CORRUPCIÓN-VIOLACIONES A LAS LEYES Y FÚTBOL..ASÍ ES CHILE-KRADIARIO
NUESTRA LÓGICA AMBIVALENTE: EMPRESARIOS POLÍTICOS Y
FUTBOLISTAS
Por Hugo Latorre Fuenzalida
En Chile la norma se hace para luego ser discriminada. No es
una normativa universal; es una normativa puramente formal. Si fuese de
carácter universal se debería aplicar a todo el mundo….;pero en Chile, de toda norma se hacen excepciones.
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Es que,
al parecer, en Chile los ciudadanos no son todos iguales ante la ley. Hay quienes la ley les cae encima y hay quienes
la hacen caer, puesto que son quienes hacen la ley, interpretan la ley y
simplemente tuercen la nariz a la ley cuando no da para reinterpretarla,
llegando entonces a irrespetarla.
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Ya, desde don Diego Portales, hombre al que se le reconoce
la calidad de padre de la norma independiente e impersonal, que caracterizó a
Chile como Estado formal y tempranamente normativo, se deslizó por la tangente
de la discriminación, al dejar constancia que
la Constitución era como una doncella a la que se le debe violar las
veces que fuese necesario. Es decir, quien tiene el poder tiene la manija de la
ley, según expresión de este prócer de nuestra institucionalidad admirada.
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Desde pequeños escuchamos el decir socializado de que al
ladrón de una gallina se le daba cárcel de cinco años, pero al ladrón de
riquezas cuantiosas, simplemente se le dejaba en libertad y gozando de su
defraudación, ya sea en una provincia lejana o, simplemente, en razón de pasar
lo robado a nombre de la esposa; o desde el extranjero, si se temía
retaliaciones de parte de las víctimas.
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Pero todos estos llamados “ladrones de
cuello y corbata”, morían indefectiblemente en su lecho, con resguardo de buena
asistencia familiar y facultativa. Raramente la mano larga de la venganza les
coartaba la posibilidad del goce de esa riqueza mal habida, abreviando el tiempo
de esa dichosa existencia, porque también se dieron casos de quienes se tomaron
la justicia por sus manos, pues también
se decía, antaño, que la venganza es dulce y, ejecutada con las propias manos,
es hasta gozosa.
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No han faltado las “razones de Estado” para conceder
“perdonazos” admirables por su impudicia
y descaro, ahí están los “Pinocheques” y también la jugada con Johnson¨s.
Recientemente las defraudaciones fiscales reiteradas (caso Penta), se
están computando como errores tributarios y se está llevando a una simple
solución administrativa lo que, en realidad, fue un delito flagrante, alevoso y
contumaz. Este nuevo “perdonazo” se está tramando ahora entre el SII, el
gobierno y los partidos de la Alianza y Nueva Mayoría, donde se comienza a hacer
obvio que lo que se negó en público se está ejecutando bajo cuerdas: es decir,
evitar la judicialización de estos delitos fiscales que comprometen al
estamento político en ambos frentes.
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Si se trata de “perdonazos” por accidentes con resultados de
muerte o lesiones graves, por conducir en estado de ebriedad, tenemos casos
emblemáticos de sentencias absolutorias muy sospechosas; no se puede olvidar
casos como el del arquero Johnny Herrera o el del “niño” Martín Larraín,
quienes gozan de libertad plena, y sus víctimas de paz eterna.
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Nuevamente, con el caso Vidal, se plantea una situación
donde la pasión manda más que la razón. Sampaoli ha decidido perdonar lo que
antaño Borghi decidió condenar. El arreglo se hizo por el lado económico y no
se sabe si el delito cometido será sancionado…Eso está por verse. Si Chile sale
triunfante…….Bueno, “clemencia Tito”. Pero lo cierto es que no hay coherencia
entre las posiciones de los directivos de la ANFP de ahora y de antaño.
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Eso es
lo que nos tipifica y caracteriza: somos sociedades inconsecuentes,
fluctuantes, variables, relativistas e inconstantes en cuanto a la ley, la
moral, la ética, las costumbres, los juicios, los compromisos, los deberes, el
amor y la veneración de los líderes, ídolos y modas.
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Somos flexibles como la caña, nos doblamos ante cualquier
vientecillo, pero tenemos la cualidad de volver a exhibirnos rectos después de
la tormenta; esa cualidad nos permite parecer orgánicos sin serlo; parecer
organizados, no siéndolo; parecer desarrollados, cuando en verdad somos
activamente, consuetudinariamente y voluntariosamente subdesarrollados.
Lucho Diaz Alvayay
18 de junio a las 15:20
Esto esta imparable, ¡que vergüenza