Por Adrián González Fernández
Hay instituciones que dejan una huella imborrable. Es el caso de un gran matutino que tuvo Valparaíso y que por estos días habría cumplido 128 años, ya que dejó de publicarse hace cuarenta.
Fue el diario “La Unión” de Valparaíso (Fundado el 23 de enero de 1885).
Ubicado en la esquina de Edwards con Chacabuco tuvo una torre emblemática que Renzo Pecchenino, Lukas, la bautizó como “la pisacorazones” y que en 1922 inauguró un luminoso circular (invento de Julio César Vera) que entregaba noticias con un sistema ingenieril que en aquel tiempo era único en el mundo.
“La Unión” marco hitos exclusivos en su tiempo. Desde 1936 introdujo un suplemento dominical de historietas a color que -único en Chile- era disputado por grandes y chicos. La memoria nos lleva a recordar con nostalgia a Dick Tracy, Ana la Huerfanita, Jorge el Piloto y Daniela Sesohueco, entre otros.
En su línea editorial desplegó valientes campañas denunciando la fuga de empresas a la capital, una permanente lucha por la descentralización de Valparaíso, por el progreso de los cerros y el deporte popular.
Este querido diario porteño desplegó una intransable defensa de nuestra soberanía a través de sus editoriales o en la voz de líderes como Exequiel González Madariaga. Esta actitud editorial le valió nombradía internacional.
La torre emblemática de La Unión a la izquierda de la foto de archivo |
Otro rasgo característico de “La Unión” es que fue un verdadero diario-escuela que desde los tiempos de Fernando Silva Maqueira y Ramón Cortés Ponce fue forjador y formador de grandes comunicadores sociales de la prensa escrita. Aún quedan colegas en actividad o retirados que deben su profesión a este noble medio porteño. Fueron los tiempos en que aún no aparecían las escuelas de periodismo y en que el reportero de calle se hacía a puro ñeque , sin el respaldo de la cibernética. Fueron los años del “pateo de la calle” tal como acertadamente lo dijo nuestro colega español Alfredo Amestoy.
Uno de los últimos directores de “La Unión” fue don Alfredo Silva Carvallo, eminente periodista y hombre de letras, a cuyo alero muchos abrazamos una causa que hasta el día de hoy mantenemos con orgullo en el recuerdo anual de un diario que se nos metió en el corazón. Fue sucedido por Jorge Molina Valdivieso, un político democristiano, bajo cuyo mando el diario se declaró en quiebra y luego desapareció para siempre.
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