La cumbre del G-8 clausurada hoy en Deauville, Francia, dio hoy un amplio apoyo a los rebeldes que luchan por la democracia en los países árabes y condenó a los regímenes de Libia y Siria que estarían impidiendo las reformas democráticas; aprobó un aporte de 40 mil millones de dólares a los países de la “primavera árabe”; dio inicio a un proceso que tiene por fin llegar a controlar las redes de internet en el mundo; acordó promover en el futuro los más altos niveles de control en materia de seguridad nuclear; y en el campo del desarrollo pidió que los miembros del G-8 asumieran el 85% del gasto de la seguridad alimentaria.
En la declaración final entregada hoy se contemplan los siguientes temas y puntos, de acuerdo a un resumen publicado por el diario El Mundo de España:
Solidaridad con Japón
El G8 ofreció toda su ayuda a Japón para superar la catástrofe del terremoto de Fukushima y el subsiguiente accidente nuclear de la central de Fukushima Daïshi. Tiene confianza en el gobierno nipón para gestionar la crisis y ofrecer información continuada sobre la evolución del peligro nuclear. Japón ha asegurado que todos los productos que exporta son seguros y el G8 subraya que deben de ser sometidos a estrictos controles científicos, al tiempo que advierte de que la tragedia ha de servir para promover en el futuro unos mayores niveles de seguridad nuclear.
Control de Internet
La Red de redes se han convertido en un espacio público de primer orden y un creciente motor de la economía mundial del siglo XXI y el G8 ha invitado a los principales dirigentes del sector a estudiar el modo de controlarla. Estos son conscientes de sus responsabilidades en lo concerniente a la propiedad intelectual, la persecución de actividades delictivas como la pederastia y la fiscalidad digital. Pero también se han mostrado reacio a poner controles que limiten la libertad. El e-G8 Forum se repetirá anualmente y los líderes de la era digital se van con el encargo de realizar propuestas al grupo de las superpotencias.
Economía mundial
El Grupo de los Ocho se congratuló de los indicios de recuperación económica mundial, al tiempo que los países que lo integran se declaran decididos a sanear sus finanzas públicas y controlar el gasto. También, de acuerdo con el G20, se comprometieron a ampliar el campo de ayudas al desarrollo, atenuar la volatilidad de los precios de las materias primascomo también reforzar el sistema monetario internacional. Saludan además los esfuerzos de Rusia por entrar en la Organización Mundial del Comercio, se declaran favorables al libre comercio, consideraron la innovación un factor esencial de crecimiento, reivindicaron la cooperación internacional en materia de investigación, apoyaron todas las iniciativas de crecimiento verde (esto es, vinculado a prácticas ecológicas), se preocuparon por el aprovechamiento de los recursos energéticos...
Seguridad nuclear
Lo sucedido en Japón confirmaron que existe una necesidad constante de reevaluación de la seguridad nuclear y el G8 está determinado a promover en el futuro los más altos niveles de control relativos a este tema. Solicitaron a aquellos países que aún no hayan suscrito la Convención de Seguridad Nuclear que lo hagan y anunció que en la próxima reunión de dicha Convención, prevista para 2012, pedirá que se amplíen al máximo los controles.
Cambio climático
Las ocho superpotencias se comprometieron a luchar por reducir al 50% la emisión de gases de aquí a 2050. Reivindicaron el espíritu de las conferencias de Cancún y Copenhague y anticiparon que en la próxima cita internacional de Durban pedirán a todos los países emergentes un esfuerzo en materia de política medioambiental.
Desarrollo
El G8 recordó que las ayudas al desarrollo son una de sus principales prioridades y señaló que sus países miembros asuman el 85% del gasto en seguridad alimentaria, el 78% de la financiación de la lucha contra el sida, la tuberculosis y el paludismo, el 44% de la lucha contra la polio y el 70% de la APD (Ayuda Pública al Desarrollo) que, en 2010, representa 89.250 millones de euros.
Paz y seguridad
El Grupo de los Ocho exigió el fin inmediato del uso de la fuerza contra los civiles en Libia y se comprometió a apoyar la transición política en este país, al tiempo que declara que Gadafi ha perdido toda la legitimidad y debe partir. Los líderes del G8- incluido Rusia-, coincidieron en que Muamar Gadafii “ha perdido toda su legitimidad” y “debe irse porque no tiene futuro en una Libia libre y democrática”. Por otro lado, Rusia se posicionó como un posible mediador en el conflicto, después de que su presidente Dimitri Medvedev confirmara que ofreció sus servicios en la cumbre.
