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lunes, 2 de septiembre de 2013

2-9-2013-KRADIARIO-EDICIÓN N°869
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EL DISCIPLINAMIENTO POR LAS CAÑONERAS
Por Hugo Latorre Fuenzalida

Las potencias acostumbran a zanjar sus pleitos con los países díscolos de manera brutal y bárbara, es decir mediante el uso de su poder armado, ciertamente muy superior al de sus víctimas. Las invasiones fueron la tónica hasta no hace mucho tiempo, México y Centro América lo pueden acreditar; los cañoneos de puertos y flotas también fueron bastante común cuando no se resolvían los pagos demandados por las potencias al tiempo y por los montos que ellos fijasen. La guerra  total también es otro recurso, usado con Afganistán e Irak, en los Balcanes, en la zona euroasiática, Medio Oriente y en tantas partes del planeta que ya casi no quedan regiones libres de esta plaga violenta y destructora.
Ahora, EE.UU. Inglaterra y Francia estaban afectados del prurito de una nueva intervención en Siria.  Naciones Unidas plantea una postura de resolución dialogada, cosa que parece impensable para naciones acostumbradas a usar el gatillo de manera alegre y catastrófica. Pero por lo menos a Cameron, en el Reino Unido el Parlamento le mojó la pólvora y en Francia Hollande también hubo de moderar sus impulsos dada la falta de piso político para una aventura de  Francia en una nueva guerra.
Cabe preguntarse, luego de las experiencias de Irak y Afganistán, si las potencias no han aprendido que esa vía violenta resulta reiteradamente en instalar más  violencia y a más largo plazo.
Esta vez pareciera que se trata de una estrategia de acción ambivalente, pues lo que al parecer se busca es  paralizar a un régimen que se defiende con métodos brutales, tal como aconteció en Libia. Pero por otro lado no se tiene mucha confianza en los opositores al régimen sirio, pues ahí anda rondando mucha gente que es enemiga  jurada de todo lo que huela a Occidente.

En consecuencia, se trata de no hacer caer al régimen, pero sí de transformarlo en uno más funcional a los intereses de Occidente. Es la típica política de ablandamiento, en la que  se supone que la letra con sangre entra. Algo así le sucedió a Gaddafi con las incursiones cañoneras de EE UU. El hombre bajó sus decibeles  hasta que le llegó su hora en tiempos de la llamada “Primavera Arabe”.
Temen que si Bachar al Assad cae,  suceda lo mismo que con los” Hermanos Musulmanes” de Egipto, es decir que se pongan a reformar la institucionalidad y que bajo la égida democrática se enrumben hacia un islamismo filo-fundamentalista.
Pero el problema radica en que si  se lanza la primera agresión armada, es muy difícil saber cuándo y dónde terminará.
Por otra parte, se puede decir que hay una intención segunda, cual es la de quitarle a Irán un aliado importante, lo cual ayuda a la hegemonía Occidental y se refuerza el poderío de Israel.
Lo que intenta hacer Obama,  junto a Israel, es una cirugía bastante fina, puesto que ablandar al régimen Sirio, sin hacerlo caer, es como tratar de quitarle los insectos parásitos a un elefante con municiones de grueso calibre. No sé si la puntería será tan precisa como para lograr su objetivo, pero Obama parece dispuesto a jugárselas, incluso sin su aliado de siempre: Inglaterra.
Una convivencia pacífica de los occidentales con esa región del Medio Oriente parece un sueño imposible.  La tesis de un conflicto  o choque de civilizaciones, planteada por Huntington, parece ser más profética de lo que se supuso.  En esa área, difícilmente se arreglarán las cosas al modo Occidental, pues debe ir a la par un cambio cultural, generacional e institucional. No es claro que una agresión acelere esos cambios o los retarda, pero Occidente está habituado a emplear las cañoneras antes de conversar, debe ser por el dicho que con un par de balas en el cuerpo, la victima puede atender, luego, de razones.
 

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