Crece en Chile preocupación por una reforma urgente
BAJAS PENSIONES AMENAZAN A LA CLASE MEDIA
Por Hugo Traslaviña (*)
La proyección de que en 2015 los pensionados en las AFP superarán el millón de personas está estremeciendo al sistema, no tanto por la magnitud de la cifra, sino por el bajo monto de ingresos que se estima recibirá la mayoría de los futuros jubilados de este sistema.
La prueba de fuego para las AFP comenzó antes de lo previsto por los expertos, impulsada por el aumento en la esperanza de vida de los chilenos, como también por la creciente demanda de un mejor pasar en la tercera edad. Mientras los afiliados de menos recursos están relativamente protegidos con el llamado Pilar Solidario (*), creado con la reforma de 2008, los que están un poco más arriba en la escala de ingresos corren el riesgo de empobrecerse en la vejez. Por eso ya se está pensando en abordar este problema con una nueva reforma previsional, esta vez, dirigida a las clases medias.
Con la misma vara con que se mide cualquier sistema previsional, a las AFP chilenas se les exigen pensiones de al menos el 70% de lo que ganan los trabajadores en su vida activa. Esa fue la promesa con que partió el sistema, en 1981. Sin embargo, estimaciones hechas por los expertos y por las autoridades del sector indican que la mayoría de los afiliados obtendrá sólo entre el 40% y el 55% del ingreso que reciben como trabajadores activos.
En algunos casos extremos, la pensión sólo representa un tercio de lo que se obtiene en la vida activa, como ocurre con los cálculos que hoy se pueden hacer para una alta proporción del millón 300 mil afiliados que cotizan como independientes. Este problema se solucionará en parte a contar de 2015, cuando entre en vigor una norma (también establecida por la reforma de 2008) que obliga a estos afiliados a cotizar, mediante un descuento sobre el monto que imputen en su declaración anual de renta. En este caso se les descontará el porcentaje correspondiente a previsión, de tal modo que recibirán menos devolución de impuestos.
Este año y el próximo el procedimiento es voluntario, pero ha sido más que suficiente para reflejar la aversión que tienen los independientes hacia el ahorro previsional. A sólo días de iniciada la operación renta 2013, el Servicio de Impuestos Internos informó que 518 mil personas desistían de destinar parte de los ingresos obtenidos en 2012 al ahorro previsional, lo cual hacía suponer que hacia fin de mes, cuando termine este proceso, el número de personas que decide no cotizar sería aún mayor.
El problema para estos afiliados, como para otros que, siendo trabajadores dependientes, cotizan por el mínimo -sea porque ganan poco, porque no hacen ahorro previsional voluntario (APV), o porque han tenido largos períodos de lagunas por cesantía-, es que son candidatos seguros a una baja pensión.
El subsecretario de Previsión Social, Augusto Iglesias , recurre a la metáfora de un automóvil nuevo para explicar lo que los afiliados a las AFP esperan del sistema: "Se suben al auto y quieren llegar a Concepción, pero la gasolina que le pusieron sólo les alcanza hasta Talca, por lo tanto, la solución es aumentar la cantidad de combustible para llegar a la meta; es decir, hay que hacerse la idea de que para tener una mejor pensión, hay que ahorrar más". Según Iglesias, es necesario preocuparse hoy de este problema, para evitar que en el futuro el Estado tenga que cubrir parte del déficit previsional que se proyecta.
Muchos afiliados, pero pocos cotizantes
Según cifras de la Superintendencia de Pensiones, al 31 de enero pasado los afiliados a las AFP sumaban 9.290.555, pero sólo cotizaban 4.960.478, es decir, el 53% del total. Además, la mayoría de los cotizantes activos tenía una baja remuneración, con una media de $601.479 al mes y un sesgo en contra de las mujeres que recibían $538.808, en contraste con los $643.731 de los varones. Esto revela que en el futuro las principales perjudicadas con las bajas pensiones serán las trabajadoras.
Mientras tanto, los 978.723 pensionados en el sistema de AFP, en sus distintas modalidades (vejez, anticipada, invalidez y sobrevivencia), recibían una pensión promedio de $179.066, cifra ligeramente menor que la percibida por los pensionados del antiguo sistema de reparto, atendidos por el Instituto de Previsión Social (IPS), que ese mes alcanzaba a $182.190. Los pensionados atendidos por el IPS sumaban 746.722 personas.
