El semanario alemán Der Spiegel publicó en su edición que aparece los lunes que en una de las cajas negras del avión accidentado en el Atlántico en junio de 2009 se escucha al piloto Marc Dubois regresar precipitadamente a la cabina e impartir desesperadamente instrucciones a los copilotos para evitar el accidente, lo que demuestra que no se encontraba en su puesto en el momento en que se iniciaron los inconvenientes técnicos.
No obstante, el artículo afirma que las primeras informaciones que se conocen de las cajas negras apuntan a "una tragedia tanto humana como técnica", a diferencia de lo publicado la semana pasada por el diario francés Le Figaró, que liberaba de toda culpa a Airbus, fabricante del A330 que se precipitó al mar, y hablaba únicamente de errores humanos.
Le Figaró publicó que los expertos de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), a cargo de descubrir las causas del accidente, trataban de determinar si la tragedia se había producido por un error puramente humano de los pilotos o si involucra también a las medidas de seguridad de la aerolínea Air France, propietaria del avión e investigada por el caso.
Los expertos de BEA sostienen que la tripulación decidió evitar una zona de turbulencias, lo que en un principio pareció tener éxito. Sin embargo, el avión terminó volando en una llamada "trampa de hielo" -con cristales que el radar difícilmente puede detectar- y allí habrían fallado, primero, los velocímetros y luego el sistema eléctrico de la aeronave.
Según indica la revista Der Spiegel, la ausencia del capitán en la cabina podría fortalecer la hipótesis de un error humano y, como consecuencia, la falla del sistema eléctrico, aunque no descartan que Air France y Airbus también sean responsables.
Al parecer, los pilotos de Air France no estaban lo suficientemente informados sobre las fallas frecuentes de los velocímetros, ni habían sido adecuadamente instruidos acerca de cómo reaccionar ante este tipo de problemas. De ser así, la aerolínea y el fabricante estarían en serios inconvenientes.
Además, es posible que una reacción del avión, que trató de elevar su altura de vuelo tras fallar los velocímetros, hubiera sido ocasionada por los datos de una de las computadoras a bordo que interviene cuando la máquina está en una situación de emergencia.
Gracias a la información extraída de las cajas negras, recuperadas en el fondo del mar, a casi 4.000 metros de profundidad, los investigadores esperan reconstruir lo que sucedió el 1 de junio de 2009 cuando el vuelo AF447 se estrelló en el Atlántico poco después de haber despegado de Río de Janeiro con rumbo a París muriendo las 228 personas que viajaban a bordo entre pasajeros y la tripulación.
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