LA DERECHA SE RESTA:
ERA DE ESPERAR….
Por Hugo Latorre Fuenzalida
La derecha en masa anuncia que se restará, que no
participará en el “proceso constituyente” inaugurado por el Gobierno. Esto
evidentemente era de esperar.
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Era de esperar porque la derecha ha instalado una
Constitución en Chile, durante el régimen dictatorial, con participación sólo
de la derecha militarista y exclusión del resto de los chilenos; es decir sin
pluralismo y sin diversidad, todo en una simple y unilateral dimensión. Es
decir que podemos proclamar que la actual constitución tiene un origen
unidimensional.
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Los resultados de esta Constitución tendenciosa están a la
vista: sólo ha beneficiado a la estructura de poder que la redactó. Los chilenos trabajadores, los jóvenes y
mujeres corrientes, es decir el noventa por ciento de los chilenos han quedado
postergados, esperando una Nueva Constitución.
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Esta espera ha durado mucho, ya 45 años y se ha llevado
generación y media. Mucha gente no tiene nociones de lo que esta Constitución
pinochetista, “oligárcófila”, plutocrática, derechista y apatronada, interioriza en sus mentes y en sus conductas.
Pues para mucha gente esto debe parecer lo normal, que así son las sociedades y
así debe ser la vida. No tienen experiencias de lo que Chile fue antes, que los
chilenos vivíamos organizados en los lugares de trabajo, en los lugares
residenciales, en los gremios profesionales, en los centros culturales, en los
partidos políticos (que eran participativos y representativos) es decir el
Estado era un espacio de participación e integración social, no pleno, pero
bastante avanzado para la época.
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La dictadura desmontó ese Chile anterior, nos disgregó, nos
dispersó, nos envió a nuestro reducto interior, a un soliloquio humano, a la
castración política, a la anomia social; todo eso consagrado como nuevos y
señeros valores de una Constitución forjada al amaño de una ideología
extremosamente individualista y apoyada en una mentalidad de gendarme, que
disciplina a través del crimen, la tortura y la violación de todo derecho.
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Esa derecha chilena, acostumbrada al abuso, a la ventaja
absoluta, al robo sin consecuencia, no desea someterse al escrutinio
institucional del pueblo; no lo quiere hacer y no lo puede hacer, pues son
demasiados sus flancos débiles; tienen un enorme tejado de vidrio; ahí están
las más de 120 leyes secretas que tapan y prohíben investigar sobre el
latrocinio masivo de los bienes públicos y sociales; saben que los chilenos
podemos pedir rendición de cuentas; no están tan seguros que los que vienen
sean tan temerosos, entreguistas y cómplices como fueron las generaciones
“concertacionistas”.
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Ellos, la derecha, quieren seguir haciendo lo que han hecho
hasta ahora: manejar, manipular, chantajear y neutralizar toda iniciativa que
pretenda vulnerar sus prebendas, esos superderechos adjudicados de manera
mañosa por la institucionalidad guzmancista. Quieren que la sociedad siga minusválida respecto a su condición de
legitimador final del orden social; quieren seguir vendiendo la pomada de la
“estabilidad” (que es la de ellos), del “crecimiento” (que es el de ellos), del
“orden” (que es el de ellos); porque para el 90 % de los chilenos lo que se nos
ha impuesto es un desorden social, un crecimiento empobrecedor para los más y
una inestabilidad existencial de enormes consecuencias personales y familiares:
estrés (sin licencia), enfermedad (sin atención), inestabilidad (sin seguros),
precariedad educativa (pero con lucro).
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Con esta actitud de restarse a participar, la derecha cree
que el Gobierno se va a amedrentar, que sentirá vulnerado su intento de
democratizar a Chile desde su base institucional; cree que podrá abrir la
cocina para echar por tierra toda normativa que
pueda amenazar el guiso que ellos han sabido armar durante estos 45
años, y que representa la dieta de Chile, con un menú único y servido en
raciones carcelarias.
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Hay quienes desde el Gobierno desearían conciliar con la
derecha un camino “institucional” para la reforma, pues creen en la
predestinación de las élites, de los
“mediocres afortunados”, como gustaba decir doña Gabriela Mistral. La Nueva Mayoría no se
encuentra en pie para hacer lo que antaño hizo la Concertación; es de suponer
que la “cocina” zaldivarista ha sido la
última ejecución de un “ilusionista” en retiro. Porque si intentan otro
enjuague de esos, lo que lograrán es, quizás, postergar, prolongar en poco
tiempo lo existente, pero no cabe dudas que el resultado final será una
arremetida más a fondo, más radical de
la demolición (una especie de retroexcavadora, pero de verdad).
