BRASIL SIGUE EN LLAMAS A PESAR DE LA ANULACIÓN DEL ALZA DE TARIFAS
A pesar del anuncio en Sao Paulo y en Río de Janeiro de dar vuelta atrás a la medida de aumento de los pasajes del transporte público, las manifestaciones siguieron esta noche en las calles y en ambas ciudades se están registrando en estos momentos graves incidentes callejeros.
En unas cien ciudades de Brasil ha salido la población a las calles para protestar señalando que la cuestión de las tarifas era sólo una de las medidas que demandan en una larga lista de mejoras, en la que se incluyen la educación, la salud, los salarios y el empleo, entre otros.
El intendente de San Pablo, Fernando Haddad, y el gobernador paulista, Geraldo Alckmin, anunciaron ayer una vuelta atrás en el reajuste aplicado hace diez días, que llevó el pasaje en el transporte público de 3 a 3,20 reales. “El aumento será derogado” dijeron en una conferencia de prensa ofrecida en forma conjunta. En Río de Janeiro tomaron la misma decisión. Esto ocurrió después que por la mañana de ayer, y desde muy temprano, las protestas se extendieron a la periferia de esta ciudad. Los barrios paulistas comenzaron a rebelarse, en sintonía con las manifestaciones ocurridas en los últimos días en el centro de la ciudad.
La anulación de tarifas se hizo efectiva también en un total de doce ciudades hasta ahora. Sin embargo en cien ciudades brasileñas se convocaron hoy marchas en las que participan un millón de personas.
“Milagros ocurren cuando la gente va a la lucha”, rezaba un cartel exhibido por esos manifestantes. Fueron los vecinos movilizados por el Movimiento Periferia Activa y los del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST). Y no sólo en los barrios pobres y más alejados del centro paulistano salieron a las calles a protestar. También hubo marchas en municipios del célebre ABCD paulista, que en los años 80 fuera la cuna del Partido de los Trabajadores fundado por el ex presidente Lula da Silva.
Fue el ”despertar” movilizador de este cordón industrial lo que convenció al gobernador Alckmin de la necesidad de una rápida acción oficial para frenar el incendio ciudadano.
Hubo también fuertes presiones desde el Palacio presidencial del Planalto, en Brasilia, para que las autoridades de San Pablo y Río de Janeiro procedieran a calmar un movimiento de masas juveniles cada vez más enardecido, que hoy completó ocho días en las calles.
Esta noche se registran manifestaciones violentas especialmente en Sao Paulo y en Río de Janeiro. En esta última se han congregado unas 200.000 personas en el centro de la ciudad. La policía actúa con mucha violencia e intenta disolver a los manifestantes con carros lanzaagua, gases lacrimógenos y balines de goma.
En el ánimo de las autoridades paulistas y cariocas pesaron, además, escenas de descontrol vividas el martes por la noche en las dos grandes ciudades. A los gritos de “romper, romper es mejor que manifestar”, grupos de muchachos con el torso desnudo y los rostros cubiertos saquearon negocios de telefonía celular e informática en el centro de San Pablo. Quisieron también entrar en el edificio de la intendencia, pero al no lograr el cometido comenzaron a tirar objetos quemados por las rejas del predio. Es difícil pronosticar si esta marcha atrás dada por las autoridades en San Pablo y Río de Janeiro en el tema de las tarifas irá realmente a aplacar a las masas juveniles.
En principio, con la victoria de ayer, podría pensarse que se cumplió una de las grandes aspiraciones de los manifestantes. Según una encuesta de la consultora Datafolha, 67% de los que salieron a las calles dicen que fue por el reajuste del pasaje.
Sin embargo, 35% argumentó que se movilizaban sobre todo contra los políticos y la corrupción.
Vale recordar que en las manifestaciones céntricas, tanto en San Pablo como en Río de Janeiro, Porto Alegre y Brasilia, abundaron los carteles con la consigna: “No son sólo 20 centavos” en alusión al aumento practicado hace 15 días. Entre las otras demandas del movimiento juvenil figuraron, también, más salud y educación, una demanda difusa de mayores derechos y un freno a la corrupción.
En otras ciudades brasileñas, como es el caso de Fortaleza, lo que movilizó a los brasileños fue el enojo con los gastos que ha demandado la organización de la Copa de Confederaciones y la Copa del Mundo del año próximo. Según estimaciones del propio gobierno federal, ambos acontecimientos deportivos van a significar un gasto de 14.000 millones de dólares, al menos en el Mundial de Fútbol el gasto se ha triplicado frente a lo gastado por Sudáfrica el 2008. Muchos brasileños entienden que ese cuantioso caudal de dinero podría haberse aplicado a una mejora sustancial de la educación y la salud, un ámbito en que los gobiernos, desde el central hasta los provinciales y municipales, tienen una gran deuda pendiente.
En Brasil, hay antecedentes de grandes marchas que resultaron victoriosas. En los años 80 hubo movilizaciones en todo el país en reclamo de elecciones presidenciales directas. La consigna de entonces era: “Directas ya”. Finalmente fue una reivindicación atendida en 1989. Otra gran explosión ocurrió en 1992, cuando los jóvenes se lanzaron a las calles para exigir el juicio político a Fernando Collor de Mello. Aquella gran movida terminó con la salida del ex presidente. Pero esta movilización tiene grandes diferencias con sus antecesoras. Es muy espontánea y las convocatorias no proceden de partidos políticos o de organizaciones sociales sino de las redes sociales que comunican horizontalmente a través de internet, informó Clarín de Buenos Aires.
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