El puerto a la vista
EL SIMULACRO DE TSUNAMI EN VALPARAÍSO
Por Daniel Lillo Cuadra
Algunos dicen que el Gobierno actual es un “Simulacro de Gobierno”.
El Gobierno Regional de Valparaíso, llamó a la ciudadanía a participar el lunes 28 de mayo en un simulacro de evacuación para enfrentar un terremoto y posterior maremoto en el borde costero de la V Región. A las 11.45 horas apagadas sirenas bomberiles marcaron el inicio de la maniobra y miles de oficinistas, portuarios, aduaneros, de compañías navieras, bancos, de empresas privadas y servicios públicos abandonaron sus lugares de trabajo y se dirigieron sin prisa hacia los lugares de escape.
Una de estas rutas es la antigua escala que bordeando el Diario “El Mercurio“ de Valparaíso, en calle Esmeralda, conduce al cerro Concepción, es el sector conocido en el pasado como la “Cueva del Chivato”.
Se cortó la luz, de manera parcial, se cortó el tránsito de vehículos, pese a que diversos microbuses y automóviles particulares y estatales continuaron circulando, no funcionaron los ascensores de los edificios y los funiculares del sector: Turri, El Peral y Reina Victoria, estaban detenidos.
Y ahí comenzaron los problemas, la escala contigua al decano de la prensa, rápidamente se saturó y colapsó, lo que frente a un sismo real, habría provocado una tragedia con miles de personas huyendo presa del pánico bajo altos edificios, como el del propio “El Mercurio” con antiguas y amenazantes cornisas, posibles de desplomarse en caso de un fuerte sismo, ello unido a la proximidad del cerro, sin muros de contención en buen trecho, donde un derrumbe también puede aplastar a las personas en fuga.
Esto se repite en todo el recorrido, bordeado de antiguas y altas casonas, con muros ya resquebrajados por movimientos telúricos anteriores.
La calle Urriola, otra opción, está bloqueada por interminables trabajos de repavimentación con adoquines, que se arrastran por meses, perjudicando el uso de esta tradicional vía a los cerros Concepción y Alegre.
La estrecha y empinada escala El Peral, en Plaza Justicia, tampoco es una alternativa para un escape masivo.
Las calles José Tomás Ramos, por Plaza Justicia, así como Almirante Montt y Cumming, además de angostas, también están rodeadas de antiguos y elevados edificios con paredes de adobe, ladrillo y debilitadas cornisas.
Los “evacuados” tomaron el operativo con calma y buen humor, pero la muchedumbre frente a una situación real de un sismo de proporciones y un posterior tsunami, entraría en pánico lo que, sin ser agoreros, podría dar paso a una tragedia que cobraría muchas vidas.
Para qué hablar de medidas a favor de personas ancianas o minusválidas y niños de jardines infantiles del sector.
La autocomplacencia de las autoridades para evaluar el éxito del operativo ante la masiva participación, debe dar paso a buscar nuevas medidas frente a una emergencia ya que las actuales colapsarían en pocos minutos, lo que se agravaría al verse las calles saturadas de vehículos con asustados conductores, que perjudicarían un escape expedito.
Quizás en lugar de alarmar a la población con estas simulaciones, bastaría con mejorar la señalética de evacuación y entregar información oportuna y confiable para actuar frente a la ocurrencia de un sismo de alta intensidad. Así no se habrían perjudicado las actividades productivas del puerto, detenidas al menos por un par de horas.
Del simulacro a la realidad hay mucho trecho.
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