Sarkozy y el presidente de los EE.UU., Barack Obama, impulsores junto al Reino Unido de los bombardeos en Libia, reafirmaron su decisión de “terminar el trabajo”. Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, dijo que las operaciones de la OTAN entran en una “nueva fase”.
También advirtieron a Siria sobre la represión y solicitaron que sean liberados los prisioneros políticos. Hicieron una llamada a Israel y la Autoridad Palestina a alcanzar un entendimiento, de acuerdo a la propuesta de paz formulada el 19 de mayo por Barack Obama. Los líderes indicaron que están “horrorizados por las muertes de muchos manifestantes pacíficos como resultado de las repetidas y graves violaciones a los derechos humanos en Siria” e instaron a Damasco a “cesar inmediatamente el uso de la fuerza”. “Si las autoridades sirias no tienen en cuenta este llamamiento, estudiaremos otras medidas”, advirtieron.
Condenaron el uso de la violencia en Yemen. Se mostraron preocupados por la pérdida de derechos fundamentales en Irán. Y, en referencia a este país, apuntaron también que debe respetar las resoluciones del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. De no hacerlo, amenazan con tomar medidas.
Por otra parte, condenaron el comportamiento provocador de Corea del Norte en relación a sus programas de enriquecimiento de uranio y sus pruebas armamentísticas. Propusieron una conferencia sobre una zona exenta de armas nucleares en Oriente Medio. Declararon la muerte de Osama Bin Laden como un escalón más en la lucha contra el terrorismo, que sólo será eficaz a través de la colaboración internacional y el destierro del radicalismo. Se felicitaron por el plan de acción conjunto emprendido en 2011 contra el tráfico mundial de cocaína. Reafirmaron su apoyo a un Afganistán estable. Pidieron a Pakistán que resuelva sus graves problemas internos y destacaron la importancia crucial de la educación. Se declararon preocupados de la escalada de violencia en Zimbabwe y apostarom por organizar allí unas elecciones libres y transparentes.
Ayuda a Túnez y Egipto
Al margen de todos estos puntos oficiales, Nicolas Sarkozy, como anfitrión, tuvo tiempo de comentar temas de actualidad política como las ayudas de 40.000 millones de dólares para reactivar la economía de Túnez y Egipto ("queremos ayudar a consolidar la democracia en los países de la primavera árabe"- 20 mil millones dólares saldrán de organismos multilaterales (salvo el Fondo Monetario Internacional), unos 10 mil de compromisos bilaterales y los restantes 10 mil millones de los países del Golfo Pérsico-); el affaire DSK ("no es una vergüenza para Francia porque Strauss-Kahn no representa a nuestro país, sino al FMI"), el apoyo estadounidense a la candidatura de la ministra gala de Economía, Christine Lagarde, para remplazar a DSK al frente del organismo, la crisis griega ("la Unión Europea va a apoyar a Grecia hasta el final. El euro no se toca porque sin euro no existe Europa") o incluso la creación, en años venideros, de un G8 de la Juventud a semejanza del e-G8 e inspirado por las reivindicaciones de la Puerta del Sol ("tengo toda la simpatía por la juventud española, aunque no creo que sus reivindicaciones sean parecidas a las de los jóvenes árabes").
Los líderes del G-8 invitaron a los primeros ministros de Túnez, Beji Caid Esebsi, y Egipto, Esam Charaf, a esta segunda jornada de la cumbre dedicada a respaldar a los países que derrocaron este año a sus regímenes autoritarios, e inician el camino hacia la democracia. Levantamientos populares entre enero y febrero de este año, expulsaron del poder que ocupaban desde hacía décadas a Zine el Abidine Ben Alí, en Túnez, y a Hosni Mubarak, en Egipto.
Túnez se va “muy satisfecho” por la declaración del G-8, expresó el ministro de Economía tunecino, Jalud Ayed, que había cifrado las necesidades de su país en 25 mil millones de dólares en cinco años. Egipto anunció antes de la cumbre que necesita 12 mil millones de dólares hasta mediados de 2012.
En tanto, el FMI anunció en forma independiente que estudia conceder préstamos de hasta 35 mil millones de dólares a los países importadores de petróleo de Oriente Medio y el norte de África.
La próxima cumbre de las superpotencias, bajo la presidencia francesa, será la del G20 en Cannes, el 3 y 4 de noviembre de 2011.
La declaración oficial de la cumbre tiene 23 páginas de letra apretada que se inician con una frase bien reveladora: "En estos tiempos de conmoción, nosotros, los jefes de estado y de gobierno del Grupo de los 8, reafirmamos nuestro profundo compromiso en favor de la libertad y de la democracia, que son valores universales".
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