Socialdemócratas y verdes suscriben un documento conjunto de crítica a la política europea de Angela Merkel
Por Rafael Poch
Mientras en Francia, los socialistas dicen que renegociarán el llamado pacto fiscal europeo, en Alemania socialdemócratas y verdes han suscrito un documento conjunto de crítica a la política europea de Angela Merkel. Firmado por los presidentes y los líderes parlamentarios de ambos partidos, es un superficial manifiesto de doce puntos sin comparación con el memorable discurso que el viejo ex canciller socialdemócrata Helmut Schmidt pronunció el 4 de diciembre en el congreso del SPD (Partido Socieldémocrata).
A diferencia de aquél, los líderes socialdemócratas y verdes no entran en consideraciones históricas, como la dialéctica entre el centro y la periferia de Europa, abordada por Schmidt, ni sobre la gobernanza europea. Critican, eso si, el "diagnóstico completamente unilateral" que de la crisis hace Merkel, al reducirla a un problema de deuda.
"Es ingenuo", dicen, "creer que la situación de los mercados financieros y de la economía real se resolverá sólo con medidas de austeridad". Aunque la apuesta por más disciplina fiscal es correcta, también es necesaria una "red solidaria común", dicen. Pero el documento ni siquiera menciona algo a lo que Schmidt se refirió con claridad y que está en el centro del problema: los desequilibrios en el interior de la eurozona, donde "nuestros superavits y exportaciones (de Alemania) son los déficits de los otros", dijo Schmidt.
La declaración ha sido firmada por los presidentes del SPD y de los verdes, Sigmar Gabriel y Cem Özdemir, respectivamente, y los líderes parlamentarios Frank-Walter Steinmeier, por el SPD y Renate Künast, Claudia Roth y Jürgen Trittin por los verdes.
También firmada por Peter Bofinger, uno de los economistas del consejo de cinco sabios que, sin gran resultado, asesora al gobierno alemán, la declaración esquiva significativamente cualquier propuesta fiscal niveladora que corrija los excesos de los últimos años en favor de las empresas y de los sectores con ingresos más altos. En sus últimos congresos, ambos partidos han incrementado un poco la presión fiscal hacia los sectores más acomodados.
La declaración sugiere la ausencia de una alternativa socialdemócrata al actual embrollo europeo, quizá porque, en gran parte, ese embrollo ha sido resultado de importantes contribuciones socialistas. Si en Francia, con François Mitterrand, y en España, con Felipe González, los socialistas abrazaron en los años ochenta la cultura de empresa como base de sus políticas económicas, en Alemania fueron sus colegas del SPD, junto con los verdes, quienes, algo más tarde, acometieron el abrazo neoliberal que desembocó en un sistema que ni sus propios gestores parecen ahora entender.
Esa historia de las últimas décadas explica que la crisis actual incluya, al mismo tiempo, una crisis de la socialdemocracia europea, que pierde posiciones en España y Alemania, y que en Francia es favorita, más por defecto del contrario que por méritos propios.
Hasta hace muy poco, los socialistas franceses tuvieron como candidato a la presidencia a un presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, que, como ministro de economía fue uno de los grandes privatizadores de la etapa Mitterrand. En Alemania, los actuales líderes socialistas, Frank-Walter Steinmeier, Peer Steinbruck y Sigmar Gabriel, especialmente los dos primeros, están personalmente implicados en el gran reajuste neoliberal que fue la Agenda 2010 del canciller Gerhard Schröder. Esa circunstancia sugiere la necesidad de una refundación socialdemócrata en Europa, pero también que tal refundación es tan difícil como improbable.
La Vanguardia de Barcelona
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