¿Evo culpable o la mala política?
La crisis política y económica que atraviesa Bolivia, marcada por la pugna entre el presidente Luis Arce y Evo Morales, así como la orden de detención contra este último por supuesto abuso sexual no vislumbran nada bueno en este país sudamericano para 2025.
La fractura interna en el otrora
monolítico Movimiento al Socialismo (MAS) comenzó en 2022 con el enfrentamiento
entre las facciones del actual presidente Luis Arce y el exmandatario Evo
Morales por la candidatura presidencial. Sin embargo, en noviembre pasado, dos
decisiones del Tribunal Constitucional inclinaron la balanza a favor de Arce.
El 1 de noviembre, el
Constitucional resolvió que ningún candidato puede buscar un tercer mandato
presidencial, ya sea continuo o discontinuo, bloqueando la postulación de
Morales, que ya gobernó en tres períodos (2006-2019).
Dos semanas después, la corte
reconoció que el nuevo jefe del MAS es el dirigente campesino Grover García,
afín al presidente Arce, desplazando a Morales tras 27 años de liderazgo.
El Constitucional ha sido objeto
de críticas de parte del “evismo” y la oposición en el Legislativo, que le
acusan de tomar decisiones políticas que alientan el choque de poderes. Los
jueces de ese órgano serán reemplazados parcialmente, tras las elecciones
judiciales fijadas para este domingo 15 de diciembre.
Cerco judicial contra Morales
La situación judicial de Evo Morales también ha empeorado en otro flanco. La fiscal Sandra Gutiérrez presentó la imputación por “trata de personas con agravante” contra el líder por su supuesta relación con una menor cuando era presidente en 2019.
También se ha emitido una orden
de aprehensión y una alerta migratoria para que no salga del país. La
autoridad, además, pedirá seis meses de detención preventiva para el
exgobernante.
Según la fiscal, existen indicios de que Morales mantuvo relaciones con la menor desde que tenía 14 años y de que ella tuvo una hija para el exmandatario a sus 16 años. Pepe Mujica trata de aconsejar a Evo
Los abogados de Morales han rechazado la denuncia, afirmando que no existe una víctima y han acusado a la Fiscalía de tomar medidas políticas para inhabilitarlo como candidato para el 2025.
La joven, que ahora es mayor de
edad, y su madre vivían cerca de la frontera con Argentina, pero no se sabe
nada de ellas desde el pasado 2 de octubre, cuando estalló el escándalo con una
primera orden de detención para Morales, luego anulada.
Del intento de golpe contra Arce
al atentado contra Morales
El escenario político del año
también tuvo momentos de alta tensión.
El 26 de junio, se produjo un
levantamiento militar contra Arce, protagonizado por el general Juan José
Zúñiga, que movilizó vehículos blindados y derribó la puerta del antiguo
Palacio de Gobierno.
La movilización comenzó pasado
el mediodía y fracasó tres horas después con el relevo de la cúpula militar y
la detención de Zúñiga, que dijo haber orquestado la revuelta con Arce para
ayudar a subir su popularidad.
El presidente negó la versión y
defendió que fue objeto de un intento de golpe, mientras que Morales tildó lo
sucedido como “autogolpe”.
La tensión volvió el 27 de
octubre cuando supuestos agentes tirotearon dos vehículos de Morales en la zona
cocalera del Chapare.
El exmandatario denunció un
intento de asesinato porque sus vehículos recibieron 18 disparos durante una
persecución. El Gobierno negó la denuncia y acusó a Morales de ser él quien
disparó a la Policía para evitar un puesto de control antidroga.
Pese a su gravedad, lo sucedido
no ha sido investigado y refleja la polarización existente en el país y el
choque de narrativas a favor y en contra, sin que parezca haber condiciones
para ser aclarado por completo.
Pérdidas millonarias
Previamente, en septiembre,
Morales también encabezó una marcha de una semana de miles de sus seguidores,
desde el altiplano a La Paz para tratar de sumar apoyo en los bloqueos
previstos para octubre.
El peor de los bloqueos duró 24
días entre octubre y noviembre, sobre todo en la región central de Cochabamba.
El gobierno tuvo que recurrir al Ejército para ayudar a la Policía en el
desbloqueo, que se saldó con varios heridos y un centenar de detenidos.
En total, según el propio Arce,
los bloqueos del “evismo” durante el año, causaron pérdidas por casi 4.000
millones de dólares, igual a un 9 % del PIB nomimal, calculado en 45.000
millones de dólares.
En medio de las protestas,
Morales hizo una huelga de hambre de cinco días y hubo momentos de fuerte
tensión cuando sus seguidores ocuparon temporalmente tres cuarteles militares
en la zona cocalera del Chapare, aunque sin mayores consecuencias.
Y la economía anda mal, mal
En la esfera económica, el 2024
también marcó un punto de inflexión, según el analista económico Joshua
Bellott.
“Ha reventado la burbuja del
modelo económico instaurado por el MAS desde el 2006”, sostuvo.
La escasez de dólares que ha
paralizado o ralentizado actividades económicas, el desabastecimiento de
combustibles y una inflación acumulada de 8,8 %, que es la más alta en 16 años,
fueron las señales de la crisis.
Las reservas del Banco Central
se han situado en 1.900 millones de dólares, después de haber llegado en 2014 a
15.000 millones de dólares. La deuda externa actual es de 13.500 millones de
dólares y suman 11 años de déficit fiscal, que para esta gestión se ha
proyectado en 7,8 %.
“El modelo se ha agotado y solo
puede mostrar crisis. Los problemas que sufre la economía boliviana son
estructurales, por lo tanto difíciles de cambiar. Si se quieren cambiar, vamos
a sufrir un costo social muy importante”, dijo Bellott a France 24.
El ministro de Economia y
Finanzas, Marcelo Montenegro, ha culpado al “evismo” por no haber aprobado en
el Parlamento créditos por 1.200 millones de dólares para aliviar las
limitaciones económicas del Estado.
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