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viernes, 31 de mayo de 2024

 China y Rusia en el futuro comercial de México

Por: Ricardo Daniel Delgado Muñoz

Ante la disrupción de las cadenas globales de valor debido a los conflictos geopolíticos globales, es pertinente que México continúe explorando vías para implementar una política integral de diversificación comercial, más allá de Estados Unidos que concentra casi el 80% de las exportaciones mexicanas. Por su importancia en el comercio internacional, China y Rusia representan oportunidades mercantiles sobre las cuales el nuevo gobierno tendrá que ponderar el tipo de acercamiento que se tenga hacia estas naciones.

Mientras que China es el principal exportador global de bienes y nuestro segundo socio comercial, Rusia es uno de los principales exportadores en el mundo de petróleo, trigo y demás materias primas, así como nuestro trigésimo quinto socio comercial. Con ambos socios, México cuenta con un déficit comercial. En el caso de China, de 1 dólar de producto que exportamos, importamos aproximadamente 12 dólares. Por lo tanto, se requiere de una estrategia de mayor envergadura para promover las exportaciones mexicanas y aumentar la inversión de esta región.

Ante el fenómeno del nearshoring, el capital chino representó el 40% de este tipo de inversiones que llegaron a México en 2022, ocupando el 80% del espacio en parques industriales de nueva construcción en el país. Tomando en cuenta la complementariedad de nuestras economías, existe aún margen para promocionar la electromovilidad, la infraestructura, el sector agroalimentario, entre otros sectores.

Por otra parte, el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia ha tenido un impacto en el comercio que México sostiene con este último. Por mencionar un ejemplo, el precio internacional de los fertilizantes ha fluctuado en los pasados dos años, lo cual ha tenido un impacto en el campo mexicano, en virtud de que Rusia es nuestro principal proveedor de estos productos. En este sentido, el próximo gobierno tendrá que prestar especial atención a este rubro, pero también potencializar las capacidades que puede haber en las industrias de aeronáutica, biotecnología, tecnologías de la información y energía.

Narcotráfico: ¿un cambio de ecuación?

Por: Florencia SMercado. Criminóloga

La tendencia en América Latina es que, incluso ante una disminución de la pobreza, la desigualdad y con un mayor crecimiento económico, los delitos siguen en aumento. Los mercados del crimen organizado crecen y se adaptan, no se reduce el consumo de bienes ilícitos y nuestras capacidades institucionales se corroen.

La diversificación de las actividades y negocios ilícitos, así como de bienes legales (minerales, mascotas, autopartes o hasta el aguacate y la tortilla) solo nutre el crecimiento y la influencia de las organizaciones criminales. Los diagnósticos de las candidatas y el candidato no parecen contemplar estas complejidades.

Los últimos gobiernos han optado por una creciente militarización de la seguridad pública, restringiendo así libertades y derechos aun cuando el discurso oficial se presente como más pacífico. Ante esta falta de cohesión, el reto es crear un Estado garante de la seguridad sin recurrir al costo de nuestras libertades.

Las elecciones han demostrado que no existen incentivos políticos para desarticular estos mercados y que las candidatas no están equipadas para atender el problema de la seguridad desde múltiples problemáticas a la vez, y mucho menos, a nivel nacional

Se teme que la influencia de Andrés Manuel López Obrador perdure sin importar quien gane la Presidencia y no habrá mayor cambio a la ecuación contra el narcotráfico. No obstante, quien sea que gane puede todavía replantear muchos cuestionamientos y estrategias para profundizar su diagnóstico, entender las causas estructurales de la violencia que vivimos cotidianamente, estudiar los actores actuales del narcotráfico y crear un proyecto diferente al de sexenios pasados con diálogos y negociaciones distintas.

Debemos exigir mejores soluciones que trasciendan sexenios y partidos políticos y que vayan más allá de las reformas, tipificaciones y sentencias, de acuerdos operativos o acciones afirmativas que jamás fueron pensadas para generar grandes cambios por sí solas.

Impacto en la politica exterior mexicana

Por: Solange Márquez. Analista internacional. X: solange_

El próximo domingo, los mexicanos acudiremos a las urnas para decidir quién será la primera mujer presidenta de México. En la boleta no solo elegiremos un nombre, sino también entre dos visiones distintas para el futuro de la política exterior de nuestro país.

Con Claudia Sheinbaum enfrentaríamos la continuidad de un enfoque nacionalista, centrado en usar la política exterior como una extensión de la política interior. Este enfoque se ha distanciado de las democracias globales y se ha acercado peligrosamente a regímenes autoritarios en América Latina. Además, implica una política exterior renuente a rendir cuentas sobre transparencia, retroceso democrático y derechos humanos fundamentales como la libertad de prensa y expresión. Ejemplo reciente es la reciente crítica internacional sobre la militarización en el país y el predominio del crimen organizado en gran parte del país.

