Diario El Cronista Comercial de Argentina
Hacia dónde irá Cuba
Por Daniel Muchnik
Ensayista
Aparentemente Raúl Castro se contradijo días pasados cuando exigió a la dirigencia, en la Asamblea Nacional, corregir “errores del pasado” y “rectificarnos o nos hundimos”. Porque solicitó el cambio pero, por otro costado, afirmó que “la planificación y no el libre mercado será el rasgo distintivo de la economía”. ¿Fueron acaso palabras nada más? Porque es con una constante planificación que la producción viene cayendo en picada. El 90 por ciento de la economía la manipula el Estado.
Castro, que tiene 79 años de edad y está en el poder, siguiendo a su hermano Fidel, desde hace 50 años, entiende que está allí, en la cumbre de las decisiones, porque fue “elegido para defender el socialismo”, porque su “generación tiene el deber de salvar la revolución”. Pese a todo, desde hace más de un año Raúl Castro ha permitido la puesta en marcha de una economía mixta, descentralizando algunas decisiones, la venta de artículos de “lujo” (lujo son los teléfonos celulares y las computadoras), el uso de la infraestructura hotelera.
Una vez más se jerarquiza el discurso y la obstinación y el empecinamiento por sobre las propuestas concretas. ¿Que hará el régimen ahora? Si nos guiamos por los resultados, el tiempo que estamos viviendo se parecen a los de la “Perestroika” en Rusia: un sinfín de alternativas lanzadas desde el poder, en tanto el propio sistema y su burocracia ciega impiden todos los cambios posibles. Entre los lineamientos ahora presentados en la Asamblea figuran “atacar la improvisación”, reimplantar “la disciplina” e “imponer el orden en el manejo de los presupuestos”. Ha trascendido que Castro intentará gestionar la oferta monetaria y crear nuevos Impuestos.
Los culpables de los desastres siempre han sido los “otros”: o los funcionarios de segundo o tercer nivel, o los desastres producidos por la naturaleza, o el lábil bloqueo comercial norteamericano. Pero de los errores técnicos cometidos y las torpezas en el manejo práctico de la producción y el reparto del ingreso nacional no se habla. Y no habrá soluciones mágicas, ni con la pérdida del empleo de 500.000 cubanos en los próximos seis meses.
La idealización de aquel grupo de revolucionarios que acabó con la dictadura de Batista y los intereses extranjeros ha impedido ver la realidad. Los logros en la educación y en la salud de la población fueron tapados por la corrupción extendida, la protección de una clase “privilegiada”, los desbordes ideológicos que llevaron a costosas expediciones militares en el extranjero, la apelación a métodos ilegales para conseguir recursos para el Estado, la ausencia de libertad, la clausura total de todo pensamiento opositor.
El sistema monetario es una muestra fatal de desorden e injusticia. Los salarios sólo cubren las necesidades de unos pocos días, el sistema estatal está quebrado y se importa el 80 por ciento de los alimentos que se consumen.
Sólo se escuchan noticias alentadoras desde el exterior. Brasil promete muy importantes inversiones en puertos y en conglomerados para alojar a los 4 millones de turistas que llegan por año y Petrobras ya realiza prospecciones en el mar. ¿Tomará Cuba el ejemplo asiático del “socialismo de mercado” o se expondrá a cambios políticos de envergadura por crecientes protestas de la población?
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