Un terremoto de magnitud 4.8 sacudió ligeramente la
ciudad de Nueva York, de momento sin víctimas que lamentar, según las
autoridades geológicas estadounidenses.
El Servicio Geológico de Estados Unidos fijó el
epicentro del sísmo en las inmediaciones de la localidad de Lebanon (Nueva
Jersey), a unos 50 kilómetros de la isla de Manhattan, con un hipocentro a 4,7
kilómetros de profundidad.
El sísmo se registró a las 10.20 de la mañana, hora
local, 9.20 de Chile y 16.20 en la España peninsular.
Como medida inicial de precaución, la Autoridad Federal de Aviación suspendió temporalmente los vuelos en los aeropuertos de Newark (Nueva Jersey) y el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.
Los
expertos dijeron que el movimiento sísmico era extraño porque Nueva York no
está situado sobre una falla entre el límite de dos placas tectónicas grandes,
lo que no significa que no existan otras fallas superficieles cercanas, las que
también provocan movimientos telúricos.
Si bien no fue un sismo de intensidad alta, en comparación con los que suelen ocurrir en Chile, el hecho sí fue noticia, ya que no es muy común percibir temblores en esa zona y los neoyorkinos no están acostumbrados a los sismos.
El geólogo Cristián Farías, autor de “Volcanes y terremotos” y “Manual para sobrevivir a nuestra loca geografía”, declaró a Radio Biobío que “por más de que no exista una falla famosa o conocida sobre la cual esté la ciudad de Nueva York, o cerca de ahí, sí hay varios elementos geológicos que sugieren que efectivamente habría una falla”, señaló el experto.
En
pocas palabras, se trata de sismos que se generan sobre fallas
superficiales. “No es como que uno pueda decir ‘¿por qué tembló en Nueva
York si no hay una falla?’. Si tembló es porque hay una falla”, enfatizó.
Según
Farías, un temblor o un terremoto ocurre cuando se tiene una fractura en
la corteza terrestre y ambos lados de la fractura intentan moverse de
forma distinta.
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