CACEROLAZOS, UN
PRODUCTO
PRODUCTO
CHILENO DE
EXPORTACIÓN
Por Enrique Fernández
Las cacerolas hicieron oír
su bulliciosa protesta en Venezuela, luego de la estrecha victoria electoral de
Nicolás Maduro, que mañana viernes jurará como nuevo Presidente. Fue el derrotado
candidato Henrique Capriles quien llamó al “cacerolazo” la noche del domingo,
cuando se negó a reconocer el triunfo del sucesor de Hugo Chávez.
¿Dónde y cuándo nació esta
sonora modalidad para expresar el descontento social?
Fue en Chile, según recuerda
una crónica de la corresponsal en Santiago de la Agencia France Presse (AFP),
Paulina Abramovich. Sucedió hace cuatro décadas, en tiempos del Presidente
socialista Salvador Allende, cuando las mujeres del Barrio Alto de Santiago
comenzaron a golpear cacerolas y sartenes, al caer la noche, para reclamar por
el desabastecimiento y la inflación.
“Fue la demostración más
sonora de la fuerte polarización social que se vivía en Chile en esa época y
que derivó en el golpe de Estado que el 11 de septiembre de 1973 acabó con el
gobierno de Allende e instaló la dictadura de Augusto Pinochet”, señala el
despacho de la corresponsal.
Pasaron 10 años, hasta que
el 11 de mayo de 1983 se volvieron a escuchar las cacerolas, botellas,
campanas, bocinas de automóviles y todo tipo de objetos sonoros, para protestar
contra el régimen de Pinochet. Ese día, convocada por la Confederación de
Trabajadores del Cobre (CTC), estalló la Primera Jornada de Protesta Nacional
que exigía “el restablecimiento de la democracia”. Y el líder de una explosión
social que parecía imposible, frente al poder y la represión que impusieron los
militares, fue el dirigente minero de 30 años Rodolfo Seguel.
"Nosotros habíamos
convocado a un paro nacional, pero como la dictadura militarizó todos los
yacimientos y teníamos información de que iba a haber una gran matanza,
preferimos no hacer un paro y decidimos transformarlo en protesta, haciendo
sonar las ollas", recuerda Seguel, en declaraciones a la periodista de la
AFP.
"El ruido era una cosa
que enfermaba a cualquiera. Con el paso del tiempo, las protestas fueron
aumentando en contenido y la gente fue arriesgándose cada vez más", agrega
Seguel, a quien alguien bautizó como “el Walesa chileno”, al compararlo con el
líder de los astilleros polacos Lech Walesa (izquierda), que se alzó contra el régimen
comunista.
En 1990, el mismo año en que
se restauró la democracia en Chile, Walesa se convirtió en Presidente de
Polonia, mientras Seguel pasaba a ocupar un escaño en la Cámara de Diputados,
en representación del Partido Demócrata Cristiano (PDC).
Las bulliciosas jornadas
chilenas se extendieron entre 1983 y 1985, con una estela trágica de decenas de
muertos bajo los disparos de la policía y los militares. Por esa época, a
partir de agosto de 1983, también estallaron cacerolazos contra la dictadura
militar en Uruguay.
Pero este producto de
exportación también se hizo presente en Argentina, donde aparecieron los cacerolazos durante la crisis
económica de 2001 y 2002. Y en octubre pasado el ruido de las cacerolas llegó a
México, durante protestas convocadas por el Movimiento Juvenil “Yo Soy 132”, en
la línea de los “Indignados” de España.
Henrique Capriles también recurrió al cacerolazo la noche de su derrota el domingo pasado. |
Los manifestantes de esta
época salen a las calles y plazas junto a familiares y profesores, en un
ambiente casi de fiesta, mientras en otros tiempos no sabían si volverían a
casa o pasarían a integrar las listas de muertos y desaparecidos.
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