IGLESIA-OBISPO BARROS-KRADIARIO
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EL PAPEL DEL NUNCIO
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EL PAPEL DEL NUNCIO
Por Abraham Santibañez
El debate sobre el nombramiento del obispo Juan Barros se
centró en su relación con el sacerdote Fernando Karadima. Lo último que ha
dicho el obispo, ya instalado en su sede en Osorno, es que “jamás tuve
conocimiento ni imaginé nunca aquellos graves abusos que este sacerdote cometía
con sus víctimas”.
Pero el caso no está cerrado y no se agota en esas
vicisitudes. Cabe preguntarse por el papel del Nuncio apostólico, el
representante de la Santa Sede, quien, como encargado de recopilar los
antecedentes para los nombramientos de obispos, ha sido una figura decisiva
pero silenciosa.
Monseñor Ivo Scapolo (cumplirá 62 años en julio), es doctor
en Derecho Canónico y en Chile, como en otros cargos anteriores, ha mostrado un
estricto apego a las normas diplomáticas del Vaticano: habla poco y no se
implica en polémicas, corresponde a la definición misma de un bajo perfil. La
imagen solo se rompió cuando surgió la polémica por el envío de antecedentes de
tres sacerdotes “progresistas” al Vaticano. Después de la incertidumbre
inicial, se aclaró que el origen fue un requerimiento de información que el
propio Scapolo hizo al arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, por
declaraciones de los sacerdotes Mariano Puga, Felipe Berríos y José Aldunate.
Ahora ha sido lo mismo: mucho secretismo y ningún
trascendido hasta el momento de oficializar la designación de quien hasta
entonces era el obispo castrense. Como sintetizó con loable franqueza Jaime
Coiro, vocero de la Conferencia Episcopal: “La palabra perplejidad se ha
pronunciado reiteradamente”. No hablaba del círculo de sus colegas periodistas.
El cargo de Nuncio es único en el mundo. Como embajador del
Estado del Vaticano, es un diplomático. Pero, al mismo tiempo, al ser designado
por el Papa, tiene una responsabilidad religiosa: es el nexo oficial entre el
sucesor de san Pedro y los obispos del país donde está acreditado.
No es una situación fácil de manejar
En más de un siglo (el primer Nuncio en Santiago fue Enrico
Sibila; 1908-19214) ha habido 18 Nuncios en Chile. La mayoría pasó incólume por
todas las vicisitudes políticas y sociales. Hay, sin embargo, dos notables
excepciones: Sebastiano Baggio (1953-1959) y Angelo Sodano (1977-1988).
Baggio, el cual tuvo por lo menos un enfrentamiento público
con el Presidente Jorge Alessandri y fue cercano a Eduardo Frei Montalva,
estuvo detrás del nombramiento de una serie de obispos de destacada conciencia
social, incluyendo a Mons. Raúl Silva Henríquez.
Sodano, en cambio, tuvo una cordial relación con el general
Augusto Pinochet. Durante sus años en Chile se produjo un cambio marcado hacia
posturas conservadoras en los nombramientos en el episcopado.
Es, al parecer, la misma línea de Scapolo, quien
lo reconoce como un amigo.
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