Diario El Mercurio de Santiago de Chile
Venezuela y Cuba: crisis complementarias
En el exterior, hay mayoritario escepticismo en cuanto a que puedan sortear la crisis que estiman inevitable, aunque no inminente. Los gobiernos extranjeros reaccionan con prudencia, conscientes de que intervenciones externas pueden resultar contraproducentes para el establecimiento de una real democracia. Interesante es el silencio de los dirigentes comunistas y socialistas chilenos: hace poco tiempo, al término del gobierno de la Concertación, junto con la Presidenta Bachelet visitaron y respaldaron al régimen cubano.
Con ocasión de la clausura de la legislatura ordinaria de la Asamblea Nacional, el Presidente Castro ha planteado que Cuba se encuentra en una disyuntiva: "O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio: nos hundimos, y hundiremos el esfuerzo de generaciones enteras".
Este dramático reconocimiento fue complementado con severas autocríticas sobre 50 años en la construcción del socialismo. Al respecto, destacó el incumplimiento de los planes de desarrollo y planteó condenar el secretismo del régimen; introducir reformas estructurales en la gestión económica, incluyendo la revisión del principio leninista que asigna al Estado la propiedad de los medios de producción; promover el trabajo por cuenta propia, aplicar la tributación progresiva, eliminar la libreta de racionamiento y las restricciones en las producciones agrícolas, y focalizar los subsidios en las personas.
También anticipó que deberían seguir nuevos cambios económicos a la conclusión del VI Congreso del PC de Cuba, que tendrá lugar a mediados del próximo año. Refiriéndose a este encuentro, cuya convocatoria se había postergado, advirtió que "debe ser, por ley de la vida, el último de la mayoría de los que integramos la generación histórica. El tiempo que nos queda es corto".
El Presidente Castro ha puesto límites a las reformas propuestas: no significarán eliminar la planificación ni sustituirla por el mercado; tampoco permitirán la acumulación y concentración de capitales. Más importante, se descartan cambios favorables a las libertades políticas y a los derechos humanos. En fin, ha reiterado que "a mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo".
Nadie puede asegurar cuál será el modelo económico que establecerá Raúl Castro, pero es notable el hecho de que se haya abierto un camino, dando espacios al potencial emprendedor del pueblo cubano.
Hugo Chávez opta por asumir poderes extraordinarios
También Chávez parece estar consciente de que el tiempo para instalar el socialismo del siglo XXI se le agota. Un nuevo Congreso asume en enero y la oposición elevará a 40 por ciento su hoy nula representación en la saliente Asamblea Legislativa. Para sortear este impedimento y para aprovechar la mayoría en extinción, ha solicitado y recibido de ésta una delegación de facultades para legislar por decreto durante los próximos 18 meses. El gobernante ha manifestado que están prácticamente finalizados los textos de 20 decretos que serán promulgados recurriendo a la ley habilitante.
Paralelamente, el Presidente venezolano, anticipando su pérdida de control del Legislativo, está concluyendo la aprobación de un importante paquete de leyes que reducen la libertad de expresión, el derecho de asociación, la propiedad privada y las libertades políticas. El incremento del poder presidencial se extiende a la prensa y telecomunicaciones, incluyendo restricciones a internet, centralizando su acceso a través de servidores controlados por el gobierno. Y para eliminar la cadena de televisión opositora, cancela las concesiones antiguas y exige la presentación de nuevas solicitudes.
En materia electoral, para inhabilitar a sus opositores ha establecido nuevos delitos en la categoría de fraudes, que permiten la expulsión de la Asamblea y la inhabilidad para desempeñar cargos públicos hasta por ocho años a quienes cambien su militancia política. Prácticamente ningún sector se ha dejado fuera de la autoridad presidencial. Hasta se ha removido la autonomía de las universidades.
La escalada de acumulación de poderes por Chávez se agrega a su dominio del tribunal electoral y de la justicia. Surge así la posibilidad de acusarlo por infringir el artículo 20 de la Carta Democrática de la OEA, al llevar a cabo una modificación constitucional que afecta gravemente el sistema democrático.
Los excesos de Chávez, la creciente oposición interna y el deterioro político y económico de Venezuela lo exponen a reacciones adversas sin precedentes. Mientras el régimen castrista parece optar por la moderación, Hugo Chávez prefiere continuar con la radicalización. Su estrategia sólo lo ha fortalecido en las apariencias, dado el significativo deterioro de la economía venezolana y la creciente oposición interna, mejor organizada que la cubana. Pero no todas son malas noticias para el Presidente de Venezuela: el aumento del precio del petróleo podría contribuir a atenuar las manifestaciones del fracaso de su gobierno.
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