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jueves, 11 de marzo de 2010


Marzo 2010 Año1- Nº2

El fin de la era de la Concertación


Por Carlos Huneeus


(La Tercera, 11 de Marzo de 2010 -Copia de ese artículo fue proporcionado por el autor a Krohne Archiv a traves de chuneeus@cerc.cl)


La Presidenta Bachelet le entregó hoy el poder a la oposición de derecha, con el enorme simbolismo que ello tiene en Chile por su traumática historia, cambio en el cual ella tiene una gran responsabilidad. Michelle Bachelet deja La Moneda con una gestión que tiene luces y sombras.


La primera mujer Presidenta en América del sur que llega por elecciones impulsó una ambiciosa agenda con políticas a favor de las mujeres, comenzando con el gabinete paritario, la construcción de centenares de salascuna, la ley de igualdad de salario ante igual función, iniciativas contra la violencia intrafamiliar y otras.


Continuó y expandió las políticas sociales de los gobiernos de la Concertación -destacando la reforma previsional- e impulsó otras deprotección social que beneficiaron a los sectores populares. Superó con éxito la más grave crisis económica que ha tenido Chile en los últimos 70años y cuidó los vastos recursos proporcionados por el aumento del precio del cobre. Fue este su mejor momento como Presidenta.


El desempeño económico de su gobierno no se explica sin la labor del ministro de Hacienda, Andrés Velasco, que también impulsó políticas que iban más allá de su cartera, ocupando los espacios decisorios dejados por otros ministerios a causa de sus debilidades institucionales o por las carencias de sus ministros.


En el plano internacional, después de vacilaciones -como cuando quiso apoyar a Venezuela en el Consejo de Seguridad de la ONU-, siguió una política activa, especialmente con Bolivia.


Pero su mandato tuvo sombras, entre las que destaca la derrota de la Concertación en las elecciones presidenciales, con un humillante 29% en laprimera vuelta, anticipada por la crisis de los partidos de la coalición. Esta no comenzó en su administración, pero se agravó durante su gobierno, sin que Bachelet interviniera para ayudar a resolver sus conflictos, ni siquiera en su partido, el Socialista, con rupturas en el PPD, PDC y PS por las cuales perdió la mayoría en ambas cámaras. Tampoco promovió liderazgos y ningún ministro fue precandidato presidencial.


Bachelet esquivó tomar decisiones sobre temas controvertidos, como la revuelta de los pingüinos, o sobre los graves problemas del Transantiago, cuyo desenlace después reconoció haber "intuido". Se mantuvo alejada de los temas controvertidos -el conflicto mapuche, la huelga del Colegio deProfesores y otros- y fue blindada de los conflictos sociales, con un estilo de liderazgo que tuvo un escaso contenido político.


En cambio, resaltó sus atributos personales, especialmente su simpatía, haciendo intransferible una popularidad que incluso parece inmune, a primera vista, al impacto del terremoto del 27 de febrero. Su distancia de los partidos de gobierno y su descuido por la continuidad de la Concertación fueron sus principales errores. Sólo se compara con la actitud que tuvo Jorge Alessandri (1958-1964) con liberales y conservadores, que terminaron fusionándose en el Partido Nacional después de las derrotas electorales de 1964 y 1965. Estas debilidades se explican en su biografía, con una breve experiencia política y de gobierno.


A diferencia de sus antecesores, no fue presidenta de su partido y no fue parlamentaria. Llegó al gabinete el 2000 como ministra de Salud y luego de Defensa, ocasión en que una hábil gestión comunicacional la catapultó a los ojos de los chilenos a bordo de una tanqueta militar. Fue una amarga paradoja que vacilara durante larguísimas 24 horas para recurrir a los uniformados para terminar con los saqueos ocurridos desde el día del terremoto.


Bachelet le entregó hoy el poder a la oposición de derecha, con el enorme simbolismo que ello tiene en Chile por su traumática historia, cambio en elcual ella tiene una gran responsabilidad.


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