En los años inmediatamente posteriores a la Primera Guerra Mundial, Siria pasó a ser un protectorado francés conforme a los acuerdos plasmados en el Tratado Sykes-Picot por sus signatarios, Sir Mark Alan Sykes y el Embajador Francois George Picot. Bajo dominio francés, a comienzos de la década de 1930, un grupo de políticos sirios en Damasco fundó el Partido Ba'ath, de características fascistas mussolinianas, relacionado con Action Francaise y su líder Charles Maurras. Por más de treinta años ese partido consiguió navegar las idas y vueltas de una guerra mundial, los conflictos de la descolonización, el liderazgo de Gamal Abdel Nasser desde Egipto, la derrota en la guerra contra Israel en 1967, para finalmente llegar al poder apoyando el golpe de estado del General Hafez Al-Assad en 1971.
Durante cincuenta y tres años, el régimen dinástico de la familia Al-Assad, primero el padre y luego el hijo Bashir Al-Assad, siempre con el concurso del Partido Ba'ath, gobernó Siria con mano de hierro. El alzamiento de diversas facciones islámicas y fuerzas políticas en las principales ciudades, remató en el comienzo de cruenta guerra civil en 2011 con la directa intervención en apoyo del régimen de Bashir Al-Assad primero de Rusia buscando mantener su base naval en Tartus, Mediterráneo oriental; más adelante de Irán en 2013, mediante el envío de la División Quds de su ejército al mando del legendario General Qassem Suleimani, muerto en Iraq en operación conjunta de la CIA y elementos de inteligencia militar americana.
El régimen de los Assad nunca pudo gobernar un país socialmente desunido, esa familia provenía de una tribu minoritaria, los Alauí; desde un comienzo tuvo la hostilidad de otra tribu minoritaria, la rama en Siria de los drusos de origen libanés radicados en Souweida ciudad cercana a la base militar en Deraa. Assad padre tuvo una amarga enemistad con el líder druso Walid Jumblatt; estas divisiones se acentuaron con el curso de la prolongada guerra civil. Estados Unidos intervino estableciendo una base aéreo-militar en el sur cerca del límite con el Reino de Arabia Saudita; Rusia agregó dos bases aéreas, hoy desmanteladas, mientras el grueso de fuerzas rebeldes se ubicó en un enclave en el noreste del país recibiendo apoyo logístico y político del gobierno de Turquía. Todo este andamiaje se vino abajo drásticamente, en una ofensiva relámpago iniciada el 27 de noviembre recién pasado, al día de hoy las fuerzas rebeldes controlan Damasco, y el dictador Bashir Al-Assad estaría en Moscú con su familia, recibido en calidad de refugiado por Rusia citando razones humanitarias ... !?
Quienes son estos rebeldes hoy en posición de gobernar Siria? Después de un vistazo a la prensa occidental impresa y electrónica, es posible armar un cuadro muy básico de la principal organización y su líder. La principal fuerza militar pareciera ser Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una coalición de fuerzas islamistas sucesoras de Al Qaeda y de Estado Islámico, la gran mayoría de sus integrantes son musulmanes suníes, su principal comandante de terreno va por el nombre de Hassan Abdel Chani, esto último según Le Figaro y Le Monde bien dateados por inteligencia francesa.
El fundamental liderazgo político de los rebeldes recae en un hombre de cuarenta años de edad, originalmente llamado Ahmed Al Sharaa, nació en familia acaudalada de prominencia social y política, a los veinte años de edad pasó a Iraq para luchar contra la ocupación americana, fue capturado, estuvo cinco años en prisiones militares americanas: Abu Grahib y Camp Bucca. Liberado en el 2011, volvió a Siria con el nombre de Abu Mohammed al-Jolani, en agosto de ese año fundó Jabhat al-Nusra como rama de Estado Islámico; sin embargo, siempre enfatizó sus raíces sirias, tanto The Times como The Telegraph ambos de Londres, apuntan a definirlo como nacionalista islámico. Ahora, deberá recorrer la distancia que lo separa de victorioso líder rebelde a las responsabilidades de gobernar.
En las guerras no hay empates, hay ganadores y derrotados. El principal ganador es Abu Mohammed al-Jolani; lo sigue, de cerca, el Presidente Erdogan en Turquía; un poco más allá, el régimen gobernante en el Reino de Arabia Saudita. Entre los perdedores, en primer lugar la República Islámica de Irán, se jugó apoyando militar y políticamente al régimen de Bashir Al-Assad; le sigue muy de cerca en el grupo de los derrotados, Rusia, el rápido desmantelamiento de sus bases aéreo-militares en territorio sirio es indicativo de la lectura de los asuntos desde Moscú, en este sentido según precisas fotografías publicadas por la prensa británica, sin duda bien dateada por sus servicios de inteligencia, se pueden ver un transporte artillado, dos submarinos convencionales, y tres fragatas abandonando la base naval en el puerto de Tartus.
En situación singular, el gobierno del Primer Ministro Netanyahu en Israel ha ordenado bombardear instalaciones civiles en Damasco, según los israelíes serían depósitos de armas y municiones, aprovechando la indefensión en medio del desorden imperante en Siria. Observando el desarrollo del acontecer tan de cerca como es posible hacerlo, el Reino de Jordania; también las otrora potencias coloniales europeas, Siria es un país grande, tiene recursos, su normalización sería más que bienvenida. En otra dimensión, los Estados Unidos deberán revisar su enfoque de las fuerzas rebeldes victoriosas, en los informes sobre el Medio Oriente y Derechos Humanos emitidos por el Departamento de Estado, Hayat Tahrir Al-Sham (HTS) está ubicada en la categoría de organizaciones terroristas.
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