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ALEGRÍAS Y
DRAMAS DE LA FE
Por Martín
Poblete (*)
En 224
páginas, el Papa Francisco se dirige a la gran diversidad de materias
haciéndose parte de la preocupación de la Iglesia, y del Pontífice;
la Exhortación Apostòlica por su extensión se acerca mucho a las encíclicas,
pero no se plantea las elucubraciones propias de la teología sistemática tan
características de las encíclicas cualesquiera haya sido su autor. En
la exhortación Evangelii Gaudium, Francisco es el mensaje, su carisma
explica el enorme impacto reflejado en todos los medios de las mas variadas
persuasiones.
Nadie ha
quedado indiferente, los católicos de misa dominical y los alejados en vías de
regreso han visto confirmadas sus esperanzas en este Papa "del fin del
mundo"; los conservadores le siguen inquietos, sus temores de
tiempos pasados no se confirman, pero siguen abrigando dudas; la
izquierda católica si bien recibe con agrado parte del discurso, por
ahora prefiere ocultar sus reticencias; los extremos no han vacilado en
calificar a Francisco con los más duros epítetos de las guerras ideológicas del
pasado: federalista, marxista, populista eclesiástico, reaccionario.
Por su
parte, los políticos de Barack Obama a Vladimir Putin, según sea la
expresión de sus intereses, se las arreglan para encontrar algo interesante o
útil de citar en el mensaje de Francisco.
El llamado
fundamental de la Exhortación de Francisco es a predicar el Evangelio de
Jesucristo, a través de un Iglesia declarada en permanente condición misionera,
con particular y apasionada definición por la paz y por los pobres, en el
singular lenguaje de Francisco "un evangelizador nunca debe poner
cara de funeral"; quiere una Iglesia en renovación misionera y auténtica
conversión pastoral, cambiar el carácter y cultura de la iglesia, sus
estructuras y prioridades, enfatizar en sentido evangélico la relación con
Cristo, atender las expresiones de religiosidad popular mariana.
La inclusión
recibe particular atención de Francisco, en sus palabras "en la Casa del
Padre hay lugar para todos". Esta frase ha sido relacionada con la
convocatoria del Sínodo Sobre la Familia en octubre del 2014, y posibles
revisiones a la cuestión de los sacramentos a divorciados(as), a los vueltos a
casar, y a los separados, sin perjuicio de ratificar líneas doctrinales.
"La defensa de la vida por nacer no cambiará, está estrechamente ligada a
todos y cada uno de los otros derechos humanos"; también a pedir de
sacerdotes y religiosos formas diferentes en su trato con los fieles "el
confesionario no debe ser una cámara de tortura, sino el lugar de encuentro con
la misericordia del Señor", instarlos a ser "jubilosos mensajeros,
guardianes de la belleza y bondad en una vida de fidelidad al
Evangelio".
.
En la visión
del Papa, la parroquia sigue siendo centro de vida católica, Iglesia en medio
de sus fieles; por ello pide a las comunidades de base, pequeñas
comunidades eclesiales, y otras formas de movimientos evangelizadores,
beneficiarse del contacto con la rica realidad de la parroquia, a fin de
evitar enfocar en una sola parte del Evangelio y ser nómades
sin raíces.
.
En las
siempre polémicas, tensas, cuestiones de la Iglesia en el mundo,
Francisco no vacila en dirigirse con voz crítica respecto a los cambios
en el mundo de la globalización; el rápido cambio, enorme, cuantitativo y
cualitativo, en el avance las ciencias y las tecnologías así como su
aplicación instantánea en la naturaleza, y en la vida de personas y
sociedades enteras, "ha conducido a nuevas y a veces anónimas formas de
poder".
Francisco rechaza la exclusión y
marginalización sociales, la idolatría del dinero, el hedonismo del sistema
financiero globalizador-globalizante, la desigualdad generadora de
violencia. En la intuición de Francisco, la globalización
destruyó antiguas certidumbres, formas de relación social y maneras de
ser, sin que de su funcionamiento hayan surgido alternativas válidas.
.
Las
constataciones de la globalización conducen al Papa a revitalizar la
vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia. Para la iglesia, la
opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural,
sociológica, filosófica o política, y conceder a los pobres su especial lugar
en el pueblo de Dios: "La opción preferencial por los pobres es una
forma de la primacía en el ejercicio de la caridad
cristiana". Solidaridad con los pobres y la promoción de
la paz emergen como rasgos constitutivos de una iglesia misionera; el
diálogo con los Estados; con las sociedades, su cultura y su ciencia; y con
otros creyentes que no son miembros de la iglesia Catòlica, es una
contribución a la paz.
En dos aspectos
de la Exhortación, el Papa nos pide acompañarlo por un sendero distinto al
recorrido por sus inmediatos antecesores. En cuestiones de las
estructuras de la Iglesia, Francisco se plantea dar más autonomía a las conferencias episcopales,
aliviando la excesiva centralización "que complica la vida de la Iglesia y
su dinámica misionera"; esto lo pone en divergencia con el edicto Papal
Apostolus Suos de 1988, restringiendo el funcionamiento de las conferencias
episcopales, exigiéndoles unanimidad en sus pronunciamientos doctrinales en
comunión con el Papa. Sin embargo, Francisco quisiera conceder autoridad
doctrinal a las conferencias de obispos además de un rol más efectivo en la
conducción de la Iglesia.
En la
cuestión cultural, la síntesis de los legados helenístico y cristiano viene
marcando el discurso católico por siglos, así lo da a entender don Miguel de
Unamuno en sus trabajos sobre San Atanasio de Alejandrìa, y muy especialmente
el Gran Papa Juan Pablo II con su encíclica Fides et Ratio de 1998, y el
formidable discurso de Benedicto XVI en la Universidad Católica de Rastenburg
el 12 de diciembre de 2006. Sin necesariamente diferir de sus
inmediatos predecesores, Francisco quiere proyectar un discurso de mayor
amplitud "...el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo
recibe .... el mensaje revelado no se identifica con ninguna cultura en
particular, tiene un contenido transcultural"; del discurso de
fuerte identidad inicial en Karol Wojtyla y Joseph Ratzinger, Francisco quiere
pasar a un diálogo "...entre la Fe, la razón y la ciencia.
La Iglesia
propone un camino distinto al del positivismo, propone la síntesis entre los
usos de las metodologías de las ciencias y otras áreas del conocimiento
como la filosofía, la teología y la Fe misma en Cristo". Esta es una
de las propuestas más audaces de Francisco, abre un espacio que parecía
haber quedado cerrado por sus predecesores, y en ese mismo
contexto ensancha el diálogo con otras religiones expresiones de
otras culturas.
(*) Profesor de historia, Fordham University Nueva York 1981. Ejerció en Rutgers University (Universidad del Estado de New Jersey), New Brunswick NJ. Director del Seminario Latinoamericano de Columbia University, Nueva York, 1998-2009.
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