En ciudad paquistaní de Quetta
NUEVO ATENTADO TALIBÁN SUICIDA DEJÓ 70 MUERTOS Y MÁS DE UN CENTENAR DE HERIDOS
Un ataque suicida contra
un hospital de la ciudad de Quetta, en el oeste de Pakistán, ha causado hoy 63 muertos
y más de un centenar heridos, en un
atentado aún no reivindicado pero que ya es uno de los peores en lo que va de
año en suelo paquistaní.
Un hombre con ocho kilos de explosivos
hizo detonar las bombas en la entrada de emergencias del Hospital Civil de
Quetta, adonde poco antes había sido llevado ya sin vida el presidente de la
Asociación de Abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, asesinado en horas de
la mañana a tiros por un grupo de hombres sin identificar.
La facción talibán Jamaat-ul-Ahrar ha reivindicado el atentado a través de un portavoz y ha declarado a los periodistas a través de un correo electrónico que su facción "acepta la responsabilidad" del ataque en la ciudad de Quetta (suroeste) y amenazó con más ataques "hasta que se imponga un sistema islámico en Pakistán". Sin embargo, horas después del atentado el Estado Islámico informó que uno de sus miembros detonó un cinturón de explosivos en la ciudad paquistaní señalada.
Una fuente de la oficina del jefe de
Policía de Baluchistán, provincia del suroeste del país de la que Quetta es
capital, dijo a la agencia española Efe
que al menos 63 personas murieron y otras 101 resultaron heridas en la “fuerte
explosión”, a la que siguió un tiroteo en el centro de salud. Otras fuentes hablan de 70 muertos y 130 heridos.
Alrededor de 600 abogados y periodistas
habían acudido al centro médico tras conocerse la noticia de la muerte de Kasi,
en torno a las 09.00 hora local (06.00 GMT), señaló a Efe el portavoz del Hospital
Civil Abdul Rehman.
Entre los muertos se encuentran un
periodista de la televisión Aaj, Mahmood Khan, y el camarógrafo del canal Dawn
Shahzad Khan, que habían acudido al hospital a cubrir la noticia de la muerte
de Kasi. Las televisiones paquistaníes mostraron imágenes de heridos vestidos
con trajes negros de luto, el suelo salpicado de sangre y un gran caos en el
centro médico.
El jefe de Gobierno de Baluchistán,
Sanaullah Zehri, declaró al canal de televisión Geo que se trató de un ataque
suicida “planeado”.
“Sabían que dispararían al abogado y
que otros abogados irían al hospital. El suicida explotó las bombas que portaba
cuando los abogados fueron al hospital”, dijo Zehri.
El político indicó que desconocen quién
está detrás del ataque y subrayó que los grupos insurgentes se están centrando
en objetivos “blandos”.
La insurgencia paquistaní ya había
usado está táctica de dobles atentados en el pasado: en diciembre de 2013 un
suicida mató con sus bombas a 30 personas en el entierro de un policía
asesinado un día antes en Quetta.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif,
condenó las muertes en un comunicado en el que afirmó que “no se permitirá a
nadie perturbar la paz” y anunció que viajará hoy mismo a Quetta. El jefe del
todopoderoso Ejército, Raheel Sharif, llegó a la ciudad pocas horas después del
atentado y visitó a algunos heridos, informó la oficina de comunicación en su
cuenta de Twitter.
El ataque de hoy es uno de los más
graves en lo que va del año en Pakistán, sólo superado por el atentado suicida
en un parque de Lahore que causó 73 muertos y más de 350 heridos en marzo.
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