AVIÓN-ACCIDENTE EN LOS ALPES-KRADIARIO
El copiloto, supuesto autor del desastre aéreo |
Por Milenka Krohne
Corresponsal de KRADIARIO en Alemania
El “piloto de la muerte”, como ya se le llama en Alemania a Andreas
Lubitz (27), no debería haber volado el martes último porque un médico había firmado para él una “licencia por enfermedad” que él no acató ni tampoco informó a sus
superiores en Germanwings; en otras palabras mantuvo su enfermedad bajo secreto.
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La Fiscalía de Düsseldorf informó hoy que Lubitz, quien como
copiloto presuntamente estrelló deliberadamente el avión de pasajeros matando a
149 personas, entre pasajeros y tripulación, “tenía efectivamente un certificado médico de
baja por enfermedad, vigente para el día de la catástrofe, que había roto y
ocultado a la empresa, así como otros documentos que demuestran que estaba en
tratamiento”.
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Las autoridades no han revelado qué enfermedad padecía el joven
copiloto, aunque el diario Bild de Alemania, citando “círculos de Lufthansa”, señaló este viernes que él estuvo seis meses bajo
tratamiento psiquiátrico en 2009 cuando recibía la instrucción como piloto en
una academia de Lufthansa, la que tuvo que interrumpir por este motivo.
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El semanario alemán Der Spiegel señala que los documentos
hallados durante los registros apuntan a un problema de salud mental. Dicho "grave episodio depresivo"
quedó constatado en el acta sobre el copiloto del departamento de tráfico aéreo
alemán bajo el código "SIC", que se refiere a la necesidad de que el
afectado se someta a "revisiones médicas regulares". La cadena de
televisión pública ARD también confirma este último detalle.
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Fuentes de la fiscalía negaron, en cambio, que en los
registros realizados en su domicilio se hubiera encontrado una carta de despedida
"ni indicios que apunten a un trasfondo político o religioso" para su
proceder. Sí se encontraron, según un comunicado emitido hoy por ese
departamento, documentos que demuestran que estaba en tratamiento médico.
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El hecho de que entre los documentos encontrados hubiera
"bajas médicas rotas, actuales e incluso vigentes para el día de los
hechos" indica que el afectado "ocultó a su empleador y a su entorno
profesional" su enfermedad.
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La fiscalía alemana salió asimismo al paso en ese comunicado
de las informaciones, difundidas en medios británicos, según las cuales en los
registros realizados ayer en la casa de sus padres, en la localidad de
Montabaur, o en su apartamento de Düsseldorf, se hubiera encontrado una carta de
despedida.
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Hasta ahora, se sabía que el copiloto de Germanwings,
Andreas Lubitz, había interrumpido durante unos meses, en 2009, su formación y
se había especulado sobre una posible depresión. El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, informó ayer la interrupción
de ese periodo de formación, pero rehuyó concretar a qué se debió, ateniéndose
a que está bajo la prerrogativa de la confidencialidad médica.
El
copiloto causante de la tragedia en el vuelo 4U 9525, procedente de Barcelona y
con destino Düsseldorf con 149 personas a bordo, empezó su aprendizaje a los 14
años en un club de aviación local e ingresó en la escuela de Bremen de
Lufthansa en 2007.
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En
2009 se produjo la interrupción por seis meses esa formación, que reanudó con
posterioridad hasta ingresar en Germanwings, filial de bajo coste de Lufthansa,
en 2013.
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Spohr
insistió ayer en que, tanto al ingresar en la escuela como al reanudar y
completar su instrucción, pasó los más rigurosos exámenes, tanto físicos como
mentales.
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Lubitz
vivía entre su domicilio familiar de Montabaur, en el "Land" de
Renania Palatinado, y su vivienda privada en Düsseldorf, en el vecino de
Renania del Norte-Westfalia.
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Ambos
domicilios, el familiar y el propio, fueron ayer objeto de largos registros
policiales que duraron cuatro horas, en que se incautó abundante material,
incluso una torre de ordenador y objetos privados, aunque hasta ahora no hay
información oficial al respecto.
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La
revelación de que Lubitz rompió en pedazos la baja médica que tenía para el
mismo día del siniestro, el pasado martes 24, confirma lo que ya habían
adelantado algunos medios alemanes: que el registro del piso de Düsseldorf
aportaría pistas "decisivas" para explicar el siniestro. Fuentes
médicas explican que en Alemania cuando un facultativo concede la baja a un
trabajador le entrega dos volantes: uno para el seguro médico —en el que
aparece el motivo de la baja— y otro para la empresa donde trabaja —sin
especificar la enfermedad sí se entendería que Germanwings no conociera los
problemas psiquiátricos del copiloto, como sugiere la fiscalía en su escrito. “Esto
nos hace suponer que el fallecido habría ocultado su enfermedad a la empresa
que le emplea y a su ambiente laboral", sostiene la fiscalía de
Düsseldorf.
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Las
últimas revelaciones sirven a los vecinos de Montabaur para confirmar sus
peores expectativas. Un día después de que todas las informaciones apunten a
Lubitz como el único responsable de la muerte de las 149 personas que viajaban
con él en el avión, muchos aquí siguen mostrando su desconcierto. "Era un
tipo estupendo, como toda su familia. Lo conocía a él desde hace años y nunca
vi nada raro", decía en la mañana del viernes una vecina del barrio donde
viven sus padres.
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Las
compañías aéreas alemanas han decidido adoptar este viernes el protocolo de que
siempre haya dos personas en la cabina de los pilotos, en el caso de que uno
tenga que abandonarla. La
decisión se ha tomado después de que ayer trascendiera que el copiloto del
vuelo de Germanwings que se estrelló el pasado martes en Los Alpes tomó la
decisión “voluntariamente” tras haber impedido que el piloto, que había
abandonado momentáneamente la cabina, pudiera volver a entrar.
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