El expresidente de Estados Unidos Donald Trump reiteró su promesa de que terminará con “el caos de seguridad nacional” en la frontera sur del país que le ha costado a los contribuyentes más de 600.000 millones de dólares en menos de cuatro años.
Regímenes
autoritarios como el de Venezuela, Cuba, Nicaragua han abierto sus cárceles
para enviar criminales a EE UU, pero también ha ocurrido lo mismo con grupos
terroristas de todas partes del mundo para infiltrar miembros y simpatizantes
en territorio estadounidense.
Según el Diario Las Américas de Miami (DLA), recientemente fueron arrestados 8 individuos que entraron por la frontera sur y con vínculos directos con los terroristas de ISIS (El llamado Estado Islámico).
Y es por esas razones que Trump dijo que muchos inmigrantes "envenenan la sangre del país" y "provienen de prisiones y cárceles", "de instituciones mentales y manicomios", porque no todos los que entran de todas partes del planeta vienen a trabajar. Sin embargo, esta situación no ocurre sólo en Estados Unidos sino que en varios países de América, entre ellos Chile, Perú, Ecuador, Colombia, México, entre otros. El problema migratorio afecta también a otros continentes como Europa.
Demócratas dentro del partido dominado por una corriente socialista, mal llamada progresista, ahora opinan que el muro fronterizo es necesario para contener las estampidas de migrantes, además de cerrar la frontera.
El expresidente ha dicho que hará deportaciones masivas de migrantes ilegales, después de que Biden ha permitido la entrada de casi 11 millones de ilegales al país, en el mayor desastre de seguridad nacional de EE. UU.
La mayoría de los estadounidenses (más del 70%) desaprueba las políticas económicas, de inmigración y de exteriores de la administración Biden por las graves consecuencias que ha ocasionado, escribió DLA.
En una entrevista reciente, el senador republicano (derecha extrema) Marco Rubio foto izaquierda) denunció una vez más los planes reales de la Casa Blanca con la entrada de millones de personas a EE UU. Su propósito real es intentar regularizarlos en busca de votos para elecciones futuras. Es decir, la izquierda y la extrema izquierda sólo buscan comprar votos, una nueva estrategia para afianzarse en el poder al mejor estilo de los regímenes autoritarios en el mundo con cara de democracia, agregó DLA.
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