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jueves, 5 de mayo de 2011

El fenómeno social del matrimonio real

Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl

En las últimas semanas hemos sido bombardeados en los noticieros televisivos y la prensa escrita sobre los preparativos del matrimonio real entre William y Kate y todos los pormenores del gran evento que muchos lo denominan como el acontecimiento más mediático de este siglo. Incluso los canales nacionales han transmitido en el día de la boda todo el transcurso de ésta en cadena nacional y las revistas más prestigiosas en las temáticas de este tipo han prometido sacar ediciones especiales para describir cada detalle de este evento.

Este fenómeno no ha sido propio de nuestro país, sino que se ha dado mundialmente y ha traspasado todas las diferentes regiones y estratos sociales. El interés por este evento social, perteneciente a la monarquía ha sido muy impactante y aún hay muchas personas que no entienden este fenómeno y muchos sociólogos tratan darle una explicación a este interés global.
William y Kate

Hay muchas preguntas sin respuestas para tratar de analizar este enorme interés mundial por este evento. ¿Por qué hay tantas personas, independiente de su nivel cultural y estrato social del cual provenga, que le interesa tanto un evento social de este tipo? ¿Será el sueño de un cuento de hadas jamás alcanzado o muy difícil de alcanzar? ¿Sentirse por un momento parte de una élite que no le corresponde? ¿Entretenerse con un momento de glamour en un mundo generalmente poco glamoroso?

Si bien el mundo ha cambiado mucho y las personas tienen hoy otras ambiciones, inquietudes e intereses en la vida que hace dos o tres décadas, el interés por estos eventos sociales siempre ha existido. Solo hay que hacer memoria y recordar el día, cuando se casaron Felipe y Letizia de España. Mucho antes Stéfano Casiraghi con Carolina de Mónaco, en 1983, Lady Di y el príncipe Carlos, en 1981 y si repasamos las historias un poco más atrás, tenemos otros enlaces matrimoniales interesantes para las diferentes sociedades como el de Grace Kelly y Rainiero de Mónaco en 1956.

Felipe y Letizia
La monarquía es algo que siempre ha impresionado a la población y llamado a las personas a respetarla, admirarla y seguirla. Eso viene del siglo pasado, cuando los países más poderosos estaban bajo el mando de una monarquía y donde las familias reales parecían mucho más inalcanzable que en la actualidad, donde las diferencias sociales eran aún mucho mayores que ahora.

Solo hay que revisar las películas ambientadas en el siglo pasado o antepasado, biografías propias de esta temática o libros de historias, donde las casas reales siempre han sido admiradas y respetadas por todos. Incluso el tema principal de muchos de los cuentos más famosos para niños de los hermanos Grimm o Christian Andersen relatan la historia de los príncipes, los reyes y lo mágico de que una niña tipo cenicienta encuentre a su príncipe azul y sea feliz para toda su vida. No está demás señalar en esta columna el éxito que tuvo la trilogía de la historia de Elisabeth, más conocida como Sissi, caracterizada por Romy Schneider, que relata la historia de una niña joven e ingenua que se convierte en emperadora de Austria y reina de Hungría al casarse con el joven emperador Francisco José.
Sissi

La realeza era una autoridad y de pequeño se recibía la enseñanza de que había que respetarla. Después de algunas revoluciones ocurridas en Europa en el siglo XIX y XX, donde muchas casas reales fueron violentamente sacadas del poder, empezaron a perder el acostumbrado respeto hacía ellos. Sin embargo el interés y la admiración por estas familias no ha cambiado.

Hoy en día, hace no más de dos décadas el concepto de monarquía parece haber cambiado en el mundo y la sociedad, y parece ser mucho más alcanzable que en los últimos siglos. Se siente como que las familias reales se han modernizado y se ven más liberales, donde los próximos herederos del trono ya no son mirados con extrañeza, cuando eligen una plebeya para casarse. Eso hace parecer que son más cercanos, amigables y alcanzable a la gente.

Muchos críticos, por otro lado, se preguntan, si en estos días de tantas crisis financieras y desastres naturales, donde Europa y dentro de ella Inglaterra no ha sido una excepción en estas dificultades mundiales, son necesarios tantos preparativos costosos y gastos innecesarios en un mundo donde cada vez más personas se cuestionan la utilidad de la monarquía a parte de ser decorativa para un país y cumplir con funciones más bien representativas.

A pesar de todas estas críticas y oposiciones respecto de la monarquía, la realeza y todos sus acontecimientos a su alrededor entretienen a la gente, que muchas veces viven un día a día sumamente rutinario sin muchos altibajos y con poca entretención, lo que los cautiva envolverse en este mundo mágico, y que parece ser muy entretenido.

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