Opinión de un experto
BACHELET Y LAS AFP: MUCHA PAJA,
POCO TRIGO
Por Ricardo Hormazabal
Una primera opinión luego de escuchar, ver y
luego leer lo que dijo la Presidenta Bachelet ayer 9 de agosto de 2016, la
resumimos en el título. Mucha paja, poco trigo.
.
He aquí los fundamentos. Ella sostuvo: todos
necesitamos de una jubilación para tener una vida digna y de calidad después de
años de trabajo. Es un derecho de todos y debe ser una responsabilidad
compartida. Reconoce que “el actual sistema previsional ha llevado a que
muchos, demasiados, reciban pensiones muy bajas y queden entregados a su propia
suerte”.
Las cifras oficiales nos indican que la industria de AFP, como la
concibió José Piñera, contraria a la Seguridad Social, nos promete una pensión
del 70% de nuestras remuneraciones y nos entrega menos del 30%. Las Fuerzas
Armadas en el desprestigiado sistema de reparto, obtienen pensiones superiores
a 1,5 millones entre los oficiales, casi $800 mil pesos promediando con las otras
categorías, y a los 47 años de edad. Nos anuncia que algo habrá que corregir en
esa situación y los beatos decimos, escúchanos señor te rogamos. No los
trasladen a las AFP, eliminen algunas normas inconstitucionales, por ejemplo,
hacer que coticen lo mismo que los civiles y otros cambios residuales, pero
relevantes.
También nos dice que “nuestro desafío como
nación es corregir esta situación. Proteger a las personas, especialmente a los
más vulnerables, ha sido la razón de mi vocación pública y el centro de mi
acción como Presidenta”. Pero sus propuestas son insignificantes, aunque dice
ser consciente que “hoy, más de un millón 300 mil personas reciben, todos los
meses, pensiones solidarias de invalidez y vejez que les permiten llevar una
vida mejor. Pero ya no basta con enfrentar las situaciones más extremas. Hay
incluso personas que han trabajado y hecho imposiciones por largos años y
reciben o recibirán pensiones insuficientes. 400 mil chilenos aportan más de 30
mil pesos al mes y reciben pensiones de 125 mil mensuales.
Su propuesta reconoce que el empleador debe
aportar para pensiones, además del Seguro de Invalidez y sobrevivencia que se
impuso el año 2008. Pero sólo en 50 años podrían duplicarse las pensiones
actuales y las AFP verán crecer sus comisiones año a año. Migajas. No soluciona
nada. 1.100.000 pensionados no reciben nada y nada cambia para los próximos
años.
La Presidenta nos recuerda que “apenas iniciado
mi segundo Gobierno, convoqué a una comisión de expertos con visiones diversas
para buscar soluciones. Hemos escuchado sus propuestas así como también las
demandas de la sociedad. Ahora, ha llegado el momento de actuar”. Pero no hace
ninguna mención que ese informe estaba guardado por más de una año, que su
Ministro de Hacienda Valdés había anunciado que no habrían más cambios,
apoyado de manera increíble por todos los líderes de la Nueva Mayoría. Como
justificándose, nos dice que “mejorar las pensiones de manera permanente,
aumentando su eficiencia y su solidaridad, es una tarea muy compleja, porque
con el futuro de los trabajadores y con el futuro de nuestra economía no se
juega”. No se juega, es claro, se abusa, descaradamente y eso, es
indesmentible.
No reconoce expresamente el impacto de las
marchas del 24 de julio pero tener que reabrir la puerta, aunque de una manera
tan limitada es un reconocimiento tácito. Sin embargo, sus propuestas mantienen
el horrible presente y futuro de los trabajadores que reciben pensiones
equivalentes al 30% o menos de sus remuneraciones. No es cierto lo que afirma
que el tema sea complejo técnicamente. Primero, como ella mismo dijo hace años,
el desafío es político. La respuesta política que nos dio es decepcionante. La
Presidenta socialista, mantiene las ideas del liberal totalitario José Piñera,
que creó esta industria de AFP pata terminar con el ogro estatal que
supuestamente amenazaba la libertad de los chilenos, precisamente cuando el
gobierno al que Piñera servía era el más sanguinario e injusto de nuestra
historia.
La propuesta B de la Comisión Bravo es sólida en
argumentos y viable en sus proposiciones concretas. ¿Reconocer nuestra libertad
y permitirnos optar entre la industria de AFP y un Sistema de Seguridad Social,
le parece complejo? Pero si hasta Pinochet nos dio, nominalmente, el derecho de
optar en dictadura, ¿Por qué en democracia se nos niega?
