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miércoles, 24 de marzo de 2010

LA ALIANZA Y LA CONCERTACIÓN DEBEN APRENDER A SER LO QUE AHORA SON

Por Walter Krohne

La política chilena está mucho más entretenida que antes, porque las dos principales coaliciones actúan ahora en campos o territorios que les son desconocidos y ambas están expuestas permanentemente a “meter la pata”, como se dice popularmente.

Quienes están en el gobierno lo hacen por primera vez tras el fin de la dictadura militar (retorno de la democracia) y los que forman la oposición no son tampoco experimentados en la conducta crítica que deben tener frente al oficialismo, después que, en los últimos veinte años, siempre tuvieron la “piocha de O’Higgins” en su poder.

En otras palabras, el cuadro político nacional es nuevo, lo que abre las posibilidades a los errores o, como dicen, “condoros”, por falta de experiencia. Unos y otros tienen que aprender, eso no cabe ninguna duda. Ojalá que no ocupen en este aprendizaje los tres años y 11 meses que restan del actual período presidencial, porque sería desastroso.

Es cierto lo que decía la ex presidenta Michel Bachelet, “otra cosa es con guitarra”, especialmente en un Chile donde “las instituciones funcionan” pero nadie sabe con certeza de cómo funcionan. El ex mandatario Ricardo Lagos fue el creador de la histórica expresión “mientras las instituciones funcionen”, lo que posteriormente se le transformó en un tiro por la culata cuando quedaron al descubierto los errores humanos y técnicos cometidos en las licitaciones y especialmente en el proyecto del Transantiago, que revelaron precisamente lo contrario.

Esta etapa del aprendizaje está dejando algunas huellas que afectan tanto al Gobierno como a la oposición. En el primer caso debe recordarse el tema de los nombramientos, en los que detrás de destacados y larguísimos curriculums han quedado sin investigar algunos puntos tan serios y complicados de los candidatos como, por ejemplo, “haber vendido alguna vez el alma al diablo”. Es el caso de José Miguel Steigmeier como gobernador del Bío Bío, que sólo duró tres días en su puesto al conocerse las vinculaciones que tuvo con la ex Colonia Dignidad y su jerarca Paul Schaefer, hoy cumpliendo condena por pedófilia y otros delitos graves en una cárcel de alta seguridad en Santiago.

Este error obedece a una falta de acuciosidad en la investigación del personaje, especialmente de su pasado más reciente, fruto de la inexperiencia, porque no se puede consultar sólo a Dicom la hoja de vida de alguien, como se reconoció en algunas fuentes oficiales, sino más adecuadas para ello serían la Agencia Nacional de Inteligencia y los servicios de información de Investigaciones y de Carabineros. El recurrir sólo a Dicom denota el espíritu financiero-empresarial que domina las mentes de los nuevos gobernantes.

Sin embargo, el caso Steigmeier, no es el único. Hay otros nombramientos que también son discutibles y que deberían tener una segunda revisión

Lo que pasa es que el historial de los funcionarios públicos debe ser intachable, especialmente cuando se trata de gobiernos nuevos con fuerzas políticas (de derecha) que no habían sido elegidas desde hace más de 50 años.

Isla de Pascua es ahora lo que está por venir. Es un conflicto en ebullición por el nombramiento del democristiano Pedro Edmundo Paoa como nuevo gobernador, lo que fue calificado de “saqueo político” por dirigentes insulares. Paoa es conocido desde que fue alcalde, cargo que mantuvo durante 17 años. Ahora, sus retractores lo consideran “antichileno” y partidario de crear grandes empresas en el territorio pascuense, denunciándose el fuerte lobby político encabezado por el alcalde de la comuna de Providencia, Cristián Labbé, y poderosos empresarios continentales, informó Radio Bío Bío.

Pero los errores como “novatos” los está cometiendo también la Concertación con creces. En este momento aparece como una fuerza opositora que carece de un rumbo definido. Hay muchos rostros y grupos que disparan para cualquier lado sin pensar que esto puede ser bueno o malo para el conglomerado.

La Concertación debería cuidarse mirando hacia el futuro, si es que quiere volver al poder en el 2014 o más adelante. Esto significa que no debe criticar sólo por criticar o para hacerse notar y decir algo, porque las molestias en política pueden pagarse muy caras. Y lo que hace la Concertación a veces es justamente molestar.

Ejemplos hay muchos: La situación de los bienes que el presidente Sebastián Piñera mantiene aún en su poder, como los de Lan Chile, de Chilevisión y de Colo Colo. Si ya dijo que se estaba desprendiendo de ellos, ¿por qué entonces poner en duda sus palabras y comenzar a decir que este retraso es muy malo para la democracia chilena?

Los chilenos hemos esperado tanto tiempo en todas las cosas que no nos debería parecer tan grave si esperamos un par de semanas más para despejar definitivamente estas operaciones bursátiles (entretanto el asunto quedó hoy parcialmente resuelto). Lo mismo con Chilevisión y Colo Colo (Blanco y Negro), aunque, según sus propias palabras, el Presidente desearía mantener las acciones del club deportivo que es su pasíon, como dijo. La última palabra la dirá la Contraloría General de la República, una entidad que efectivamente SI funciona bien en Chile. ¿De qué se preocupa entonces la Concertación?

Hay otros problemas que han surgido, como es el costo de la reconstrucción con cifras que oscilan entre los 9.000 millones (dato no oficial) y los 30.000 millones de dólares (dato del Gobierno). Esta última cifra no es creíble para la Concertación que estima los daños en mucho menos. Estamos a 26 días del terremoto, el quinto más potente de la historia sísmica mundial, y ya se reclama por qué aún no están disponibles todos los datos de gastos, presupuestos, balance de víctimas etc. sobre las mesas del Congreso Nacional, cuando recién el estado de la catástrofe está en una etapa de emergencia primaria destinada a “tapar los primeros hoyos” como es construir escuelas de emergencia para que comiencen las clases, reemplazando hospitales con equipos de campaña, colocando puentes mecanos para que las autopistas sean otra vez transitables, y otra vez etc.

También, de vez en cuando, se aprecian opiniones radicalmente diferentes frente a problemas como la cuestión de los derechos humanos en Cuba, donde se vive una tragedia de gran magnitud con más de 200 presos políticos que están muriendo en las cárceles. Uno de los presos, el periodista Guillermo Fariña, que está en huelga de hambre en La Habana, pidió al presidente Piñera que interviniera (hace muy poco, a fines de febrero, murió como consecuencia de una huelga de hambre el preso Orlando Zapata Tamayo) . El mandatario recibió en La Moneda a tres senadores democristianos que están en la misma línea de protección de los derechos humanos, no sólo en Chile sino también en todo el mundo, pero todo esto estuvo acompañado de un cúmulo de críticas provenientes de la misma DC, como las de los diputados Gabriel Ascencio y Patricio Vallespin.

Peor todavía la declaración del flamante diputado comunista Hugo Gutiérrez, elegido gracias a un pacto con la Concertación, quien rechazó tajantemente que en Cuba se estuviesen cometiendo violaciones a los derechos humanos.

Es todavía el momento para que la Concertación reaccione y aprenda el “cómo se hace” para estar activa y ser constructiva como oposición para después poder ser otra vez gobierno.

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