Tasa de reemplazo
Tomando como base la remuneración promedio de los afiliados a las AFP ($601.479), la pensión ideal debiera ser de $421.035, cifra que corresponde al 70%. Por lo tanto, la promesa con que partió el sistema de AFP hace 31 años, no se estaría cumpliendo. Y lo que es peor, se prevé que en los próximos años aumente la brecha para una mayor proporción de afiliados, entre lo que reciben en su vida activa, y lo que podrían percibir como jubilados. Esto es lo que los expertos denominan tasa de reemplazo.
Según estimaciones hechas por analistas ligados a la Dirección de Presupuestos, si continúa aumentando la brecha en la tasa de reemplazo en los afiliados a las AFP, de aquí a cinco años el Fisco se vería obligado a incrementar los aportes solidarios, llevando el gasto previsional total a cerca del 25% del presupuesto. En cifras de 2012, esto elevaría el gasto a US$14.300 millones, lo cual habría que financiar con recursos extras (por ejemplo, más impuestos) o con déficit fiscal.
El año pasado el gasto previsional total alcanzó a US$11.100 millones, equivalente al 19,2% del presupuesto fiscal.
"Estas cifras revelan un problema estructural para el sistema, tanto por el alto volumen de afiliados que no cotiza, como por los bajos ingresos promedios, que no aseguran un ahorro suficiente para alcanzar una pensión digna en la vejez", sentenció el diputado Carlos Montes, miembro de la Comisión de Hacienda de la Cámara. El parlamentario advirtió que más temprano que tarde se tendrá que realizar una nueva reforma para hacerse cargo de este problema. Esta vez orientada a beneficiar a los trabajadores de ingresos medios. Sin embargo, reconoció que esto conlleva otro problema: de dónde sacar más recursos para financiar aquellas futuras prestaciones previsionales.
Mientras tanto, el mecanismo de ahorro voluntario conocido como APV, tampoco entusiasma a la mayoría de los trabajadores. A febrero pasado estas cuentas sumaban 707.655, cifra equivalente al 14% del total de afiliados. Ello, no obstante los beneficios tributarios que ofrece la ley para apoyar a los ahorrantes, sea con un descuento por los ingresos declarados en segunda categoría, como por la bonificación estatal contemplada para aquellos ahorrantes que aspiran a mejorar su jubilación.
¿Aumentar la edad para pensionarse?
"En general, las estimaciones muestran que las tasas de reemplazo son más bajas que lo que la gente espera y más bajas que lo que la OCDE recomienda, 70%", sentenció el profesor de la Universidad Católica, Klaus Schmidt-Hebbel, en un seminario organizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP) a comienzos de marzo. Sugirió que el problema podría afrontarse con cuatro medidas fundamentales: aumentar la edad de jubilación de hombres y mujeres a 67 años; elevar la cotización obligatoria de 10% a 13%; hacer imponibles todos los ingresos que perciben los trabajadores dependientes (bonos y asignaciones); y combatir la evasión previsional que hoy afecta a alrededor del 25% de los trabajadores chilenos, debido a las malas prácticas de sus empleadores.
Sin embargo, la economista Andrea Repetto, miembro de la comisión que propuso la reforma de 2008 , advierte que "cambiar los parámetros del sistema, tales como la tasa de cotización o la edad de jubilación, intenta hacerse cargo de una baja acumulación, pero su efectividad no es segura", según declaró a La Segunda. Explica que no se le puede pedir a un trabajador que retrase su edad de jubilación, si no tiene acceso a empleo. Asimismo, dice que el alza en las cotizaciones "no sólo no eleva la acumulación de quienes no cotizan, sino que también puede reducir la frecuencia con la que cotizan los que cotizan, en particular quienes tienen un acceso más vulnerable al empleo formal".
El economista Mario Marcel, quien encabezó la comisión que preparó la reforma de 2008 , lanzó en el mismo seminario del CEP una batería de ideas para otra eventual reforma. Entre éstas, el aumento en la tasa de cotización obligatoria, pero compartida entre el trabajador y el empleador; un nuevo esfuerzo para reducir los costos en la administración de los fondos; aumentar la densidad de las cotizaciones con aportes estatales provenientes de contraprestaciones sociales (servicio militar, servicios a la comunidad, aportes previsionales en periodos de cesantía y subsidios por cuidados de discapacitados y adultos mayores), aumentar la cobertura del APV; elevar la renta máxima imponible; y crear una entidad estatal orientada a afiliar a los trabajadores independientes.
