Tras un año 2011 particularmente macabro para el gremio periodístico mexicano, 2012 está ya marcado por el asesinato de Raúl Régulo Garza Quirino, colaborador del semanario La Última Palabra, ocurrido el 6 de enero en Cadereyta, en el estado de Nuevo León (noreste). El reportero, quien también era empleado del municipio, fue acribillado en su automóvil, cuando era perseguido por un grupo de hombres armados
"2012, año electoral, no debe ser el del centésimo periodista mexicano asesinado en una década. El país debe evitar este siniestro símbolo tomando al fin las medidas necesarias para luchar contra la impunidad. Este es el mensaje que Reporteros sin Fronteras y el Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) transmitieron dando la palabra a las familias de periodistas asesinados y desaparecidos el 10 de diciembre pasado en la capital”, declaró la organización.
“La buena voluntad expresada en el momento por la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) y su fiscal, Gustavo Salas Chávez, debe traducirse lo más rápido posible en el fortalecimiento de su administración y en la urgente clarificación del dominio de jurisdicción de los expedientes. Si la federalización de los crímenes y ataques contra el derecho de informar, adoptada por la Cámara de Diputados el 11 de noviembre de 2011, recibe pronto la aprobación del Senado, deben ser confiadas a la FEADLE todas las investigaciones con los medios adecuados”, concluyó Reporteros sin Fronteras.
Perseguido por un grupo de hombres armados cerca de su domicilio cuando circulaba en su automóvil, el periodista Garza Quirino fue herido de muerte cuando intentaba refugiarse en un taller mecánico de uno de sus familiares. En el lugar de los hechos se encontraron unos 16 casquillos de bala de calibres nueve y 16 milímetros. De momento, los peritos no han establecido el móvil del crimen.
La localidad de Cadereyta –ubicada a unos 37 kilómetros de Monterrey, capital del estado– alberga una de las refinerías petroleras más grandes del norte del país. Lugar de narcotráfico y contrabando de gasolina, la zona también es conocida por estar controlada por el temible grupo criminal los Zetas, paramilitares que estuvieron un tiempo a sueldo del Cartel del Golfo y después se establecieron por su propia cuenta. Desde hace varios meses se encuentran desaparecidos en esta región 38 trabajadores de la empresa nacional Petróleos Mexicanos (PEMEX).
Fue en esta misma zona donde el periodista de radio Marco Aurelio Martínez Tirejina fue asesinado en julio de 2010. Hasta ahora, este crimen no ha sido esclarecido. La impunidad permanece en la mayor parte de los 80 casos de asesinato y las 14 desapariciones de periodistas registrados por Reporteros sin Fronteras desde hace una década.
En 2011 se registraron 11 casos de asesinatos de periodistas en México, informó la semana opasada en Lima, Perú, la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC).
En toda la región latinaomericana y caribeña 32 periodistas y trabajadores de los medios fueron asesinados en el mismo 2011, agregó la Fepalc en una declaración.
LA FEPALC recordó que América Latina es la región más peligrosa para el ejercicio del periodismo. A la fulminante violencia contra quienes ejercen la labor de informar, le sigue la inacción de las autoridades de los Estados que intentan, prioritariamente, deslegitimar la causa de los asesinatos argumentando con frecuencia que responden a la delincuencia común o razones de "índole pasional", descartando cualquier conexión con el trabajo periodístico.
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