Este asunto de los automóviles robados en Chile para ser comercializados en Bolivia, los de alta gama en Paraguay, no es nuevo, en numerosas ocasiones se ha podido verificar este delito, sin hasta la fecha tener solución efectiva del problema.
Uno de los candidatos presidenciales en segunda vuelta en Bolivia, Rodrigo Paz candidato del Partido Demócrata Cristiano, allá un partido de centro derecha, ha planteado el asunto de los autos ingresados ilegalmente a Bolivia, los autos "chutos", propone legalizarlos sin considerar su cuestionable llegada por esos lados, en apariencia una manera expedita de resolver un entuerto boliviano, pero eso tendría sus implicancias para Chile en forma de generar estímulo al robo de automóviles en nuestro país, especialmente de las marcas más prestigiosas.
Los problemas generados por el mercado de artículos provenientes del contrabando y/o del robo, no son nuevos en Sudamérica; el comercio "intérlope" en el lenguaje colonial del Siglo XVIII, tenía sus orígenes en los puertos bajo autoridad del Virreinato de Buenos Aires, especialmente en Colonia del Sacramento en la margen oriental del Río de la Plata, en Uruguay; desde ahí, las mercaderías en el lenguaje de hoy digamos "chutas", se dirigían a sus principales puntos de reciclaje en Asunción del Paraguay, así como en Santa Cruz y La Paz en la entonces Gobernación de Charcas.
Para los curiosos, leer el excelente trabajo del Profesor Sergio Villalobos: Comercio y Contrabando en el Río de la Plata y en Chile.
Un par de vueltas a la manivela de la moviola, estamos en la segunda mitad del Siglo XX. La dictadura del General Alfredo Stroessner en Paraguay, después de arduas negociaciones, llegó a un acuerdo de largo alcance con el primero de los gobiernos militares brasileños, encabezado por el Almirante Castelo Branco, para la construcción de una enorme represa y central hidroeléctrica en el curso del Río Paraná posterior a las Cataratas del Iguazú.
Ciudad del Este, anteriormente llamada Puerto Flor de Lis y luego Puerto Presidente Stroessner, es una ciudad localizada al extremo este de la Región
Brasil y Paraguay, surgió en la ribera occidental del Paraná una ciudad, Puerto Presidente Stroessner, de inmediato un lugar de intensa vida comercial, financiera y mercantil, tanto legal como "intérlope"; terminada la dictadura de Stroessner, cambió de nombre, se llama Ciudad del Este (correcto si se mira desde Asunción), pero el cambio fue sólo de nombre, las actividades siguen siendo las mismas, basta llegar con dólares, euros, pesos argentinos, reales brasileños, para tener acceso a un inmenso mercado en el cual nadie pregunta nada, tampoco se ofrecen respuestas.
En este cuadro, Paraguay pasó a ser un centro de reciclaje de automóviles mal habidos procedentes del norte de Argentina y del sur de Brasil, algunos de esos vehículos encontraban compradores en Bolivia; estos negocios tienen antecedentes en Sudamérica.
Será muy difícil tener colaboración en el vecindario para resolver este asunto. Sucesivos gobiernos argentinos y brasileños, de muy distintos pelajes, nunca mostraron mayor interés en abordar los serios problemas legales alrededor del entramado comercial y financiero en Ciudad del Este; al futuro gobierno boliviano, ya sea del señor Paz o del señor Quiroga, tampoco le interesará.
Los únicos interesados en ponerle fin al negociado somos nosotros; el Presidente Boric, en las postrimerías de su mandato, podría no querer complicarse con un asunto de potencial contencioso, dejando la cuestión al próximo gobierno cuando, si el elegido en Bolivia es el señor Paz, los autos "chutos" ya serán legales allá. Sin embargo, el próximo gobierno de Chile no podrá permitir la permanencia de una práctica criminal, como es el robo de autos en nuestro país para ser vendidos en Bolivia y, en algunos casos de productos de alto valor, ser llevados a Paraguay; deberemos proceder unilateralmente, podemos hacerlo.
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