Enrique Latorre Fuenzalida
ResponderBorrarArchivos adjuntos10 may. (hace 1 día)
para Magaly, Jorge, Pablo, soledad, Felipe, Ernesto, María, Chichí, Carlos, Eugenia, jorgescuti, jorgegarreaud, defensadelcobre, Edison, Johannes, Héctor, Ernesto, defendamos, Axel, Alejandro, Orlando, Federacion, dlanas, Ruby, Patricio
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Felipe Portales
17:28 (hace 19 horas)
para Enrique, Magaly, Jorge, Pablo, soledad, Ernesto, María, Chichí, Carlos, Eugenia, jorgescuti, jorgegarreaud, defensadelcobre, Edison, Johannes, Héctor, Ernesto, defendamos, Axel, Alejandro, Orlando, Federacion, dlanas, Ruby, Patricio
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Estimado Hugo:
¡Hugo, Hugo, Hugo!... ¿Cómo puedes creer todavía en los líderes concertacionistas, disfrazados hoy de "Nueva Mayoría"? Solo el matiz del final -y otro matiz al final de otro párrafo-permite saber que el artículo es tuyo. De otra forma uno estaría seguro que es un escrito de cualquiera de los demagogos concertacionistas...
A tanto llega tu voluntarismo (porque en definitiva, conociéndote, veo en ti un exacerbado y, al parecer, incombustible voluntarismo) que te olvidas de mencionar que LA CONSTITUCION ACTUAL ES DE LA CONCERTACION, SUSCRITA POR LAGOS Y TODOS SUS MINISTROS en 2005 (obviamente, en estrecha continuidad con la impuesta por Pinochet en 1980); que el liderazgo de la Concertación, partiendo por MB, RL, JMI, CE, AZ, IW, JB, EPY, JP, XR, OA, GM, SA y un largo etcétera, han descalificado y descartado directa o indirectamente el único camino para hacer una Constitución democrática en las actuales circunstancias: a través de una Asamblea Constituyente; y que el diseño del "proceso constituyente" constituye otro genial engaño de los tantos conque el liderazgo concertacionista nos ha embaucado (en lo que es justo reconocer que han sido verdaderamente geniales), ya que en definitiva no tiene ningún carácter "incidente", sino que elaborará meros insumos (¡que Dios sabe cómo podrán ser ordenados y sistematizados de forma auténtica!) para el ejercicio de un poder constituyente del Congreso que hasta 2021 va a estar distorsionado por el sistema binominal.
Con la perplejidad de
Felipe
Hector Toledo 18:32 (hace 18 horas)
ResponderBorrarYo tambié estoy perplejo Felipe, Hugo ha opinado sobre el retiro de la derech...
Enrique Latorre Fuenzalida
18:58 (hace 18 horas)
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Felipe, felipe...cómo puedes creer en la Iglesia que tanto te ha defraudado, y escribes tratados sobre su historia tratando de ver algo en qué sustentarse para no morir de incredulidad?
Bueno, lo que quiero decir es que no se puede ser un incrédulo total, pues eso es la muerte misma, es el cero absoluto, y si el hombre se instala ahí ya accedió a la eternidad y, por lo que veo en tu respuesta, estás vivito y respondón, como siempre.
Si la cosa fuese un fraude siniestro, forjado por las estructuras de poder (concertacionistas-es decir esa derecha- y de la derecha fáctica, es decir la otra) entonces la derecha fáctica no tendría motivos para salirse del juego, sabiendo que todo es un tongo, más bien se divertirían haciendo su papel. Pero no, algo sospechan que a pesar de sus controles, se les pueda salir de madre, que el proceso se les vaya de las manos.
Mi artículo va dirigido contra las engañifas de la Concertación y creo - con incrédula fe- que esta versión del "proceso constituyente", si somos capaces de pujar suficiente y si las fuerzas expectantes no están apestadas de anomia, entonces existe una ligera esperanza de que esto se encamine hacia una nueva movilización expansiva de las libertades desconocidas. Si eso no sucede, es que hemos tenido poco "voluntarismo"-como tú lo llamas-; pero lu cierto es que no nos podemos negar a morir, antes de haber dado el último suspiro. Finalmente creo que hiciste una lectura muy subjetiva del artículo, cosa que no es un pecado, pero sí un factor de polémica necesaria.
Abrazos fraternos, tu amigo inclaudicable,
HLF.
Felipe Portales
20:04 (hace 16 horas)
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Estimados Hugo y Héctor:
Para progresar, desde el punto de vista del bien y la justicia, en la historia -de los individuos, instituciones, naciones y de la humanidad- es fundamental situarnos lo más objetivamente posible en la realidad, no engañarnos a nosotros mismos.
¡Cuánto querría yo creer que el gran engaño que el liderazgo concertacionista nos ha hecho desde 1989, estaría acabándose! Sin embargo, los tres HECHOS reseñados en mi comunicación anterior no los desmienten. Y si no los desmienten es porque estamos donde mismo, con un nuevo intento de engaño.
El argumento de que la derecha (¡y no toda; porque significativos sectores de ella dicen querer seguir participando!) trate de deslegitimar el "proceso constituyente" no nos dice gran cosa. En el sistema "binominal" que hemos tenido desde 1989, la derecha, para seguir diferenciándose frente a la población, hace como si le temiera a la izquierda; y ésta, para seguir gozando de atractivo en los sectores populares hace como si quisiera modificar el modelo económico-social impuesto por la dictadura. ¡Llevamos 26 años en este jueguito!