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miércoles, 6 de junio de 2012

EL LUCRO EN LAS UNIVERSIDADES ES COMO UNA "CAJA DE PANDORA" QUE COMIENZA A DAR PROBLEMAS REALES
Por Walter Krohne


El escándalo en la Universidad del Mar estalló en el momento más preciso,  porque el debate sobre las universidades privadas, el lucro y los negociados en estos centros de estudios superiores, está en pleno desarrollo y, por lo tanto, es de gran actualidad.

Cuando un plantel de este tipo está dispuesto a hacer lo imposible para poner a salvo los beneficios que deben ser distribuidos entre los dueños de la universidad, en este caso 64 millones de pesos, sin importarle ni el personal, ni los alumnos ni tampoco la enseñanza, estamos hablando de una clase de empresarios y dirigentes de muy bajo nivel, por no decir otra cosa.

Afortunadamente la Rectoría era manejada por un hombre de vasta experiencia y cuya rectitud es muy bien valorada en los círculos académicos, como es el ex presidente del Consejo para la Transparencia Raúl Urrutia, quien alcanzó a ejercer el cargo sólo 51 días. Con su renuncia soltó la tapa de una olla que recién estaría abriéndose, porque la PDI allanó hoy las dependencias de esta universidad en Viña del Mar y Santiago incautando documentación contable y computadores, de acuerdo a las órdenes recibidas de la Fiscalía de Ñuñoa, específicamente del fiscal Carlos Gajardo.

En estos momentos se está realizando además una investigación a nivel ministerial para establecer la gravedad en este caso y las sanciones que corresponderían aplicar, frente a la acusación de Urrutia sobre que "los actuales controladores de la institución no tienen interés alguno en el quehacer universitario" y que han dejado de cancelar remuneraciones a los docentes y trabajadores de la casa de estudios por un monto global de 250.000 millones al 25 de mayo pasado.

Estos son los hechos y los antecedentes que circulan. En otras palabras todo indica que los dueños de esta universidad condujeron su negocio como si fuera cualquier otro comercio o tienda urbana sin distinguir entre una universidad y otra actividad comercial, lo que significa que aparte de descuidar la parte académica tampoco eran buenos comerciantes, porque prefirieron no pagar los sueldos para poder sacar el mayor lucro posible a través de empresas inmobiliarias brujas.

Quizá es mejor que haya sido así porque ahora las autoridades lentamente podrán enterarse de otras sorpresas que pueden encontrarse al interior de la olla destapada.

El problema no es sólo de esta universidad sino que se piensa también que fácilmente pueden haber otros planteles que están en las mismas condiciones. Y esto es lo grave cuando el gobierno defiende a pies juntillas las universidades privadas (el libre mercado) vinculado directamente con el lucro. En este "negocio de la Educación" hay muchos inescrupulosos que han logrado meterse porque con un poco de capital y acceso al crédito bancario ha sido fácil crear nuevos colegios y universidades, especialmente cuando ven asegurada una buena rentabilidad futura.

El Ministro de educación Harald Beyer juega un papel clave en este asunto ya que la  auditoría que ha iniciado en la Universidad del Mar, tanto en sus aspectos académicos como financieros, por presuntas irregularidades, podría concluír para el plantel con la pérdida del reconocimiento oficial. Sin embargo entramos aquí también, como en otros temas nacionales, en que si no hay delitos,  la universidad bajo el sistema chileno de libre mercado podría seguir operando hasta que los alumnos que tiene actualmente concluyan sus estudios sin importarle a nadie si estos futuros profesionales serán o no unos mediocres y faltos de conocimientos. Una vez que pase todo esto, la universidad recién dejaría de existir.

Es decir hay un largo camino y tiempo para los dueños de este plantel educacional para volver a acomodar la carga y arreglárselas por aquí y por allá para recuperar nuevamente el reconocimiento, porque el Mineduc no tiene tampoco la facultad para  restar o quitar la acreditación, como lo dijo el propio ministro Beyer.

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