ASI ESCRIBIÓ EL PAÍS LA LIBERTAD
DE ASSANGE
Por Miguel Jiménez
Diario EL PAIS de España
De la cárcel británica, desde la que estuvo combatiendo contra su
extradición, salió el lunes para embarcarse en un avión privado en el
aeropuerto de Stansted (Londres) que, tras hacer escala en Bangkok (Tailandia),
aterrizó este mismo miércoles (horario local) en el Aeropuerto Internacional de
Saipán. Assange, de 52 años, llegó al juzgado acompañado por el embajador de
Australia en Estados Unidos, el antiguo primer ministro Kevin Rudd. El Gobierno
australiano ha abogado desde hace años por su libertad.
El desenlace de una saga jurídica de largo recorrido se ha producido en
un lugar pintoresco, en un moderno palacio de justicia, no muy lejos de la
playa, de la mayor de las 14 islas del archipiélago situado al norte de Guam,
que constituye un Estado libre asociado de Estados Unidos, como Puerto Rico.
Sus habitantes son ciudadanos estadounidenses, pero no pueden votar en las
elecciones presidenciales ni tienen representación en el Congreso. En pleno Océano Pacífico, está a unas horas de vuelo de Australia, país natal y
destino de Assange para saborear la libertad.
La propia jueza ha preguntado
por qué se había presentado el caso en su juzgado. El fiscal estadounidense
Matthew McKenzie ha explicado que la razón era la cercanía al país de origen de
Assange. La víspera, el Departamento de Justicia ya había anticipado que el
fundador de Wikileaks había rechazado comparecer ante un juzgado de los Estados
Unidos continentales.
Tras prestar juramento, el
acusado ha contestado a algunas preguntas preliminares y ha hecho constar su
renuncia a que su imputación sea decidida por un gran jurado. Ha confirmado que
no fue amenazado ni coaccionado para firmar el acuerdo, firmado en el aeropuerto
de Stansted (Londres). Assange se ha declarado culpable de un solo delito de
conspirar para obtener y diseminar ilegalmente información clasificada
relacionada con la defensa nacional de Estados Unidos, castigado con un máximo
de 10 años de cárcel, pero para el que los fiscales aceptan que solo se le
condene al tiempo de prisión ya cumplido.
Assange se ha definido como un
periodista, y ha declarado que considera que su actuación al instigar a su
fuente, Chelsea Manning, a proporcionarle información clasificada debería estar
protegida por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que
consagra la libertad de expresión. Al tiempo, ha admitido que violó con sus
actos la ley de Espionaje y que sería difícil ganar en un juicio su caso.
Antes del acuerdo, el
Departamento de Justicia acusaba a Assange de 17 delitos contra la Ley de
Espionaje y uno por intromisión en un ordenador. El editor australiano se
enfrentaba a una pena máxima de 175 años de prisión, principalmente por la
filtración de más de 250.000 documentos clasificados del Departamento de Estado
estadounidense en noviembre de 2010. EL PAÍS fue uno de los medios que participó en el
esfuerzo concertado de publicación
de estos papeles.
Antes de ratificar el acuerdo,
la jueza Manglona le ha preguntado a Assange si estaba contento con el proceso.
“Eso podría depender del resultado de la vista”, ha bromeado, según la
periodista del Washington Post presente en la sala. El
resultado ha sido satisfactorio. “Le sentencio al tiempo que ya ha cumplido”,
ha dicho más tarde la jueza, que ha validado el acuerdo entre las partes. “Con
este pronunciamiento parece que podrá salir de este tribunal como un hombre
libre. Espero que esto restablezca un poco la paz”, ha añadido Manglona, que ha
recordado que la isla de Saipán celebraba esta semana 80 años de su propia
libertad. Assange ha quedado en libertad. Al salir del juzgado, la sonrisa ya
era completa.
Tras abandonar las dependencias,
sin hacer declaraciones, Assange se ha subido a un avión privado que ha
despegado a las 12:10 hora local (las 3.10 hora peninsular española) rumbo a
Canberra, la capital australiana, donde tiene previsto aterrizar a las 19:00
hora local (las 11:00 en península). En su país de origen le espera su esposa
Stella Assange y sus dos dos hijos, de 5 y 7 años, a los que solo ha conocido
estando en prisión.
“El procesamiento de Julian
Assange no tiene precedentes”, ha declarado su abogado estadounidense, Barry
Pollack, quien sí ha hecho declaraciones tras la vista. Pollack ha criticado
que en 100 años la Ley de Espionaje nunca haya sido utilizada por Estados
Unidos para perseguir a un editor o a un periodista. “El señor Assange reveló
información veraz, importante y de interés periodístico, incluida la revelación
de que Estados Unidos había cometido crímenes de guerra, y ha sufrido
enormemente en su lucha por la libertad de expresión, por la libertad de
prensa”. El abogado ha añadido que cree “firmemente” que el editor nunca
debería haber sido acusado. “Sin embargo, es apropiado que esta lucha termine,
y es apropiado que la jueza, como ha hecho hoy, determine que no sería justo,
sería apropiado, ningún encarcelamiento adicional para el señor Assange, y que
es hora de que se reúna con su familia”.
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