Con Xóchitl Gálvez estaríamos ante una visión más asertiva frente a los desafíos mundiales, que priorizaría la diplomacia para resolver los conflictos. Buscaría evitar crisis que han terminado, por primera vez, en crisis diplomáticas como las ocurridas en este sexenio con Ecuador, Perú, Argentina, Bolivia, Colombia o El Salvador. La candidata de la oposición también busca fomentar mayor inversión mediante políticas que aumenten la competitividad del país y retomar el papel global de México, incluyendo una mayor presencia en foros internacionales, una presencia que ha disminuido debido a la reticencia de López Obrador para viajar. Este enfoque podría fortalecer relaciones no solo con Estados Unidos, sino también con la Unión Europea, diversificando las alianzas estratégicas de México.

Cinco meses después de nuestra elección, Estados Unidos decidirá si mantiene a Joe Biden en la Casa Blanca o si regresa Donald Trump como al parecer sucederá según indican las encuestas. Con Sheinbaum, se daría continuidad a la política migratoria iniciada con López Obrador, convirtiendo a México en un tercer país seguro. Tal relación, como se recordará, cambió al llegar Joe Biden al poder, cuando comenzó la extorsión migratoria de México hacia Estados Unidos, permitiendo al gobierno mexicano ignorar disputas comerciales bajo el TMEC y acercarse a regímenes autoritarios de la izquierda latinoamericana. De ganar Sheinbaum (Partido Morena del actual Presidente AMLO) podría seguir el curso de la relación que éste tuvo con Trump en 2018-2020, mientras que con Gálvez la relación podría volverse más tensa al negarse México a ser un tercer país seguro y a continuar utilizando la Guardia Nacional como policía fronteriza. Además, el estilo misógino de Trump podría dificultar las conversaciones entre él y cualquiera de las dos candidatas que aspiran a la presidencia en México. Las tensiones podrían escalar, afectando áreas críticas de cooperación bilateral. Aunque Xóchitl cuenta con un mejor equipo para ayudarla a hacer frente a una posible crisis como esa.

El domingo, México decidirá por la continuidad de una fallida política exterior o si tomará el riesgo de cambiar esta visión con la promesa de mejorar lo que hoy tiene. Esta elección no solo define el liderazgo interno, sino también el posicionamiento de México en el escenario global.

El acuerdo comercial México-UE:

Una relación estratégica pendiente

Por: Andrea Navarro De la Rosa. Internacionalista UNAM y Mercadóloga

La histórica relación bilateral entre México y la Unión Europea (UE) está basada en una alianza estratégica y de cooperación en temas de común agenda, misma que se ha fortalecido desde 1997 con la firma del Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación, mejor conocido como Acuerdo Global.

Es a través de este acuerdo que México y la UE han podido avanzar y fortalecer, además del diálogo político y la cooperación bilateral, el libre comercio entre ambas partes, a tal punto que México es el 2o socio comercial de la UE en América Latina, mientras que el bloque europeo se ha convertido en el 3er socio comercial de nuestro país, después de Estados Unidos y China.

No obstante, en los últimos 20 años, los distintos escenarios geopolíticos han dado pista de un alejamiento de visiones en común: mientras la UE prioriza su recuperación económica (sobre todo tras la crisis financiera de 2009 y el impacto de la crisis sanitaria por Covid-19 en 2020), su soberanía energética y una nueva estrategia de seguridad regional; México, como la mayoría de los países latinoamericanos, sigue priorizando una agenda basada en el combate a la corrupción, desigualdad, pobreza, y migración.

Aunque en abril de 2020 concluyeron las negociaciones para modernizar y actualizar el Acuerdo Global, lo cierto es que en un “momento de constantes tensiones globales”, así como de cambios en legislaciones internas, ni la UE ni México han concertado una fecha para avanzar en la firma del renovado acuerdo.

Vale la pena mencionar que este 2024 abona un desafío más a que este acuerdo logre su modernización: por un lado, la priorización de la UE de una agenda de seguridad ante los recientes conflictos bélicos en Ucrania y Gaza, y, por otro lado, los cambios políticos por elecciones presidenciales en México y parlamentarias de instituciones europeas, donde también concluye la presidencia de la UE a cargo de España (país con el que México, adicionalmente, ha tenido ciertos roces diplomáticos).

El Acuerdo Global solo podrá ver la luz siempre y cuando los nuevos liderazgos retomen la voluntad de renovarlo al menos en términos económicos, más allá de ahondar en el aspecto político del mismo acuerdo, que muy seguramente terminará por detener su firma por más tiempo.


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