Comienza a acabarse la tan alabada Europa sin fronteras al aumentar a cuatro los países que desean cambiar la política fronteriza de los integrantes de la Unión Europea (UE) debido a los graves problemas que está causando la inmigración ilegal, especialmente la que proviene del norte de Africa y de naciones árabes que actualmente se van visto afectados por serios conflictos políticos internos.
A la lista de países que quieren restablecer los controles fronterizos se ha agregado ahora Dinamarca. El ministro danés de finanzas, Claus Hjort Frederiksen, anunció que su país restablecerá los controles fronterizos dentro de Europa con Alemania y Suecia. La decisión se tomó tras un acuerdo político entre el gobierno y la extrema derecha.
“Hemos llegado a un acuerdo para restablecer los controles fronterizos en las fronteras de Dinamarca, tan pronto como sea posible", dijo el ministro.
La medida danesa, que debe aplicarse en un plazo de dos a tres semanas según Frederiksen, se traducirá no sólo en controles en la frontera con Alemania, sino también en los puertos y al final del puente gigante Oeresund que une Suecia con Dinamarca.
La idea de controles más estrictos en la Unión Europea, planteada recientemente por Francia e Italia, fue defendida por el Partido Popular Danés (PPD, extrema derecha) y su líder, Pia Kjaersgaard, en su lucha contra la inmigración ilegal y la delincuencia organizada.
Hjort Frederiksen argumentó que "en los últimos años hemos visto un aumento de la delincuencia transfronteriza, y este control fronterizo se hará para resolver el problema. Vamos a construir nuevas instalaciones en la frontera entre Alemania y Dinamarca, con los nuevos identificadores electrónicos y placas de matrícula".
Primero fue Francia quien planteó un cambio en la ley europea de fronteras internas ante la masiva llegada de inmigrantes africanos al continente. Poco más tarde, Italia se sumó a la iniciativa de reformar la normativa. En en tercer lugar lo hizo Alemania que expresó su apoyo a París y Roma y ahora se ha agregado Dinamarca a la idea de modificar el acuerdo Schengen.
Acuerdo de Schengen
El Acuerdo de Schengen constituye uno de los pasos más importantes en la historia de la construcción de la Unión Europea (UE). Los países que aplican este acuerdo constituyen un territorio denominado espacio Schengen. El acuerdo permite suprimir los controles en las fronteras interiores entre los Estados signatarios y crear una única frontera exterior. Esto significa que las fronteras comunes podrán cruzarse en cualquier lugar sin que se realice control alguno de las personas. Las fronteras comunes no desaparecen, lo que desaparece es el control fronterizo para conseguir la libre circulación. Sin embargo, el control riguroso sigue vigente en las fronteras exteriores (ejemplo: Madrid para todos los extranjeros que lleguen al aeropuerto de Barajas, especialmente los latinoamericanos, y estén ingresando al territorio Schengen o de la Unión Europea; Francfort es otra frontera exterior importante etc o los puertos marítimos).
El acuerdo abarca a los Estados miembros de la Unión, excepto algunos de ellos, y a determinados terceros países (Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein). No todos los países de la Unión son miembros del espacio Schengen, ya sea: porque no desean suprimir los controles en sus fronteras con los otros países de dicho espacio (Reino Unido e Irlanda), o bien porque no reunen todavía las condiciones requeridas para ello (Bulgaria, Rumanía y Chipre).
Los grandes perdedores por esta medida en Europa son los países como Ucrania, Serbia, Macedonia, Albania, Croacia y Turquía, cuyos respectivos ciudadanos tienen que someterse a un exahustivo control al entrar a países que son fronterizos. En el caso de Ucrania, país no miembro del estado Schangen, tiene fronteras con cuatro países de la UE (Polonia, Hungría, Eslovaquia y Rumanía) y sus habitantes chocan con un complicado procedimientos de visados.
Las nacionalidades que no requieren visa para una estancia menor a noventa días son: Andorra, Antigua y Barbuda, Argentina, Australia, Bahamas, Barbados, Brasil, Brunei, Canadá, Chile, Corea del Sur, Costa Rica, Croacia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Israel, Japón, Macedonia*, Malasia, Mauricio, México, Mónaco, Montenegro (con ciertas condiciones), Nicaragua, Nueva Zelanda, Panamá, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, San Marino, Serbia (con ciertas condiciones), Seychelles, Singapur, Uruguay, Vaticano y Venezuela.
Argumentación de Alemania
A pesar que Alemania está a favor de una revisión de la política fronteriza, el ministro alemán del Interior, Hans-Peter Friedrich (foto izquierda), matizó que «el principio de la libre circulación en el seno de la UE no debe cuestionarse».
El gobierno de la canciller Angela Merkel explicó que «la proposición del Eliseo consiste en hacer más flexible el pacto de los 27, que tiene una laguna: no prevé el caso en el que un país miembro falte a su obligación de proteger sus fronteras exteriores», según palabras de Friedrich.
«Apoyamos la iniciativa de Francia con el objetivo de subsanar esa brecha», agregó el ministro germano.
No obstante, Friedrich precisó que el concepto de la libre circulación dentro de la Unión no debe modificarse, ya que se trata de uno de los acervos «más palpables de la construcción europea para nuestros conciudadanos».
«Pero también es importante que el sistema Schengen se refuerce para hacer frente a situaciones excepcionales», añadió.
Respecto a las quejas de Italia por la «falta de solidaridad» de sus socios europeos para ayudarle a afrontar las oleadas de indocumentados llegados en los últimos meses de Túnez o Libia, Friedirich señaló que Roma no tiene motivos para su descontento.
«No tiene ninguna razón para quejarse de falta de solidaridad. Apenas 25.000 inmigrantes han llegado a Italia desde el inicio de las revueltas democráticas en los países árabes. La mayoría de ellos continuaron inmediatamente su viaje hacia el norte, especialmente a Francia y Bélgica», indicó.
El ministro agregó que «un gran país como Italia puede recibir sin gran dificultad a 10.000 o 12.000 refugiados. La solidaridad implica también que se cumplan las obligaciones propias. A lo largo del año pasado, Alemania acogió a 40.000 solicitantes de asilo», puntualizó.
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