Centroamérica, región de paso y
emisión de migrantes
Las
políticas migratorias de Estados Unidos redujeron la llegada de migrantes
mientras se promueve su deportación. ¿Será una medida efectiva a largo plazo?
Por: Expediente Abierto - Fundación alemana Konrad Adenauer Stiftung
Donald Trump, durante su primer
mandato (2017-2021), ya mantenía una retórica agresiva contra la migración
irregular. Sin embargo, para muchos especialistas, su retorno a la Casa Blanca
en enero pasado estuvo acompañado de la promesa de una agenda mucho más rígida.
A los pocos días de volver al Despacho Oval, el republicano firmó una serie de
ordenes ejecutivas y giró orientaciones para que la maquinaria burocrática a su
mando comenzara a materializar sus promesas en ese asunto.
Tan solo en la primera semana de
su segundo mandato, Trump anunció el despliegue de militares en la frontera con México. Mientras, el Departamento de Defensa
informó que facilitaría aeronaves para la deportación de inmigrantes. También
se detuvo el procesamiento de migrantes y de solicitantes de asilo y se ordenó
el fin del programa de “parole humanitario”,
que permitió el ingreso regular y temporal a más de medio millón de cubanos,
venezolanos, haitianos y nicaragüenses. Además, se ampliaron las potestades
del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE,
por sus iniciales en inglés) para realizar arrestos de residentes irregulares.
En sintonía con lo anterior,
funcionarios estadounidenses de alto rango, como el secretario de Estado Marco Rubio, realizaron sus primeros viajes
internacionales hacia la región. Así, sugirieron que frenar la inmigración
irregular hacia EEUU es una de las prioridades de la actual
administración. De esta gira, Rubio obtuvo el compromiso de Panamá y
Guatemala de aceptar deportados extranjeros provenientes
de EEUU.
En forma similar, firmó con El Salvador un acuerdo por
el cual el país centroamericano se comprometió a recibir deportados a cambio de 20.000 dólares anuales por
cada uno de ellos. Por su parte, Costa Rica, ratificó su compromiso de cooperar con las
autoridades estadounidenses. Aceptó recibir deportados de origen asiático,
africano y de Oriente Medio.
Migrantes centroamericanos
Según datos
del Migration Policy Institute
(MPI), en 2023 habitaban 47,8 millones de inmigrantes en EEUU, de
los que 4,3 millones (9%) eran centroamericanos.
Desde 1980 a 2023, la población
centroamericana en EEUU se multiplicó por más de 12, y desde 2010 creció un
42%. La migración, especialmente de salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y
nicaragüenses, ha estado incentivada no solo por razones económicas, sino
también por conflictos armados (durante finales del siglo XX),
la inseguridad en el norte de la región (sobre todo
durante el siglo XXI) y la crisis política que experimenta Nicaragua desde 2018.
Según los datos de MPI, los
centroamericanos en EE UU, en su mayoría, se encontraban en edad laboral (80%),
presentaban dificultades en el dominio del inglés (67% de los llegados hace
cinco años o más) y cerca de la mitad no terminaba la secundaria (46%). Sus
ingresos eran menores al promedio y 19% de ellos eran pobres. El MPI estimó que 3.8
millones de centroamericanos se encontraban sin autorización migratoria,
representando un 28% de los 13.7 millones de inmigrantes no autorizados en el
país.
Menos migrantes
Desde mediados de 2024 el flujo de migrantes hacia EE. UU. ha perdido dinamismo, hecho que ha sido especialmente notorio en la migración irregular que parte o cruza por Centroamérica. Para poner algunos números en contexto, en 2O23 se registró una cifra récord de personas atravesando la selva del Darién, en Panamá, con más de medio millón de migrantes, siendo en su mayoría venezolanos (más de 320,000).
El flujo de refugiados por la selva del Darién es alto y ha aumentado drásticamente desde 2021, superando las 500,000 personas diarias en 2023, la mayoría de nacionalidades venezolanas y haitianas, aunque también hubo migrantes chinos e indios.
La ruta es extremadamente peligrosa, con un número significativo de niños y adolescentes entre los migrantes, y las organizaciones de la ONU como UNICEF y ACNUR han alertado sobre los riesgos de abusos, violencia y muertes durante el cruce.
También se registraron importantes flujos de nacionales de Ecuador, Haití, China, Vietnam, Afganistán y del continente africano. No obstante, el año pasado, la cifra se ubicó en torno a las 302.000 personas diarias, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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