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miércoles, 5 de diciembre de 2012

MADRES CUIDADORAS - UNA EXPERIENCIA DE AMOR Y GENEROSIDAD

Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl

No son ni madres adoptivas ni biológicas, sino que mamás cuidadoras y sustitutas que abren la puerta de su hogar para cuidar de niños en alto riesgo social, que están muy poco estimulados. Estos niños son entregados a madres guardadoras para que logren tener un mejor desarrollo en el lenguaje y en otras áreas que en las instituciones u hogares de menores no podrían obtener.

Estas madres sustitutas cuidan a los niños, los estimulan y tienen un avance muy notorio en su desarrollo, pero después de meses o años los tienen que entregar.

Se trata de un acto muy generoso por parte de estas mujeres que dedican mucho tiempo al cuidado de estos niños sin ser retribuidos de ninguna forma y tampoco saben con certeza el destino que van a tener estos pequeños. En estos meses de cuidado se desarrolla una relación muy especial entre la madre cuidadora, su familia y el niño y va creciendo el amor, sin saber cuánto va a durar.


Muchas veces se trata de niños que presentan una enfermedad, donde éstos son acompañados por sus cuidadoras a tratamientos completos y exámenes y los cuidan en casa para su recuperación.

Las cifras de madres cuidadoras han crecido progresivamente, llegando al año 2011 a 4.800.

Rolando Melo, Director nacional del Sename dice: “Esta familia sustituta simula de alguna manera esa familia de la cual ha sido privado el menor. Este es un programa bastante positivo que ayuda de transición, para que el niño pueda regresar posteriormente a la familia biológica o llegar en definitiva a una familia adoptiva.”

Este mismo experto dice que la idea es que estos niños se sientan acogidos y protegidos, pero que tanto la familia como los pequeños sepan que esto es de manera transitoria.

A diferencia de una residencia o instituciones de menores, la familia sustituta es la mejor opción para un niño que ha sido maltratado, abandonado o violentado, especialmente hasta los 3 años de vida.

Según Matilde Luna, que trabaja en una red de acogimiento familiar afirma que los niños que crecen en instituciones u hogares, tienen un desarrollo muy pobre e incluso el cerebro se desarrolla menos y la capacidad lingüística y motriz es muy deficiente en comparación de otros niños. “Mientras más pequeño es el niño, más grave es la consecuencia de haber sido privado de una familia”, según esta experta.

Para ser una madre guardadora, se necesita de una enorme generosidad y tener un corazón gigante para dedicarse a esta gran labor. Estas madres cambiarán la vida de muchos niños chilenos y se puede crear un vínculo fuerte y duradero para toda la vida.

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