OBAMA EN HIROSHIMA
Por Martín Poblete
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Barack Obama consiguió hacer historia, por primera vez en los 71 años
desde el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, un
Presidente de Estados Unidos visita el memorial erigido en recuerdo del
evento y las víctimas en la primera de aquellas ciudades; lo hizo
acompañado por el Primer Ministro Shintaro "Shinzo" Abe, en el marco
de la reunión regular del G7.
La situación interna en Estados Unidos, en las semanas finales de
las primarias presidenciales, hacía imposible aprovechar la ocasión
para enfrentar la responsabilidad histórica, y política, del gobierno del
Presidente Harry Truman al ordenar el primer uso de armas nucleares en tiempo
de guerra. Consciente de tal limitación y de otras impuestas
por encontrarse en el año final de su mandato, el Presidente Obama optó por
centrar su discurso en la utopía de poner fin a las armas nucleares,
desnuclearización de los arsenales, y en la mucho mas realista
opción de perfeccionar los instrumentos de control junto con avanzar la no proliferación.
Antes, un par de vueltas a la manivela de la historia.
Entre 1958 y 1962, Estados Unidos y Rusia, esta última potencia entonces
bajo el manto de la fenecida Unión Soviética, construyeron y diseñaron
numerosas armas termonucleares unidas al desarrollo de misiles capaces de
llevarlas a destino; los únicos controles eran las reuniones
bilaterales de sus diplomáticos.
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La crisis de los misiles de rango intermedio rusos instalados en
territorio de Cuba, y el posterior grave incidente naval en el Océano
Índico, forzaron a las superpotencias a iniciar negociaciones serias,
tendientes a establecer mecanismos bilaterales de control de sus arsenales
termonucleares en particular, de las actividades de sus respectivos complejos
tecnológico-militares dedicados a construir y diseñar armas termonucleares, de
los misiles capaces de transportar dichas armas, y de los radares
construídos para detectar posibles violaciones a los acuerdos; un misil
intercontinental con cabezal termonuclear demora alrededor de 20 minutos,
dos o tres mas o menos, entre su punto de partida y su llegada a
destino Fuera de los tratados de control quedaron la investigación
científica, la construcción de aviones espías diseñados para eludir
la detección de radares, y el uso de satélites dotados de sensores
remotos, cuyo fin era prevenir construcciones fuera de la legalidad de los
tratados así como lanzamiento de misiles por cualesquiera de las
partes.
Durante el largo régimen del Secretario General Leonid Brezhnev,
con el concurso de su ministro de relaciones exteriores Andrei Gromyko, de una
parte; y de los gobiernos de los Presidentes Richard Nixon y Gerald Ford, con
su secretario de estado Henry Kissinger, de la otra, se suscribieron tres
importantes tratados bilaterales de control de armas estratégicas, el tercero
no fue ratificado por el Congreso estadounidense, pero eso no fue obstáculo
para la escrupulosa observancia de esos instrumentos de diplomacia; justo es
recordarlo, alrededor de la dupla Gromyko-Kissinger hubo un grupo de
altos funcionarios finamente especializados, sin cuya contribución no hubiese
sido posible materializar las políticas conducentes al sistema de control
establecido. Sin ser signatario de los tratados, el Reino
Unido aceptó los principios establecidos, ejecutándolos escrupulosamente.
Fuera de los mecanismos de control de armas estratégicas, quedaron los
países desarrollando sus propios arsenales nucleares por sus propias razones
geopolíticas. Primero fue Francia, durante el gobierno del General Charles
De Gaulle; luego China durante el régimen de Mao ZeDong, con el concurso
de su ministro de relaciones exteriores Zhou EnLai, y del Jefe del Estado Mayor
del Ejército General Lin Biao; después India, usando de base un reactor
experimental donado por Canada; mas adelante Israel, usando de base un reactor
experimental donado por Francia, con la cooperación de Sudáfrica durante el
régimen del Apartheid; finalmente Pakistán.
Como entre dos aguas, quedan Iran y Corea del Norte, los iraníes tienen
la maestría del ciclo nuclear, pero recientes acuerdos multilaterales los
inhibirían de iniciar construcción y diseño de armas; los norcoreanos,
tolerados por China y Rusia, habrían llegado a un nivel peligrosamente
cerca de tener una bomba atómica similar a la usada en
Hiroshima, esto no ha sido posible verificarlo.
De regreso en el Siglo XXI, sin perjuicio de las intenciones del
Presidente Obama, el deterioro de las relaciones bilaterales con Rusia por
cuestiones geopolíticas en Europa Central y Oriental, pone serios obstáculos al
progreso en reducir los actuales arsenales termonucleares; ese deterioro,
por el peso específico de ambas potencias en el escenario mundial, afecta
negativamente el cumplimiento de los instrumentos multilaterales de no-proliferación
de armas nucleares, al haber países como Israel y Pakistán fuera del
sistema de inspección de instalaciones nucleares en el marco de las
Naciones Unidas. Por el futuro previsible, el planeta y sus
habitantes deberán vivir con la realidad de dos superpotencias termonucleares
capaces de lanzar una verdadera orgía de muerte y destrucción masivas, seguidas
de radiactividad por muchos siglos.
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