El superintendente de Valores y Seguros, Fernando Coloma , también entró al ruedo de las propuestas para mejorar las pensiones. Tomando como antecedente el incremento del riesgo que está significando para las compañías de seguros la mayor longevidad de los chilenos, propuso medidas para mejorar las pensiones por rentas vitalicias. Entre éstas, adecuar las exigencias de capital mínimo con que operan las aseguradoras; crear productos especiales para dar cobertura por mayor longevidad a los asegurados (tales como rentas vitalicias variables, swaps y reaseguros); y aprobar el mecanismo de hipoteca revertida, en que el pensionado aumente su pensión tomando dinero prestado con cargo a la posesión de algún bien raíz.
Por su parte, el subsecretario Augusto Iglesias propone iniciar una cruzada de educación previsional, para que los trabajadores se preocupen del tema y complementen el ahorro obligatorio con el voluntario, "lo cual evitaría que el estado tuviera que asumir una mayor carga en el futuro", sostiene.
Tanto Iglesias como Schmidt-Hebbel opinan que el sistema de capitalización individual ha funcionado bien, sobre todo en cuanto a la rentabilidad de los fondos. Mientras Iglesias sostiene que el sistema "ha cumplido con creces el retorno anual promedio de 4,5% que se proyectó en 1981, porque estamos por sobre el 7%", el profesor de la Universidad Católica sostiene que la tasa de rentabilidad de las AFP chilenas es "extraordinariamente alta", en el contexto de la perspectiva internacional comparada".
El problema está en lo que ellos llaman la "baja densidad" de los ahorros acumulados por los afiliados al sistema, es decir, en una acumulación insuficiente y poco constante. Por lo mismo, es en este plano donde sugieren hincar el diente, "para echarle más combustible al estanque", como dice Augusto Iglesias.
Proyección a 20 años
En estas condiciones, sigue vigente el negro pronóstico que hicieron los expertos de la llamada "Comisión Marcel" en 2006, cuando echaron las bases para la reforma previsional promulgada en 2008: "De seguir las cosas como están, se estima que dentro de 20 años sólo alrededor de la mitad de los adultos mayores podrá contar con una pensión superior a la mínima (...). Entre quienes corren mayor riesgo de encontrarse en esta situación se cuentan los trabajadores de bajos ingresos, los temporeros, los trabajadores por cuenta propia y una importante proporción de mujeres."
A lo anterior, el subsecretario Iglesias sostiene que en el mejor de los casos, un hombre que comenzó a cotizar a los 25 años y su salario creció a una tasa de 1,5% anual, cuando llegue a los 65 años se jubilará con el equivalente al 54% del salario promedio de sus últimos tres años como trabajador activo. Pero una mujer, en las mismas condiciones que se jubile a los 60, se estima que podría alcanzar a una pensión líquida equivalente al 39% del sueldo de sus últimos tres años.
Conclusión para Iglesias: "Con una cotización básica equivalente al 10% del sueldo, una persona, sea hombre o mujer, no puede aspirar a tener una pensión cercana al sueldo en su vida activa y por ello cualquier solución a este problema pasa inevitablemente por incrementar el ahorro previsional".
Para solucionar en parte el problema, Andrea Repetto cree posible extender los beneficios del Pilar Solidario. Eso sí, advierte que habría que estimar el costo y también discutir sobre otros usos posibles de los recursos involucrados porque, mal que mal, junto con las bajas pensiones, el Estado tiene que hacerse cargo de otros problemas sociales, tanto o más acuciantes que aquellas.
Pilar solidario
El pilar solidario implica una carga para el fisco, equivalente al 0,77% del producto interno bruto (unos US$ 2.300 millones) y se prevé que en pleno régimen, hacia 2025, subirá al 1,4% del PIB. No fue diseñado para atender a trabajadores con ingresos medios, que corren el riesgo de no alcanzar una pensión razonable en el futuro.
En 2012 el gasto previsional total del fisco representó el 19,2% del presupuesto, equivalente a unos US$ 11.100 millones. Junto con los beneficiarios del pilar solidario (1.349.281 personas), se suman a este gasto los aportes para los pensionados del Instituto de Previsión Social (ex INP) y el personal retirado de las fuerzas armadas.
Además del pilar solidario, la reforma de 2008 introdujo una serie de mejoras al sistema previsional, orientadas a ampliar la cobertura de beneficios para los sectores más vulnerables. Entre otras: subsidio previsional a los trabajadores jóvenes, bono por hijo para las mujeres, incentivos de cargo fiscal para el Ahorro Previsional Voluntario, creación del Fondo para la Educación Previsional, cotización del seguro de invalidez y sobrevivencia para los empleados públicos, un crédito contra el impuesto de primera categoría por las actividades que subcontratan las AFP; y asignación familiar y de cobertura de la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales para los trabajadores independientes.
(*) Periodista-analista económico y escritor de varios libros. Este artículo fue tomado del diario La Segunda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario