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miércoles, 3 de abril de 2024

LOS SUEÑOS DEL REINO UNIDO PARA REVIVIR EL “EMPIRE” (1)



Por Eduardo J. Vior*-

Tektónikos, Argentina 





Antes de fin de 2024 se realizarán en Gran Bretaña elecciones generales en las que, después de 14 años, muy probablemente el Laborismo volverá al gobierno. La última encuesta de YouGov da al actual partido opositor 468 diputados contra 98 que retendría el Partido Conservador. 

Dado el reciente giro del Partido Laborista hacia el centro, empero, el cambio de gobierno no implica necesariamente que vaya a haber fuertes modificaciones en todas las políticas públicas, como por ejemplo en la política exterior y de defensa. Los dos partidos coinciden en mantener el rol del Reino Unido como una de las grandes potencias mundiales. Para ello deben financiar el despliegue mundial de su Marina de Guerra, que abarca hasta la Argentina, y reforzar el potencial de su intervención militar en Europa Oriental, aunque la debilidad de su economía y el rechazo de su población les juegue en contra.

Aunque no lo propició abiertamente, el Partido Conservador aceptó la decisión del referéndum de 2016 sobre el Brexit y llevó adelante las negociaciones con la Unión Europea hasta la salida definitiva en 2020. En ese momento, el entonces primer ministro Boris Johnson se comprometió a negociar un tratado con el bloque europeo que después postergó indefinidamente. Los vínculos entre ambas partes quedaron en el limbo. Por el contrario, los laboristas quieren una relación mucho más estrecha con la UE, particularmente con Francia y Alemania, y muy especialmente en materia de defensa. 

La política exterior de un eventual gobierno laborista se caracterizaría por su fuerte acentuación ideológica. Para Labour, la contradicción principal de la política mundial se da entre democracias y dictaduras. Entre las últimas, su líder, Keir Starmer, cuenta a Rusia, Azerbaiyán (por su ataque a Armenia), Irán, China y Corea del Norte. Consecuentemente, aboga por la inmediata incorporación de Ucrania a la OTAN, lo que habilitaría –lo dice explícitamente– la imposición de una zona de exclusión aérea para impedir a la aviación rusa bombardear Ucrania y el envío de tropas para defender a Kiev. Al mismo tiempo, el líder laborista insiste en denunciar la complicidad de los conservadores con oligarcas rusos y el financiamiento del Brexit con fondos de Moscú.

No obstante el fragor de la campaña electoral que ya se anuncia, la mayoría de los británicos no ve ninguna diferencia en el apoyo de ambos partidos a la política israelí hacia la Franja de Gaza así como en la política de defensa en general. Los dos coinciden en equilibrar la relación con China, en el desarrollo de la economía mundial, la alianza transatlántica y el apoyo continuado a Ucrania. También se asemejan en su falta de alternativas para el caso de que las elecciones parlamentarias europeas de este junio conduzcan a la formación de un fuerte bloque antieuropeista, o de que en noviembre próximo Donald Trump recupere la presidencia de Estados Unidos.

Por cierto, existen algunas diferencias entre las visiones de política exterior de los partidos. La más notable es la “seguroeconomía” de la eventual canciller laborista Rachel Reeves, que centra la política exterior en la protección de las cadenas de suministro y desalienta la deslocalización de industrias críticas. La formalización de la cooperación en materia de seguridad con la UE y una mayor atención a la lucha contra las finanzas ilícitas son otras notas peculiares de la política exterior laborista. 

Los dos partidos intentan, con todo, equilibrar la necesidad de mantener relaciones con China, cuyas acciones en materia de cambio climático, pobreza mundial y tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, serán importantes para el Reino Unido, con el cuestionamiento que hacen de  su historial en derechos humanos. Sobre todo, ambos quieren proteger los activos, las infraestructuras y las cadenas de suministro británicas de una excesiva dependencia de China.

El Indo-Pacífico

 (Abarca desde Asia-Pacífico hasta Oriente Medio y África a través del océano Índico) 

En un principio, los laboristas se mostraron reticentes al plan del actual gobierno para un mayor despliegue diplomático y militar en el Indo-Pacífico, pero más recientemente el eventual ministro de Defensa laborista, John Healey, se ha comprometido a aprovechar la inclinación hacia la región y a hacer que funcione el pacto AUKUS con Australia y Estados Unidos. 

La reorientación del Reino Unido hacia el Indo-Pacífico ha aumentado la importancia de Gran Bretaña en la región. A medida que se aleja la espumosa retórica post-Brexit de la Global Britain (Gran Bretaña Global), Londres está buscando cómo desarrollar más sólidamente su reinserción en la vasta región entre el Océano Índico y el Pacífico. No altera su Concepto Operativo Integrado (IOC, por su nombre en inglés) de 2021, que daba un enorme relieve al softpower, pero desplaza el peso de los factores hacia el poder duro.

Para ello, el instrumento principal es la expansión y desarrollo tecnológico de la Royal Navy. En medio de la escalada de tensiones en Asia Occidental, el Reino Unido reforzó su presencia naval en la región del Golfo y el secretario de Defensa del gobierno de Rishi Sunak, Grant Shapps, subrayó la importancia de hacerlo.

Al mismo tiempo, una fuerza operativa de ocho países dirigida por el Reino Unido inició a fines de 2023 patrullas desde el Canal de la Mancha hasta el Mar Báltico. El objetivo de esta iniciativa es proteger de posibles amenazas los cables submarinos vitales para Europa. Con una media diaria de 50 grandes buques mercantes atravesando el estrecho de Bab-el-Mandeb y el doble de ellos pasando por el estrecho de Ormuz, la protección de estos activos submarinos críticos es asimismo primordial. El bloqueo del movimiento yemenita Ansar Alá al pasaje por el estrecho de Bab el Mandeb de buques hacia Israel, así como el corte del cable de Internet submarino en ese mismo lugar, muestran la vulnerabilidad de las líneas de suministro occidentales.


*Doctor en Ciencias Sociales y en Sociología, periodista independiente sobre América Latina y política mundial. Profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Aporte de la agencia Others News de Italia.

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