegirá al sucesor del actual Presidente Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN).
Es efectivo que el PRI hizo avances importantes en todos los estados, obteniendo ganancias tanto en diputados como en las municipalidades, pero no le fue tan bien en las Gobernaciones como esperaban sus dirigentes. Basta con decir que perdió tres estados emblemáticos, Oaxaca, Puebla y Sinaloa, que eran bastiones donde el PRI gobernó en forma ininterrumpida durante los últimos 80 años. Esto ocurrió por una curiosa y controvertida coalición derecha-izquierda que se formó entre el PAN y el Partido Revolucionario Democrático (PRD) que logró quitarle dichos estados al PRI, en lo que fue para éste una gran derrota.
A su vez, el PRI ganó tres estado como Tlaxcala (gobernado por el PRD), Aguascalientes (gobernado por el PAN) y Zacatecas (gobernado por el PRD), aunque no tienen la importancia política e histórica que tenían los estados que perdió. El PRI, fundado en 1928, gobernó en México durante 71 años siendo derrotado en el año 2000 por el conservador Vicente Fox de la entonces llamada Alianza por el Cambio.
Sin embargo este sabor “agridulce” no resulta tan dramático cuando ya se sabe que el PRI logró elegir los gobiernos de nueve de 12 estados mexicanos e indudablemente recuperó su puesto como primera fuerza política del país, aunque está lejos de ser una “fortaleza casi invencible” como esperaban sus dirigentes y también pronosticaron algunos analistas.
Y esto ocurrió por tres razones: Primera: El registro de un alto grado de abstencionismo que superaría el 60 por ciento de la plantilla electoral, porque en el fondo sólo un 37 por ciento de votantes habría concurrido a sufragar. Esta baja votación no permite establecer con claridad a los verdaderos ganadores de la elección.
La segunda razón va acoplada a la primera, porque el clima de violencia que afecta a México impidió en muchos distritos electorales que el proceso se desarrollara con suficiente normalidad. En otras palabras, el miedo espantó a los votantes, ya que el domingo pasado estaba “fresquito” aún el asesinato ocurrido en el estado de Tamaulipas (a 700 kilómetros al noreste de la ciudad de México), precisamente del candidato del PRI a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, junto a otros cuatro colaboradores de su comando. Este hecho originó un verdadero escándalo político en México.
Y la tercera causa fue la existencia de la "fracción más poderosa" en esta elección, la del “los narcotraficantes”, que intentaron "secuestrar el proceso de votación" con masacres que inhibieron la asistencia a las urnas y asustaron a muchos funcionarios públicos.
Este panorama de confusión que involucra a partidos y resultados, no permitirá aclarar el futuro político mexicano como se esperaba en ciertos círculos. Los partidos, más que fortalecerse, se han debilitado. Sin embargo, como a río revuelto ganancia de pescadores, el PAN de Felipe Calderón, tras conocerse que el PRI no parece ser tan fuerte como se preveía, no pierde las esperanzas de poder ser reelegido el 2012 si se mueve bien política y electoralmente. Si fuera así, la derecha seguiría gobernando en México por otros cuatro años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario