16-12-13-KRADIARIO-883
MICHELLE BACHELET ES LA CLAVE
Por Hugo Latorre Fuenzalida
La clave de lo que se hará o dejará de
hacer la tiene en sus manos la nueva presidenta electa Michelle Bachelet. De
ella depende el ritmo y decisión de las políticas que el nuevo gobierno
aplicará; de ella depende quiénes le acompañarán en el Gabinete; de ella
depende la exigencia que hará de
disciplina a los partidos que la acompañan; de ella depende el “apreté” que
haga desde el principio a quienes pretendan resistirse a los cambios
prometidos, dentro de la coalición gobernante.
Michelle Bachelet tiene la sartén por el
mango. Nadie más dentro de los partidos puede tener tanto peso como la
presidenta en la toma de decisiones, por tanto las medidas deberán ser tomadas
de manera expresa y expeditiva desde la presidencia. No habrá “efecto
contención”, como lo dijera un presidente de partido concertacionista, que
sería su rol en el nuevo gobierno.
Tampoco pueden darse los “disparados”, que
pretendan ir más allá de lo posible y comprometido.
Pero sobre todo cabe el temor de que, desde
dentro de la coalición, resurjan esos que siempre le tuvieron miedo al cambio,
esos que creían que todo está bien, porque ellos estaban bien; esos que
pensaban- y aún piensan- que la gente vive bien, que las instituciones funcionan
y que tenemos la mejor de las sociedades posible.
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Ese hábito conservador y minimalista está
vivito y coleando; lo pudimos observar en muchas intervenciones en los medios hechas por miembros destacados
de la Concertación. Esos remolones de oficio, esos burócratas del tachado, esos
pusilánimes del acomodo, están vigentes y van a pretender pisar fuerte, porque
desde la derecha derrotada les soplarán en la oreja que ellos son “gente
seria”, que son gente con la que se puede hablar y consensuar, que la presidente
debería destacarlos como hombres relevantes en el gobierno, etc. etc…..Es
decir, les repetirán las mismas frases que les alentó a parar cualquier cambio
durante los 20 años anteriores.
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Tendrán espacio destacado en la prensa del
duopolio y en las radios y televisión del sistema. De eso no nos cabe duda, pues
la derecha sabe hacer el trabajo tras bambalinas y como cada día nace un
inocente, un venal y un ambicioso, es fácil cultivar esa huerta, que tan buenos
frutos le rindió en el pasado.
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Ahora
o nunca
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La
Nueva Mayoría sabe que si no se atreve a hacer lo que antes no hizo en esta
nueva oportunidad que la sociedad le ha brindado, puede despedirse de los
gobiernos futuros.
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Michelle
Bachelet ha sido un salvavidas para la coalición; su carisma resucitó a esta
agrupación desde las cenizas y es un hecho que volverá a las cenizas si no
responde a las expectativas de los chilenos.
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Ahí
está el ejemplo de la derecha, que peleó
por 20 años vociferando que eran los mejores, que tenían a los más capaces y que
disponían del mejor proyecto para Chile. Lograron asomar al poder del gobierno
gracias a la desidia y el agotamiento moral y volitivo de la Concertación, se creyeron su propio
cuento, pero como de hecho no hicieron nada que valiera la pena (con dos excepciones,
que todo gobierno siempre las tiene), ahora los chilenos los vuelven a aterrizar a su realidad más cruda y les
retiró su apoyo.
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La
derecha deberá hacer un esfuerzo enorme para salir de su momificada figura histórica y comenzar
a recrear algo nuevo y más digno de los tiempos que se enfrentan. Pero la Nueva
Mayoría también deberá hacer un esfuerzo enorme para quitarse de encima el
ánimo tullido de su anquilosamiento. Debe ejercitar su musculatura, su voluntad
y sus partidos deben abrirse a una renovación ciudadana, de lo contrario
campearán los mismos vicios que les llevaron a la derrota, al desprecio y a la
mendicidad ideológica.
¡Señora
presidente: en sus manos está el hacer de esta coalición un instrumento de la
historia o una víctima de su pasado!
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