Monseñor Santiago Silva |
Así la Iglesia se pronunció hoy en forma oficial frente al proyecto de aborto terapéutico presentado en el Congreso Nacional e impulsado por el senador PS, Fulvio Rossi y la senadora UDI, Evelyn Matthei.
En un comunicado de doce puntos, la Iglesia chilena explica por qué no está de acuerdo con las prácticas abortivas, pero deja abierta una vía para resolver los casos terapéuticos (Declaración completa se publica por separado en esta misma edición).
"Las prácticas abortivas son la negación misma de lo que se entiende por un acto médico, que consiste en hacer el bien posible, en este caso, a sus dos pacientes, la madre y su hijo", indicó monseñor Santiago Silva, secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile.
"Nunca será un acto médico el que dañe directamente a cualquiera de ellos. Ello no se opone, sin embargo, a considerar lícitas las acciones terapéuticas necesarias en favor de la madre para sanarla de una enfermedad, aunque comporten un riesgo incluso letal para el ser que no ha nacido. No se debe confundir una acción terapéutica a favor de la madre que encierra como consecuencia no buscada del peligro de una pérdida, con la directa eliminación del ser que no ha nacido", agregó.
En esta forma, la posición de la Iglesia ha dejado ahora una pequeña puerta abierta en favor del aborto terapéutico.
Los senadores Rossi y Matthei presentaron proyecto sobre aborto terapéutico. |
Agregamos en esa ocasión que "esta forma de analizar el problema es clasificado por algunos estudiosos, especialmente aquellos que están fuertemente inspirados en principios religiosos, como el aborto terapéutico indirecto, que distinguen del llamado aborto terapéutico propiamente tal. Este último es definido como el aborto directo porque mata directamente al bebé no nacido como medio para salvar presuntamente a la madre, cuando en realidad hay otras alternativas para salvarla a ella y a su bebé no nacido.
Distinto es el caso del "aborto indirecto", que en realidad no es un aborto en el sentido verdadero de la palabra: no es un aborto directamente provocado. Se trata del caso en el que la vida de la madre embarazada corre un peligro inminente, y la situación es tal, que si el médico esperara a que el bebe fuera viable, morirían tanto la madre como él.
En este caso, el médico tampoco tiene otra alternativa para salvar a los dos, si la hubiera, tendría que recurrir a ella. Entonces el médico no tiene más remedio que intervenir, tratando siempre de salvar a ambos (al bebé no nacido y a su madre), escribió Krohne Archiv.
(Ver por separado texto de la Declaración de la Iglesia)
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