Por Walter Krohne
Los chascarros del Presidente Sebastián Piñera en sus continuos viajes al exterior son ya una característica suya conocida y comentada tanto en Chile como en el extranjero. Ya parece difícil un retorno presidencial sin anécdotas que son como “las infaltables copuchas de la Corte” que alimentan a muchos opinólogos de programas radiales y televisivos como también a diarios y periódicos impresos.
Durante largo tiempo fuimos testigos virtuales de la circulación internacional que tuvo el mensaje de los 33 mineros atrapados en una mina de Copiapó que enviaron a la superficie diciendo que estaban todos con vida. Hasta la Reina Isabel de Inglaterra tuvo en sus manos esta nota manuscrita que acompañaba a Piñera en sus viajes.
Cuando le tocó el turno al ex Presidente de Francia Nicolas Sarkozy, en el Palacio del Eliseo en París, la primera dama Cecilia Morel le hizo un guiño de ojo para que se saltara esa parte del libreto presidencial que estaba fuera de todo protocolo, lo que el Presidente acató guardándose en el bolsillo el pedacito de papel. “No te parece que es como mucho”, parece haberle susurrado al oído Cecilia a Sebastián cuando ya estaban ambos frente a frente del mandatario galo.
En esta última gira latinoamericana, en la que Piñera participó en dos cumbre internacionales, no hubo sólo uno sino que varios percances que dieron mucho tema a quienes lamentan y también a los que “gozan” con estas anécdotas presidenciales.
El primero y más grave de todos es que dejó “colgado” a un corresponsal de la BBC de Londres, interrumpiendo abruptamente una entrevista que le hacía, por parecerle inadecuada la última pregunta que se refería al homenaje realizado al ex dictador Pinochet el 10 de junio pasado en Santiago por los pinochetistas.
Luego cuando se retiraba, se escuchó en off que “esos temas deben ser tratados en Chile", retirándose del lugar, tras argumentar que no tenía más tiempo para la entrevista.
Aparte de dejar al corresponsal hablando solo, lo que está lejos de ser una buena actitud desde el punto de vista de las relaciones humanas, el mandatario intento explicar en off lo que era inexplicable y cuando el camarógrafo que acompañaba al periodista intento volver a grabarle, para mal de males la asesora de comunicaciones de La Moneda, Constanza Cea, procedió a cubrir el lente de la cámara de la BBC con la mano. La misma asesora fue quien antes había intervenido frente a la cámara para declarar cerrada la entrevista porque seguramente le pareció complicada la pregunta para Piñéra.
La escena que revela "censura" fue muy criticada por parecerse mucho a las imágenes que recibimos con frecuencia de países caribeños o africanos que realizan el mismo procedimiento para acallar palabras o hechos generalmente reprobables que se desean mantener en completo secreto.
Entre bambalinas el Presidente decía después de la entrevista que había sido un opositor del Presidente Pinochet, haciendo hincapié en que siempre creyó que la defensa de los derechos humanos es algo "intransable" y remarcó que "el Gobierno va respetar y hacer respetar la libertad de expresión de todos y cada uno de los chilenos. Y con mayor razón de los que piensan distinto".
¿Se refirió con esto último al acto de homanaje a Pinochet en el Teatro Caupolicán?
Si fuera así en el Gobierno habría muy poca claridad sobre lo que es y hasta adónde se puede llegar con la libertad de expresión. A los simpatizantes de un régimen del pasado, que nunca respeto la libertad de expresión, no se le puede entregar todas las herramientas para que se manifiesten sin problemas, existiendo de antemano el conocimiento de que este tipo de actos son una provocación que terminarán si o si en graves incidentes callejeros como los que ocurrieron el 10 de junio y antes en el Club Providencia en el homenaje al torturador condenado y preso Miguel Krassnoff, el 21 de noviembre de 2011.
¿Alguien del Gobierno ha pensado en la libertad de expresión y seguridad cero que tienen las víctimas de estos choques, que generalmente son aquellas personas que residen en el lugar de las manifestaciones y que nada tienen que ver con el tema de Pinochet?
No se me ocurriría pensar en un acto similar al del 10 de junio en homenaje a Adolf Hitler en Alemania.
Si bien todo esto ocurrió en el marco de la cumbre Río+20, en otros momentos de la misma gira, el Presidente no tuvo problemas en abordar asuntos internos de Chile como ocurrió en México, al margen de la cumbre G-20, cuando se refirió al movimiento estudiantil afirmando que estaba encabezado por dirigentes comunistas que tenían una visión completamente distinta de lo que los chilenos quieren para Chile.
Es extraña esta afirmación porque en primer lugar no todos los dirigentes son comunistas y segundo, según las encuestas, el 80 por ciento de los chilenos quiere una reforma educacional de calidad y en lo posible gratuita que es lo precisamente lo que piden los dirigentes.
¿Mal informado o mal asesorado el Presidente Piñera?
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