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lunes, 9 de mayo de 2011

¿Y “EL FUTURO ESPLENDOR”?

Por Gabriel Sanhueza Suárez


El mar chileno es una de las cinco zonas pesqueras más productivas y diversas del planeta y nuestro país constituye la sexta pesquería más importante a nivel mundial.

Sin embargo, esa inmensa riqueza no beneficia a su gente, no genera trabajo digno, ni menos alimenta a los chilenos. Sólo un puñado de empresas se enriquece con las rentas que genera la industria pesquera en Chile, dejando de paso un mar arrasado.

Tenemos récords dudosos, que dan vergüenza ajena. Somos, después del Perú, el segundo exportador mundial de harina y aceite de pescado. Es decir, uno de los mayores vendedores de proteína animal del planeta, producto sin mayor valor agregado.

Hacemos harina nuestros recursos hidrobiológicos para alimentar pollos ajenos. Paradojalmente, apenas consumimos 7 kilos de pescado per cápita al año. Los peruanos llegan a los 22, los españoles a los 30 y los japoneses (antes de Fukushima) a los 50 kilos.

Somos el segundo país exportador de salmón y trucha de cultivo en el mundo y el primero en América Latina en el desarrollo de la acuicultura.

Nada de eso sin embargo, favorece a la ciudadanía, a las comunidades costeras, a los pueblos originarios, a los consumidores. Por el contrario, hoy, por primera vez, se reconoce que vivimos una grave crisis pesquera, donde prácticamente más del cuarenta por ciento de los recursos están colapsados. Otro 18 por ciento está siendo capturado a sus niveles máximos, y cerca del 40 por ciento se encuentra sobre explotado.

Tomemos, por ejemplo, el jurel, base de la fortuna del Grupo Angelini (*), pasó de capturas equivalente a 4 millones y medio de toneladas en el año 1995 a sólo 300 mil toneladas el año pasado. Trescientos mil toneladas de juveniles, porque los jureles que hoy se capturan son minúsculos. En pocos años disminuyeron de 60 centímetros de largo a escuálidos 21.

Expertos aseguran que ya hemos perdido un 80 por ciento de la biomasa marina, y que su recuperación significará por lo menos 15 años.

La pregunta lógica que los chilenos debemos hacernos, es ¿Cuál es el sentido de explotar ese mar tan rico que la naturaleza nos dio?. ¿Enriquecer los bolsillos de unas pocas grandes compañías? ¿de SPK Angelini?, ¿de Pesquera Camachanca? ¿de pesquera Bio Bio?, ¿de San Jorge?.

De nuevo la pregunta, ¿Cuál es el sentido de arrasar con los recursos hidrobiológicos?. ¿Qué tres grandes conglomerados se apoderen del 95% de los jureles, mientras 100 mil pescadores artesanales empobrecidos se quedan con el 5 por ciento restante?.

Una pesquería sustentable debe, por lo menos, cumplir con tres requisitos básicos: Alimentar a sus habitantes, sin encarecer el precio de los productos. El jurel, comida de los pobres en Chile, ha duplicado su precio en los últimos años.

Segundo: cuidar y conservar en el tiempo los recursos marinos.

Y tercero: crear fuentes de trabajo estable. Lo que hoy tampoco ocurre porque la política industrial depredadora ha significado la pérdida de miles de empleos.

Lo lamentable en toda esta historia es que fue la Concertación, el gobierno de Ricardo Lagos, el que privatizo el mar regalándoselo a estos grandes conglomerados. Escribo regalo, porque se quedaron con recursos de todos nosotros, pagando al fisco un irrisorio 3% de las ventas que realizan.

El 2012 se tiene que revisar esta privatización que significó la entrega de cuotas de capturas individuales intransferibles.

A todas luces en estos 10 años el sistema no estuvo a la altura de una pesquería sustentable: no logró conservar los recursos que pertenecen a todos los chilenos, tampoco logró mantener y mejorar los empleos del sector, y más aún pone en riesgo la situación alimentaria de los habitantes.

En las próximas semanas el gobierno deberá enviar al Congreso un proyecto de ley que determine si nuestro mar seguirá siendo destruido por unos cuantos industriales o si el estado deja de regalar las rentas de la pesca y asume una política que asegure su sustentabilidad, detenga la sobreexplotación de los recursos y favorezca la administración de los recursos pesqueros para el bien del país.

(*) El fundador Anacleto Angelini, fallecido el 2007, era el hombre más rico de Chile y de Latinoamérica.

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