Presidenta debe saber que con su propuesta de
incrementar en un 0, 5% anual las cotizaciones, ahora de cargo del empleador,
significa que un trabajador que gana en promedio, según las AFP, $700 mil al
mes y ahorra forzado por la ley $70.000 mensuales al mes, verá su fondo
aumentado en $3.500 al mes, $42.000 al año y seguirá pagando a estas
industrias, $ 8.400 al mes, el 12% de lo que aporta. Ah, es cierto, en 10 años
tendrá $35.000 al mes, $420.000 al año, pero ya no tendrá Bono de
Reconocimiento, ya que este no existe para los que empezaron a trabajar después
del mes de mayo de 1981. ¿Qué representa este Bono? En mi caso, el 40% de los
ahorros en mi cuenta. Por eso la Comisión Bravo dijo que a partir de 2025 las
pensiones serán equivalentes al 15% de las remuneraciones para más del 50% de
los futuros pensionados.
Cuando dice que “mantendremos y fortaleceremos
el actual pilar solidario de invalidez y vejez, que permita asegurar la pensión
mínima a aquellos que no han trabajado o que carecen de cotizaciones”, los más
pobres que no han cotizado nunca, mejoran: estupendo, pagados por todos. Es
justo y necesario.
Pero los pobres que aportan el 20% de los que
ganan seguirán con pensiones de $127.000 mensuales aunque paguen $33.000 al mes
Nos ratifica que la actual cotización del 10%
seguirá siendo depositada en las cuentas individuales de propiedad de cada
trabajador, en industrias que no cumplen con las normas de la OIT y la
Constitución y que el Estado continuará incentivando el ahorro voluntario tanto
individual como colectivo.
Algo positivo suena la promesa que “en los
periodos en que los fondos de un afiliado tengan rentabilidad negativa, las
administradoras deberán devolver en su cuenta las comisiones cobradas durante
ese tiempo”. También anuncia que “los fondos que son propiedad de millones de
trabajadores deben gestionarse de manera transparente y con participación de
sus verdaderos dueños”, los afiliados. Pero propone una fórmula que permitiría
a los dueños de las AFP hacer elegir a sus propios palos blancos. Suena bonito:
“nuestra propuesta incorporará representantes elegidos de los cotizantes en la
administración de los fondos, de manera que puedan participar desde
definiciones claves como las políticas de inversión, la elección de los
directores y de las compañías en que se invierten los recursos o las campañas
de información”. ¿Cómo financio una campaña para llegar a dos millones de
afiliados? Mala forma de elegir. Las AFP financiarán a sus candidatos. ¿Por qué
no expertos propuestos por las organizaciones de trabajadores y empresarios que
aportan y elegidos por el Gobierno?
Otro anuncio toca un gran tema. La cotización
oculta del artículo 45 bis del DL 3.500, que equivale a un 50% de las
comisiones públicas y que fue creada en su anterior gobierno y defendida por
sus Ministros de Hacienda, Andrés Velasco y Trabajo, Osvaldo Andrade. Su
lenguaje es elusivo. “También, modificaremos las diversas formas de comisiones
ocultas o las comisiones de intermediación, que quitan recursos a las cuentas
de los afiliados sin justificación real”. ¿Modificar, no eliminar?
Otra de sus medidas ha resultado un fracaso ya
antes. Las licitaciones de afiliados aprobadas el 2008, han logrado que sólo un
20% de ellos se beneficien. Se compromete a promover “más medidas de
competencia en el sistema, como las licitaciones de las carteras de afiliados
que permitan bajar las comisiones y mejorar los servicios a los cotizantes”.
AFP: Una buena medida de transición
.
La Presidenta dice “continuaremos adelante con
la creación de una administradora de fondos estatales, que introduzca más
competencia, que sea una alternativa para los que la quieran y que acoja a los
trabajadores y trabajadoras que hoy carecen de cobertura previsional”. Todos
los expertos dicen que no hay competencia en una industria oligopólica, y no
marca la indispensable diferencia. Esta entidad no puede ser S.A., por esencia
con fines de lucro, ya que ello no es aceptable para las normas OIT. Su
directorio debe estar integrado en forma tripartita, pero con expertos elegidos
en la forma que señalamos antes. La Presidenta nada dice que esta AFP debe
invertir en Chile para desarrollar el país armónicamente y no favorecer a las
empresas extranjeras que las usan en sus propios países o dónde quieren lucrar
más con fondos baratos.
Cotización de independientes
Los anuncios mantienen la buena decisión que
tuvo a la petición que le hicimos a la Ministra Rincón para no obligar desde
este año a los independientes a cotizar por el total de sus ingresos,
obligación postergada hasta que el sistema sea más justo.
Tablas de mortalidad
Cuando expresa que usaremos una sola tabla de
mortalidad, terminando con las discriminaciones que afectan a las pensiones de
las mujeres, entendemos que recoge la petición que hicimos a Ximena Rincón para
que suspendiera esa nefasta medida tomada por las Superintendencia de Valores y
de Pensiones. Esperamos que se apliquen las del INE que son serias y
confiables.
Conclusión
La Presidenta sigue encerrada por la
transversalidad neoliberal, cooptada ideológica y remuneradamente por los
grupos económicos nacionales y extranjeros que les sirven. Dijo que había
escuchado a los chilenos. No estoy de acuerdo.
Ya lo veremos en las marchas futuras,
especialmente el próximo 21 de agosto.
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