EL GRAFENO Y LA RENACIONALIZACIÓN DEL COBRE
Por Leonel Sánchez Jorquera
En el año 2010 se otorgó el premio Nobel de Física a los científicos rusos Andréy Gueim y Konstantín Novoslovóv por sus aportes, experimentos y trabajos con el grafeno (que es un compuesto del carbono) donde lograron aislarlo y sintetizarlo.
Algunos de los atributos del grafeno – y sus innumerables aplicaciones – está relacionado con su conductividad eléctrica similar a la del cobre.
La literatura especializada señala que la industrialización y comercialización del grafeno producirá una verdadera revolución tecnológica y económica durante la primera mitad del siglo XXI.
De hecho la Academia Sueca cuando anunció el Nobel para los científicos rusos señaló, a propósito del grafeno, que “como conductor de electricidad rinde tanto como el cobre. Como conductor de calor rinde más que cualquier otro material. Es casi totalmente transparente y muy denso”.
Si bien desde un punto de vista científico, la sustitución del cobre por el grafeno – como conductor de electricidad – ya es posible, todavía faltan algunos años para que sea una tecnología aplicada, y otros años más para que sea una industria instalada. El problema es que no se puede determinar en qué plazos pueden ocurrir dichos procesos y cualquier guarismo de años es meramente especulativo.
Por lo anterior, tiene que haber un estricto seguimiento de la evolución del conocimiento sobre el grafeno. Los diversos actores vinculados al mercado del cobre ya lo están haciendo.
En tal sentido, el grafeno debiese ser un tema de preocupación en el diseño y elaboración de las políticas públicas relacionadas con el cobre por parte del Estado de Chile y, en cierta forma, potencia el debate sobre la renacionalización del cobre en nuestro país.
En efecto, entendiendo la renacionalización del cobre como un debate sobre una nueva política hacia la utilización del cobre, que implique un rol más activo del Estado, cuyo estatuto jurídico debe considerar la protección de dicho recurso para fortalecer un modelo de desarrollo conforme a los intereses de la mayoría del país y no de los grupos económicos, el grafeno nos plantea la urgencia del debate.
Actualmente, casi el 80% del cobre se utiliza en usos eléctricos y electrónicos. Si bien no es el único conductor de electricidad presente en el mercado, es sin duda la industria más eficiente – hasta el momento – para satisfacer las demandas en el área.
El cobre también tiene otros usos (cañerías de agua, parque automotriz, maquinarias, aire acondicionado, etc.) asociado a sus propiedades antimicrobianas y anticorrosivas que escapan a las posibilidades eficientes del grafeno.
Por lo anterior, el Estado debiera preocuparse de fomentar una industria que otorgue valor agregado al cobre y no solamente su explotación como materia prima. Una política de renacionalización del cobre debe contener un componente de industrialización cada vez mayor, con metas y objetivos, buscando un desarrollo en aquellas aplicaciones y usos alternativos a la mera conductividad eléctrica.
Tal vez detrás del avance científico sobre el grafeno estén las decisiones políticas y económicas de explotación del cobre en Chile privatizando cada vez más su extracción y exportación como simple materia prima, lucrándose con el cobre antes que se produzca lo mismo que pasó con el salitre natural.
Recordemos que las proyecciones para el año 2013 son de hasta US$ 4 la libra gracias al esperado repunte de la economía china que consume más del 43% del cobre que se produce en el planeta, y que se mantendrían los precios altos en los próximos cuatro años.
El debate de la renacionalización del cobre debe ser ahora. El grafeno le dio “suma urgencia” a dicha discusión. Se debe definir una política pública de explotación, refinamiento, industrialización y comercialización del cobre como una riqueza básica del país.
Esta historia no es nueva. Recordemos al salitre natural de nuestro país, cuya época de bonanza fue aprovechada por la oligarquía criolla y los inversionistas extranjeros, y cuya decadencia comenzó cuando fue sustituido por el salitre sintético, proceso que se inició – precisamente – cuando un científico alemán (Fritz Haber) ganó el premio Nobel de Química (1918) por sintetizar el amoniaco del cual se obtiene el salitre sintético. El resto de la historia ya es conocida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario