La crisis económica y financiera de Estados Unidos y Europa comienza a generar importantes cambios en el sistema internacional. Pareciera que el más importante de ellos es el desplazamiento del eje de la geopolítica desde Occidente hacia Oriente. Diversas acciones que se perciben al respecto, manifiestan esta contradictoria situación como preocupante para unos y resplandeciente para otros.
Por Sergio Rodríguez (*)
El probable regreso a la presidencia de Vladimir Putin en Rusia va a marcar un giro en la política exterior de esa potencia que pondrá el énfasis en la recuperación de la zona de influencia que tuvo mientras existió la Unión Soviética, ahora potenciada con la perspectiva de establecer una alianza estratégica con China en contraposición a Medvedev que privilegió el acercamiento a Estados Unidos y a la OTAN.
Todo esto ha ocurrido incluso antes de la decisión estadounidense de ubicar su escudo antimisiles en el este de Europa, lo cual ha significado un fracaso de Medvedev que suponía que Estados Unidos le consultaría acerca de tal decisión.
A mediados de octubre Putin hizo un viaje a China. Con ello quiso señalar hacia donde se orientaría su política exterior.
Aprovechó para fortalecer la cooperación entre ambas potencias en materia energética y fijaron las pautas comunes de su futuro quehacer conjunto. La visita produjo sendas declaraciones que dejaron claramente establecidos los objetivos de la misma. El presidente chino, Hu Jintao, dijo que se iniciaba una era de “relación estratégica integral”. Putin, por su parte, fue mucho más allá “La relación entre los dos países no encontrará problemas en ninguna esfera. (…) Hay que terminar con la parasitaria dominación del dólar”
Así mismo, este viaje le dio a Putin la posibilidad de mostrar a China su objetivo de crear la Unión Euroasiática, de la que ya forman parte Belarús, Kazajstán y Rusia y que pretende convertirse en una bisagra entre Europa y Asia. Rusia, además invitó a China a fortalecer la Organización para la Cooperación de Shanghai, de la cual forman parte ambos países y varios de los integrantes de la ex Unión Soviética (ver o buscar en Krohne Archiv).
Una primera señal en ese sentido es el acercamiento de las posiciones sino-rusas respecto a las agresivas acciones occidentales contra Irán y Siria —incluso buques de guerra rusos arribaron a este último en días recientes llevando asesores de ese país que ayudarán a los sirios a establecer un dispositivo de misiles S-300 que Damasco recibió hace pocas semanas.
Esta medida ha sido simultánea con el anuncio del gobierno ruso de abandonar el tratado START de desarme nuclear, en caso de que Estados Unidos no revierta la instalación de componentes de su sistema de defensa contra misiles en Europa, que Rusia califica de amenaza para su seguridad.
De la misma manera, hizo pública su decisión de desplegar en el occidente y sur del país —en las regiones de Kaliningrado y posiblemente en Krasnodar, en el corazón de Europa— un sistema de misiles tácticos.
Es evidente que el eje geopolítico mundial se comienza a desplazar y que las potencias se han comenzado a activar para colocarse en una u otra posición del mismo.
(*)-sur-sur
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