REFLEXIÓN DE UN
TEÓLOGO
EN MEDIO DE LAS
TINIEBLAS ACTUALES, ÁBRETE A LA LUZ DE LO ALTO
Por Leonardo Boff
Después de semanas de
turbulencia política, donde dominaron densas tinieblas hechas de distorsiones,
deseo de destruir y rabia visceral, pero afortunadamente con algunos destellos
de luz, escribimos esta meditación sobre la Luz. Hasta hoy la luz es para los
cosmólogos un misterio indescifrable todavía. Sólo la entendemos un poco
pensándola bien como onda y como partícula.
.
Independientemente de
esta imponderabilidad sobre la naturaleza de la luz, profesamos la creencia firme
de que la Luz tiene más derecho que las tinieblas. Basta la pequeña luz de una
cerilla encendida para ahuyentar la oscuridad de una habitación entera.
.
Fue lo que nos ha
movido a publicar comedida y reverentemente esta pequeña reflexión.
.
Del fondo más
profundo del universo viene una Luz misteriosa. Incide en nuestra cabeza,
exactamente donde tenemos el cuerpo calloso, la parte que separa el lado
derecho del cerebro del izquierdo. Esta separación es la fuente de nuestras
dualidades, por un lado el sentimiento y por otro el pensamiento, por un lado
la capacidad de análisis y por el otro nuestra capacidad de síntesis, por un
lado el sentido de objetividad y por el otro la subjetividad, por un lado el
mundo de los fines y por el otro el universo del sentido y de la
espiritualidad.
..
La Luz beatísima de
lo Alto suspende la separación de los cerebros y obra la unión. Pensamos amando
y amamos pensando. Trabajamos haciendo poemas. Combinamos el arte con el ocio.
Pero con una condición, la de abrimos totalmente a la Luz de lo Alto.
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«¡Acoge la misteriosa
Luz que atraviesa todo el universo y llega hasta ti! Hazla correr por todo tu
cuerpo, por la cabeza, por los ojos, los pulmones, el corazón, los intestinos,
los genitales. Hazla descender por las piernas, detenla en tus rodillas, y
fíjala por un momento en tus pies, pues ellos son los que te sostienen.
.
«Y sube con ella,
pasando por todo tu cuerpo, dirígela nuevamente hasta el corazón, para que de
allí te vengan los buenos sentimientos de amor y compasión. Hazla subir hasta
el centro de la cabeza, hasta lo que llamamos el tercer ojo. Ella te traerá
pensamientos brillantes. Finalmente déjala reposar en la parte superior de tu
cabeza».
.
«Desde ahí llenará
todo tu cuerpo de luz. Y se abrirá a todo el universo, dándote la sensación de
ser uno con el Todo. Se superarán las dualidades, harás la experiencia
bienaventurada de la unidad original de todo lo que existe y vive. Y conocerás
una paz que es la integración de las partes en el Todo y del Todo en las
partes. Y de ti saldrá una luz como la del primer momento de la creación.
Sabrás, siquiera por un momento, lo que es ser feliz en plenitud»
.
«Por último, agradece
la presencia transformadora de la Luz de lo Alto. Déjala salir hacia el seno
del Misterio de donde vino».
.
«Escucha también este
consejo: Prepárate siempre para acogerla, porque ella nunca deja de venir. Y si
no se ha abierto todo tu ser, pasará de largo y tú, curiosamente, te sentirás
vacío, con un sentimiento de falta de sentido y significado».
«Siempre que acojas
a la Luz beatísima irradiarás bondad y benevolencia. Y todos se sentirán bien a
tu lado».
.
«Ábrete enteramente a
la Luz hasta que tu mismo te vuelvas plena luz».
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