Si bien las elecciones mexicanas de este domingo parecieran reflejar un alejamiento de lo tradicional en una sociedad tan diversa como la mexicana, lo cierto es que el plan de gobierno y las propuestas de campaña de Claudia Sheinbaum (Partido Morena) que aparece como gamadora son más bien convencionales. La segunda candidata que compite en las encuestas es Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD), es decir con un tinte más "derechista a la mexicana".
Lo más convencional desborda el documento “100 Pasos para la Transformación”, donde, pese al título, no queda totalmente claro cuál sería esa transformación anunciada. Las 381 páginas del documento más bien celebran los hitos y logros de AMLO, el actual Presidente Armando Manuel López Obrador, (en la foto de portada a la derecha de Sheinbaum), mientras propone maneras de preservar la continuidad de su administración. Este documento sería la hoja política y económica de Sheinbaum.
La política exterior de México ocupa apenas diez páginas de ese programa, dentro de las cuales lo más novedoso es potenciar la participación civil y ciudadana en la construcción de ésta, poniendo más énfasis en la gestión institucional regional de la movilidad humana. Además, la propuesta olvida mencionar mejoras o avances en la Política Exterior Feminista que México promulgó en 2020.
«Pobrecito México: tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos», es una frase que con frecuencia se escucha entre los analistas. Esta estrecha relación queda explícita en el programa de Sheinbaum, quien reconoce que este apretado vínculo bilateral (con tintes de exclusividad, como dice el texto), se convierte en un factor determinante tanto de la política exterior de México, como de los efectos sobre los asuntos internos.
Por ejemplo, el programa pone
énfasis en cómo se plantea desarrollar un modelo económico que se aleje del
neoliberalismo —tema central de la «Cuarta Transformación» de
Sheinbaum— y se enfoque casi exclusivamente en «la
importancia y la urgencia de atender las causas que originan el éxodo de
millones de personas procedentes del extranjero que cruzan el territorio
nacional en su afán de llegar a suelo estadounidense».
Más allá de proponer fortalecer la organización de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como uno de los foros internacionales de
interés para el país, y de tomar como ejemplo a Colombia, Ecuador y El Salvador
en su lucha contra el crimen organizado, el programa de gobierno de Claudia
Sheinbaum no mira ni incluye a América Latina como un socio estratégico, aunque
tampoco lo hace con otras potencias geopolíticas.
De hecho, en el tercer debate presidencial (del 19 de mayo pasado), la candidata dijo que «se acabó la sumisión en la política exterior», haciendo hincapié en que se debe fortalecer el tratado económico con EE. UU. y Canadá, y subrayando que «lo importante es que no se migre», poniendo nuevamente el acento en un tema que, si bien afecta a México como país de tránsito, es una crisis fundamentalmente para los Estados Unidos.
Hay tres cuestiones claves que las élites políticas estadounidenses han seguido de cerca en las elecciones presidenciales mexicanas. En primer lugar, cómo abordará el próximo presidente la cuestión de la cooperación con Estados Unidos en materia de migración.
En diciembre de 2023, más de 250 mil migrantes fueron detenidos o deportados de la frontera suroeste de Estados Unidos, y la opinión pública estadounidense se ha vuelto en contra de los migrantes indocumentados. Al mismo tiempo, México está haciendo menos para detener el flujo de migrantes a través de su territorio, con una caída del 60% en las deportaciones en 2023 en comparación con 2021. Esta caída en las deportaciones refleja el recorte de fondos por parte del gobierno mexicano, algo que ha sido señalado por muchos en Estados Unidos. El próximo presidente se enfrentará a una presión considerable por parte del gobierno estadounidense para que redoble sus esfuerzos para frenar el flujo de inmigrantes.
La candidata Claudia Sheinbaum (Morena-PT-PVEM)-drecha en la foto de arriba- lidera las encuestas de la carrera presidencial de México, con 56,9% de aceptación entre los electores, llevando la ventaja de 22.6 puntos sobre Xóchitl Gálvez (PAN-PRI-PRD-izquierda en la misma foto- que alcanza un 31,2% de popularidad. Además está el emecista Jorge Álvarez Máynez, (Movimiento Ciudadano), a quien las encuestas le dan sólo un 11,9% de aceptación entre los votantes.
Las
elecciones presidenciales en México de este domingo se consideran el
comicio más grande de la historia, en vista que se prevé la participación de 99
millones de ciudadanos que poseen credencial vigente, según datos que aporta el
Instituto Nacional Electoral.
El próximo presidente de México tendrá que hacer frente a los llamamientos de ambos bandos políticos en Washington para que haga mucho más para detener el tráfico de fentanilo que es un potente fármaco opiáceo sintético aprobado por la administración de Alimentos y Medicamentos para uso como analgésico (alivio del dolor y anestésico. Es aproximadamente 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína como analgésico.
Otro tema vital entre México y EE UU es el cambio Climático. Nuestro mayor desafío ya está aquí e impacta
más a los más pobres. Mil millones de personas en las 50 naciones más pobres
emiten 1% de los gases de efecto invernadero, pero son los que más sufren: se
ven forzados a migrar, las amenazas a su salud se magnifican y padecen más los
eventos climatológicos extremos y la disponibilidad/altos precios de los
alimentos.
Por sus
condiciones geográficas y dependencia de la agricultura, México es muy
vulnerable al cambio climático. Sin embargo, durante seis años su participación
en foros de la ONU sobre cambio climático fue irrelevante y nuestro liderazgo
internacional se desdibujó.
Independientemente
de quién gane la Presidencia este 2 de junio, México no puede seguir eludiendo
sus obligaciones con los mexicanos y el planeta –debe tomarse el cambio
climático seriamente. Siendo una amenaza global, debemos aliarnos con otras
naciones para asegurar el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París
(2015) en reducción de emisiones de gases y aumento de recursos económicos para
ayudar a los países más vulnerables.
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