La cumbre europea que acabará previsiblemente hoy viernes 9 de diciembre en Bruselas decidirá otro modelo de Unión Europea para solucionar la grave crisis de deuda y de confianza que padece el Viejo Continente. Y el objetivo será: crear una gobernanza económica que pueda intervenir en la unión monetaria.
En este objetivo para salvar al euro y tras las intervenciones y los acuerdos comprometidos desde ayer se pueden establecer las primeras conclusiones: la nueva Europa que salve el euro tendrá dos grupos o dos velocidades o, quizás tres, como aseguran fuentes diplomáticas francesas consultadas por La Vanguardia.com.
Por un lado, la Europa de 26 miembros y, por otra, la Europa o la visión europea que tiene Reino Unido. Y por otro, aquellos países europeos más pobres y más endeudados (el sur y los países del este) que deberán ajustar sus presupuestos para imponer la austeridad y la disciplina de reducción del gasto público para cuadrar sus presupuestos y reducir el déficit.
¿Pero a qué precio? Pues al que, de momento, marcan las dos principales potencias económicas: Alemania y Francia bajo la idea neoliberal y neoconservadora de sus dos dirigentes, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy impondrán su modelo de conversión de la actual Unión: disciplina presupuestaria, recortes y austeridad y sanciones para los países (previsiblemente del sur) que no cumplan con las exigencias de reducir el déficit público.
De hecho, Reino Unido representado por su primer ministro David Cameron, ha rechazado la mayoría de las propuestas pactadas por Merkel y Sarkozy y hoy se desmarcará de su aprobación, lo que aislará aún más a Reino Unido por quedarse fuera de las principales medidas para apoyar al euro y paliar la actual crisis de deuda.
Por el momento, las políticas de austeridad no van acompañadas de políticas de protección social, según se desprende de los discursos de ambos líderes. Lo que también se decidirá en los dos días que dure la cumbre es si la Unión Europea acepta la propuesta del eje francoalemán y si se formaliza el consenso entre 27 países o si finalmente sólo son los 17 países que han adoptado el euro los que acaban aprobando la reforma de los tratados europeos.
Para calmar a los mercados, Sarkozy ha tenido que ceder y alinearse con la austeridad y la disciplina de recorte del déficit y equilibrio presupuestario que ha impuesto Alemania.
Propuestas de Alemania y Francia adoptadas
La reforma de la gobernanza de la Unión Europea que propone el eje francoalemán se basa en reforzar el gobierno europeo. Y la propuesta más relevante es que se imponen duras sanciones para aquellos países miembros de la Unión Europea que sobrepasen el límite del 3% de déficit público sobre el Producto Interior Bruto (PIB), con lo que obligará a los gobiernos a reducir y limitar el gasto público para que no presupuesten más allá de este límite del gasto por encima de sus ingresos.
El tiempo y las decisiones de los gobiernos demostrarán si esta medida sancionadora compromete el Estado del bienestar y las políticas de protección social en función de las prioridades que se marquen los países.
Para ello, los países miembros deberán aprobar mañana viernes esta propuesta en el Consejo europeo. Ambos dirigentes proponen modificar el Tratado de Lisboa, aunque corre el riesgo de crear de forma explícita una Europa a dos o tres velocidades.
Es decir, los países del norte de Europa y Alemania que son los menos endeudados y los que más cumplen con sus compromisos de déficit y los países del sur de Europa (entre los que figura España) que son los más endeudados y los que quizás no podrán aceptar las duras sanciones por no cumplir con los nuevos objetivos de déficit.
La reforma que propone el eje francoalemán se basa en que todos los países de la Unión deberán aprobar en sus constituciones la denominada "regla de oro" para fijar un techo que limite el gasto y la deuda.
España ya ha cumplido esta nueva obligatoriedad, aunque Francia no lo podrá cumplir porque el propio Sarkozy ha perdido la mayoría en el Senado francés en favor de los socialistas que no quieren ni oír hablar de limitar por ley el gasto y déficit públicos.
A cambio de la disciplina presupuestaria, el acuerdo no contempla instaurar una verdadera solidaridad financiera entre los 17 países miembros del euro -de hecho se rechaza la creación de eurobonos-, pero pone en marcha una especie de Fondo de asistencia financiera permanente y deja la puerta abierta a que el Banco Central Europeo (BCE) pueda intervenir de forma "más activa" para defender el euro inyectando mayor liquidez y ampliando su tarea fundamental actual que es controlar la inflación, tal y como defiende la canciller Merkel.
No habrá tratado acordado por 27 países
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha anunciado esta madrugada que al menos 23 países de la UE formarán parte del tratado intergubernamental para reforzar el euro, a excepción del Reino Unido y Hungría, que no están interesados, y Suecia y República Checa, que deberán antes consultar en sus parlamentos.
"Preferíamos un tratado a 27, pero no ha sido posible por nuestros amigos ingleses", dijo Sarkozy en rueda de prensa. Los británicos pedían la exoneración de ciertas reglas sobre los servicios financieros, pero, a juicio de Sarkozy, "cierta parte de los problemas" que afrontan las finanzas europeas vienen precisamente de la desregulación de los servicios financieros.
El tratado de los diecisiete países del euro, más aquellos que desean adherirse, debería estar concluido en el mes de marzo, ha añadido el presidente francés.
Otras propuestas de reforma, que no contentan al Reino Unido, son la instauración de una tasa financiera que deberán pagar los bancos para contribuir a la reducción del déficit estructural (propuesta impulsada por Sarkozy en 2010 para hacer pagar la crisis a las entidades financieras que la acentuaron) y que Londres se someta a la disciplina del BCE y de los ajustes europeos.
(*) Columnista de La Vanguardia de Barcelona
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